Templo de Escorpio

Nada más estaba recostada en mi cama, revivir tampoco había sido lo mejor del mundo. Parpadeo un par de veces, era muy incomodo todo, ya ni costumbre tenía de tener tal relajación.

-Rayos, como odio estar así, ni mucho siento mi cuerpo-

Me removí un poco o trate de hacerlo. Por momentos mis pensamientos eran mi única compañía en este solitario templo, el habernos revivido fue una gran 'alegría', pero ¿Que hacer?, si cada uno solo partió a su templo, sin decir más que un simple saludo. Tenía bastante curiosidad de saber como estaban todos, pero ni yo tenía total movilidad de mi cuerpo.

Escuche una voz y los pasos de aquella persona. Aun seguía tirado en mi cama sin nada interesante que hacer. El sonido de la puerta me saco de todo encimamiento, aunque mantuve los ojos cerrados al saber que era Dohko. Me parecía algo muy divertido el molestarle, pero bueno que podía hacer. Abro solo un poco mi ojo para ver una manzana, me relamí los labios al verla, hace ya que no podía probar de mis manzanas.

Siento el toque de su mano en mi frente retirando los molestos mechones de mi rostro, y de inmediato abro los ojos al escucharle gritar. -¡Dohko!- exclame sonriente, mientras me siento sobre mi cama. -Que envidia tu tienes mazanas..- resople mis mechones rebeldes. -Ami ya no me quedan..- confesé. -Y bueno no dormía, fue bueno molestarte aunque sea un poco- explayo un gran sonrisa de felicidad, era muy grato volver a ver a Dohko.

Hago un gestó de fingida molestia. Sonrió mostrando ojitos de inocencia, se me hacia algo tedioso levantarme 'Tan temprano'. Veo ligeramente hacía arriba cuando siento que revuelve mis cabellos y veo como toda mis cabellos están mas revueltos que de costumbre. Cojo sin decir nada la manzana dándole de inmediato un gran mordisco al tiempo mismo que me coloco de pie.

-Vale! vale!, ya me levanté, solo estaba flojeando un poco- sonrió sintiendo el Sol filtrarse en mi habitación y yo que tenía frío. Lo escucho ¿Buscar a alguien?, pues emm, sabía que mis compañeros debían estar aquí, pero ¿A quién podría buscar?, bueno ya se, quién no era tan complicado saber que aun tenía interés en verlo, pero ¿Que le diría?, ni idea. -Pues, ¿Buscar a alguien dices? pues.. eh- simplemente las palabras ya no me quedaban.

Sono interesante la idea de ver quién estaba aquí en el Santuario, por lo menos al pasar por aquel templo no estaría solo. -Bien Dohko vamos!- hablo dejando de forcejear con Dohko para seguirle ¿Que podría pasar? era solo ver quién aun estaba por aquí.

Siento un calor sobre mis mejillas al escucharle, y rió disimulando un poco. Coloque una mirada ::Pokerface: al oírle -Pues claro! ¡Me acabo de levantar!- exclamó fingiendo algo de molestia, me parecía en verdad gracioso. Y continuaría caminando así creo que los únicos que me molestarían por mi pijama serían Shura por no vestirme correctamente y Afrodita por andar tan desarreglado. Escucho sobre la manzana y mis ojos se abren de sobre-manera -Hecho!- sonrió desapareciendo en una nube de humo al salir de ahí a vestirme con rapidez. En menos de lo que pude imaginar ya estaba más presentable y tenía el cabello al menos 'Peinado' aunque no servía mis cabellos siempre fueron así. -Mi manzana!!!!!- exclamó al llegar junto a Dohko otra vez, quería esa manzana verde.

En verdad nunca penso que le hiciera caso pero Milo corria como alma que lleva el diablo para cambiarse, tranquilamente le da una nueva mordida a la manzana esperando a Milo y cuando gira el chico ya estaba a su lado

-buen chico- le da su recompensa dandole dos manzanas del mismo color por lo rapido -bien entonces vayamos a ver a quien nos encontramos arriba- decia divertido caminando con su amigo

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te veo en acuario

Observo las dos manzanas con ilusión, mientras pegó una gran mordida a la primera manteniendola en la otra en mano. -Si!- si exclamé divertido aun mordiendo sin cuidado la manzana -¿Que templo visitaremos?- pregunté como si nada, esperando que no fuera aquel.

-Esta bien..- respondí tranquilo. Un momento ¿¡ACUARIO!?, RAYOS! como podía ser que Dohko fuera así. Disimule el nerviosismo que tenía a Camus no lo veía ya hace mucho. -Te sigo- comenté bajo mordiendo de nueva cuenta aquella manzana.