Ruinas del Santuario

Aquel lugar no había cambiado en lo más mínimo, luego de todos estos años.

Recorrió aquel lugar, el último que había visto en vida, recordando hasta el más mínimo detalle de aquella noche.

Como llevaba a la pequeña Athena en sus brazos, los enfrentamientos con los soldados del santuario que lo creían un traidor, hasta la batalla con Shura, la que finalmente terminó con su vida.

Las piedras crujieron bajo sus pies cuando se acercó al acantilado del que recordó había caído en medio de la pelea, inclinó su cuerpo para observar la profundidad de aquel terreno por el que había caído tantos años atrás.

Se sentó en el borde de la roca, con sus piernas colgando hacia el vacío, y se quedó allí un tiempo, recordando con calma los sucesos de esa noche.

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Bostezo por septima vez en el día; camino por los alrededores; por el momento no había entrenamientos, no existía lucha por armaduras y él, DM estaba aburrido de tener que estar sin hacer nada. Camino por esas ruinas interminables y lo que no espero; frente a él a lado del acantilado estaba ese hombre; ese que todos consideraban un héroe y él también pero no lo iba a reconocer.


Quizás y sería mejor dar la vuelta y dejarlo solo con sus pensamientos, pero le vino el recuerdo. Ahí había sido perseguido por Shura. No estaría mal acercarse y conocerlo, después de todo DM era unos años menor y no tuvo oportunidad de saber como era. Así que se acercó a paso lento cuidando que las piedras no hicieran notar su presencia y cuando estuvo a pocos centímetros comento burlón.


- No te recomiendo que quieras saltar... después de todo ya tuviste esa experiencia tiempo atrás - rió - Si quieres suicidarte, conozco mejores lugares para hacerlo.


Se puso a su lado de pie y sintió el aire agitar sus cabellos, desde ese lugar la vista del santuario era magnifica.


- Te molesta si me siento... después de todo, si te tiras puedo avisarle al leoncillo.


Le miró, observó su perfil, sus dorados cabellos y su tes tan suave como la de un niño.


- ¡¿Cómo te sientes de haber revivido?! - le asalto la duda.

Una voz detrás suyo le obligó a girar la cabeza con sorpresa, no había pensado que alguien más podría estar en aquel lugar.

La sorpresa fue aún mayor al ver al inesperado visitante. Había tenido poco contacto con el ahora guardián de Cáncer años atrás y pensó que no era mala idea intenta conocer mejor a uno de sus compañeros.

Sonrió al detectar el sarcasmo en la voz del italiano.

- No te preocupes, no pensaba saltar. – Aclaró innecesariamente. Lo vio acercarse, notando lo mucho que había cambiado Deathmask en todos esos años, convirtiéndose en el hombre que ahora se encontraba de pie frente a él.

- Claro que no, me agradaría algo de compañía. – Respondió mientras movía su cuerpo hacia un lado, dejando mayor espacio para que el otro tomando asiento, invitándolo así a unirse.


Arqueó una ceja, intrigado por la repentina pregunta.

- En verdad me alegra poder tener una nueva oportunidad para apreciar las cosas que antes se nos hizo imposible. ¿No crees? – Contempló sonriente el perfil de su camarada, intrigado por ver lo que pensaba aquel.

DM se quedo sorprendido al ver la tranquilidad de Aioros; hubiera sido otro caballero, quizás y se hubiera molestado, tal vez y le hubiera mandado al carajo pero él no lo había hecho y por una extraña razón le hizo sentir incomodo.


Notó como el otro le dio espacio invitándolo a unirse a su lado; pero su integridad de caballero maldito estaba en sus venas por lo que le miró con furia fingida y siguió de pie, esta vez dejando de mirarlo y poniendo su mirada en alguna parte alrededor del santuario.


- Algo de compañía? ¿Qué no para ello esta su hermanito? - le preguntó ruzando los brazos a la altura de su pecho, respirando el aire seco de esas ruinas.


Le escuchó hablar de las oportunidades; y casi por un momento pensó en ello, pero no lo suficiente para lograr concretar las imagenes; así que agitó su cabeza de un lado a otro. Pensando con que contraatacar al griego; pero si lo meditaba no tenía porque molestarlo, después de todo, nunca había tenido la oportunidad de hablar con él y conocerlo a fondo.


- Esta bien, tu ganas - le dijo y se sentó no tan cerca de el pero si unos centímetros para darse cuenta que su cuerpo estaba tan desarrollado como el suyo, había despertado con la edad de Saga, eso a meritaba a que era más grande que él; pero sólo en edad, en experiencia estaba seguro que tenía las de ganar. Le miró sonreír y arqueó su ceja dándole a entender lo contrario. - Aun no estoy seguro que vaya a ser bueno... o quizás malo... he decidido no pensar en nada del futuro, sino el presente. Llenarme de alcohol y sexo - o lo volteó a ver divertido - oh pero si eres alguien que no sabe de ellos... Puedo enseñarte - rió no invitandolo y ni provocarlo, sólo salio en la charla eso.


Le había dado ganar charlar más con él.

Pestañeó confundido ante la mención de su hermano, supo de inmediato que no sería sencillo interpretar la complicada personalidad de Deathmask.

- Pero Aioria no está aquí. Y no porque seamos hermanos debemos estar juntos cada día. – Por más que adoraba a su hermano, consideraba igualmente importante compartir tiempo con el resto de sus camaradas.


