REENCUENTROS

Me encuentro frente a la entrada de la mansion Kido y estoy entusiasmado porque volvere a ver mis compañeros.

Recuerdo claramente que , cuando vencimos a Hades y todo comenzaba a desaparecer , intervino Zeus impidiendo la muerte del dios del inframundo y restaurando todo .Luego de eso mi mente esta en blanco , no se que abra pasado con los santos dorados que murieron , o con mis amigos , mi hermano o la misma Athena .

Solo se que desperte en un campo y la caja de mi armadura se encontraba junto a mi . Al ver brillar el sol supe que todo habia terminado bien , el mundo no habia sido destruido .

Al ingresar a la mansion , vi una escena que me partio el alma , Saori llorando al lado de Seiya que se encontraba en una silla de ruedas .

_ Saori

_ Shun , regresaste ... ¿ y los otros ?

_ No lo se , crei que se encontrarian aqui

_ Solo Seiya esta conmigo - comienza a llorar de nuevo

_¡¡¡ Saori ¡¡¡ , ¿ por que llora ?

_ OH , Shun ¡¡¡ ... Seiya se esta muriendo

Me acerco para verlo y , apesar de que tiene los ojos abiertos , parece que esta en algun estado vegetativo , no se percata de nuestra presencia , no habla , no hace nada

_ ¿ Que le sucede ?

_ Esta bajo la maldicion de Hades , morira en tres dias cuando su espada llegue a su corazon y no podemos hacer nada

_ ¡¡¡ ¿ Como que no podemos hacer nada ? ¡¡¡

_ Shun , las maldiciones de los dioses son muy poderosas tu no lo entenderias , pero ni siquiera mi padre , si el quisiera , podria quitarla . Nadie puede hacerlo

_Tal vez , solo el mismo que la hizo - contesto - no me quedare aqui a esperar su muerte. Ire a buscar a Hades y le rogare que lo perdone , que tenga piedad . Me humillare si es necesario , porque no es justo que Seiya muera .
Si llegan los otros , por favor diles que se unan conmigo para que tratemos de hablandar el corazon de Hades .

Inmediatamente parto cargando mi armadura . Al final nos volveremos a ver ...

Su mirada se mantenía fija en el ostentoso portón que precedía la sala del trono de Hades. No podía negar que sentía una mezcla de nervios y ansiedad por reencontrarse con el dios a quien le debía su absoluta lealtad. Pero animado por recibir instrucciones de sus próximos movimientos, empujó sin demasiado esfuerzo las enormes y gruesas puertas que le abrieron paso hacia una sala atravesada por una alfombra carmesí que finalizaba en el trono del Dios del Inframundo.

Podía observar su silueta a través de las traslúcidas cortinas que caían entre él y su dios. Su corazón aceleró ligeramente el ritmo de sus latidos, aunque su semblante mantuvo siempre la dureza que le era característica.

- Hades-sama - exclamó con una gruesa y varonil voz, clavando una de sus rodillas en el losado en una sumisa reverencia - Radamanthys de Wyvern acude a su llamado como su más leal espectro, presto para recibir instrucciones de sus próximos planes - el tono de su voz permanecía helado, filtrando cualquier tipo de emoción. A veces se sorprendía de lo inexpresivo que llegaba a ser cuando estaba realmente calmado. Sus ojos permanecían cerrados y sus oídos sumamente agudizados, esperando la respuesta del pelinegro.

Dudó. Detestaba hacerlo pero dudó antes de levantarse y acercarse con pasos firmes hasta su Dios, inclinándose de nuevo ante él.

- Hades-sama, disculpe si le he ofendido con mi comportamiento - se disculpó, inseguro de si debía hacerlo - Sin embargo, debe saber que he venido aquí a notificarle que dispone de uno de los jueces del Inframundo, tal y como siempre ha sido a lo largo de las Guerras Santas. Agradezco profundamente la nueva oportunidad de servirle.

Mantuvo sus ojos cerrados. No se atrevía a mirar a Hades. No se sentía digno de hacerlo, incluso cuando recordaba que en varias ocasiones su lealtad había sido objeto de elogio. Él era un soldado, servicial y no deliberante, no tenía derecho a personalizar su relación con el dios pelinegro.

Sintió cómo su casco se desencajaba de su cabeza y caía al suelo con sórdido golpe. Lo próximo que sintió aceleró su corazón, pues eran las manos del Dios entrelazándose con sus rubios cabellos. Aquella acción le desconcertó y sin embargo se mantuvo impasible, con la cabeza inclinada como desde un principio e incapaz de corresponder a la mirada de Hades.

- L-lo lamento, Hades-sama. No volveré a dudar - se esforzó en forjar aquello con letras de fuego en su mente. Se tomó unos segundos, antes de volver a responder con presunta impavidez - Así es, no dejaré de serle fiel nunca -

Se dejó hacer por la helada mano del pelinegro, enfrentando por fin sus profundas pupilas con las tormentosas del dios. Sintió un escalofrío recorrer su espalda, aunque lo disimuló con maestría. Aquel ligero contacto en su rostro le enmudecía y congelaba su garganta.

Necesitó carraspear por un breve segundo, antes de responder - No lo decepcionaré, Hades-sama. Cumpliré sus deseos, aunque tenga que tomar yo mismo la vida de Athena. Lo juro - sus palabras estaban llenas de una convicción propia de un juramento de sangre. Pero no podía ser de otra forma, después de todo su alma le pertenecía en totalidad al Dios del Inframundo.

Que Hades tomara su palabra de esa manera le sorprendió, aunque no mitigó en lo más mínimo su disposición para cumplir su palabra. Se mantuvo en la misma posición hincada, observando al pelinegro antes de ocultar sus pupilas bajo sus párpados.

- Si usted me da la orden de dirigirme al Santuario, lo haré sin reparos, Hades-sama - aseguró, tensando su mandíbula y músculos - Sólo espero sus instrucciones -

Se sintió halagado por llevar a cabo la importante tarea de ofrecer a su dios, su único dios, la cabeza de Athena. Asintió con profundo respeto y se levantó, tomando entre sus manos su casco y sentenciando.

- Así será, Hades-sama. En cuanto consiga a Aiacos y Minos los traeré ante usted - y entonces, cuando considero prudente retirarse, se giró sobre sus propios talones y salió de la habitación, nuevamente sumida en silencio.

( AH , ya me cohibi .
Mi entusiasmo se fue al traste jaja
Bueno chicas , ustedes se expresan muy bien , me dejan con la boca abierta . Yo , en cambio , apenas escribo alguna oracion , con decirles que me llevo toda una tarde escribir la miseria que puse arriba . Ayer estaba animada y pense en leer temprano si alguien habia respondido el tema , para poder dar una contestacion a la noche , o sea despues de varias horas , pero me di con que solo podian entrar en la seccion inframundo hades y los espectros , luego laura arreglo para que pudiera entrar ... MMMMMMMMMMMMMMMMM ... me arrepiento .

No quiero retrasarlas ni arruinar su historia . No se me ocurre facilmente los dialogos ni mucho menos las descripciones , gracias sekhmet por invitarme participar . Me encantaria jugar , pero me sentiria mas comoda con alguien novato o tan patetico como yo .

Para la proxima pedire el personaje de cancerbero , el solo ladra . Sin embargo , con lo poco de dignidad que me queda , escribire la razon de la ausencia de shun ) :

En el camino hacia el inframundo , Shun murio de un misterioso paro cardiaco , a los tres dias fallecio Seiya y se encontraron en los campos eliseos ( de ahi el titulo reencuentros ) donde fueron felices para siempre , sin las preocupaciones que atormenta a los seres humanos : el hambre , las enfermedades , los impuestos ...



PD: deberia darles verguenza escribir tan lindo , hacen que la gente perdedora como yo se sienta mal , lo que no me sorprende del dios del inframundo XD
Al mejor estilo shun , me voy llorando :

_BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA ¡¡¡

No me manden mensajes privados , voy a estar muy deprimida para contestar

con el respeto que se merece entro al templo de Hades

-mi señor yo Minos De Grifon estoy aqui-

cuando llego ante el me arrodillo

Radamanthys siguió los pasos de Minos hasta arrodillarse a su lado, frente a las cortinas que censuraban la figura del Dios del Inframundo. Tenía la cabeza acostumbradamente gacha y sus ojos cerrados con parsimonia.

- Hades-sama, no hemos podido encontrar a Aiacos... No hay rastros de su presencia. Presumo que ha salido de los límites del Inframundo. - se explicó impasible, aguardando instrucciones del pelinegro - Si me lo permite, puedo ir a Heinstein y regular las tropas que irán hacia el Santuario, según convenga a sus planes, mi señor -