Sonrió ampliamente cuando el otro tomó asiento a su lado y se permitió acomodar mejor su cuerpo, estirando los brazos hacia atrás, dejando que las palmas soportaran el peso.

Observó al canceriano de reojo, su apariencia no sólo había cambiado completamente desde la última vez que recordaba haberlo visto, sino que casi parecía de su misma edad, nadie podría adivinar que el italiano era un par de años menor.

Fijó su mirada en el perfil del canceriano, atento a sus palabras. Aquel hombre era mucho más profundo y pensativo de lo que quería aparentar. No pudo evitar que un leve rubor cubriera sus mejillas ante sus últimas palabras, agitó sus cabellos con una mano, intentando deshacerse de él, dejando salir una pequeña risilla. A pesar de eso no le había incomodado.

- Mejor puedo enseñarte yo a ti que hay más cosas en la vida que alcohol y sexo, Deathmask. – Propuso con su sonrisa de siempre. Sabía, o más bien intuía, que aquel hombre poseía mucha más experiencia que él en el arte de la seducción, algo que carecía al haber culminado su vida a la corta edad de catorce años.

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- Quizas y si es verdad y Aioria no esta aquí... pero no me digas que no te nació cuando despertarte de esa muerte; dudas y preguntas... y estoy muy seguro que no has logrado platicarlo con nadie... a veces las palabras, la persona no son suficiente. Pero - se tocó el pecho. - Yo te escucho muchacho - dijo burlón.



Siguió mirando el atardecer, mirando de reojo a Sagitario y sacando una cajetilla de cigarro con él y antes de sacar una para él, le aproximo la cajetilla a Aioros.



- gustas uno. - se colocó la boquilla en los labios y habló con el cigarrillo en la mano. No pasó desapercibido la mirada de Aioros sobre su persona. Y escuchó al otro...



¿Podía existir algo mejor que su vida de placer y desenfreno?


- Me gustaría ver que lo que dices es verdad. Pero de no... ten por seguro que yo te mostraré hasta el más mínimo detalle - le dio una fumada al cigarrillo, dejando escapar el humo de sus pulmones, de sus labios. Sanes? a mi siempre me ha asaltado la duda... Tu nobleza... no tiene limites? Ahora comprendo porque estabas para ser patriarca.


Sabía que pisaba un terreno extraño pero no podía evitar contener su curiosidad.

Sonrió de lado ante la burla del otro.

- En realidad no, Deathmask. O quizás sí, por un breve momento dudé sobre qué hacer ahora…pero decidí que mi nueva vida sería mucho más sencilla dentro de lo posible. – No se atrevió a revelarle que en parte tenía razón, aunque no eran dudas ni preguntas lo que lo asaltaban, sino culpa. La culpa al enterarse de las consecuencias que su muerte había ocasionado.

Observó como el otro extraía una cajetilla de cigarros y le ofrecía uno, agitó su cabeza un par de veces, negando, no le agradaba demasiado el olor a nicotina. Aunque ver como el humo escapaba de los gruesos labios del italiano, era algo casi hipnótico.

- ¿Eso significa que si fallo en mi cometido de mostrarte que hay más en ésta vida…me demostrarás que me equivoco? – Le agradaban los retos, por más difíciles de cumplir que parecieran.

Ladeó el rostro ante la nueva pregunta y su mirada se perdió en las blancas nubes, pensando detenidamente en la respuesta.

- Creo que no. – Sonrió aún sin mirar al canceriano. – Aunque si no hubiera sido por mi ilimitada nobleza como dices… las cosas habrían resultado de otra manera. – Respondió con sinceridad, observando de reojo al italiano.
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DM carcajeó al escuchar, lo del reto... no lo había pensado de esa manera pero se escuchaba tentador; por lo que , dejo de mirar el horizonte y vio sus azules en los verdes del "mayor" brillando ante las ideas que locas que llegaron a su mente. Aspiró la nicotina y en vez de salir de su boca el humo fue por su nariz, casi queriendo el humo acariciara cada milímetro del rostro de Aioros.



- Si, casi te veo fallar ya. Y mira que me fascinan los retos - le alzó una ceja suspicaz. se quitó el cigarrillo y lo aventó al vacío, ya casi no tenía nada, salvo la boquilla.



Escucho atento la explicación del otro al referirse a u nobleza y aunque fue ligero que quizás y el sagitario no se percato pero DM intuitivo notó el cambio en el timbre de voz del otro al referirse a que las cosas hubieran sido diferentes y cuando dirigió su mirada a un punto muerto en el cielo.



- No pienses y ni mandes tus preguntas al cielo; los seres divinos nunca tienen la respuesta que nosotros queremos o buscamos. - por una extraño razón quiso ser menos duro con sus palabras y decidió decir una gran verdad. - En lo que a mi respecta te he de ser sincero... no convivi contigo; pero jamas te vi con la palabra que fuiste marcado. De hecho... te admiré y lo hago ahora. Sólo alguien con tu nobleza... era capaz de hacer lo que sucedió. - se revolvió el cabello nervioso al tratar de ser ligero con las palabras - ¡¡¡Carajo, Aioros!!! No sé ser amable... espero entiendas lo que quiero decir.


Le caía bien y quería poder seguir teniendo larga charla con ese griego, amable, inocente y fuerte, de eso no tenía ninguna duda.