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El Precio (Shun x Hades) NC17 Cap.1

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1El Precio (Shun x Hades) NC17 Cap.1 Empty El Precio (Shun x Hades) NC17 Cap.1 Jue Mayo 21, 2009 9:59 pm

PrincessofDark

PrincessofDark

Lo había sentido desde el mismo centro del infierno. Fue allí, en el medio de Giudecca que había detectado ese cosmos lleno de tranquilidad y luz aunque habituado al combate. En un primer momento se había sorprendido al encontrar un cosmos así en el medio del Santuario de Atena y después decidió sacarse la duda acerca de esa misteriosa persona y se acercó hasta el vigilado templo de la diosa de la sabiduría y de la guerra justa.

Para él no representó ningún problema burlar la vigilancia y llegar hasta la sexta casa del Santuario para encontrar a la persona que portaba ese cosmos que lo había llamado hasta allí. Y lo que encontró fue algo que lo sorprendió ya que ese cosmos que pensaba que pertenecía al caballero dorado de Virgo pertenecía a su aprendiz.

El sucesor de la casa de Virgo era un joven al que él no le dio más de dieciséis años, de tez pálida como la luz de la luna y de ojos y cabellos de un color verde como las esmeraldas o los topacios más finos. Desde el primer momento lo consideró el ser más hermoso que había visto a lo largo de su vida y durante semanas se dedicó a observarlo en los momentos en que podía salir del Inframundo.

Y lo vio pasar muchas de sus horas libres en compañía de un joven de cabellos azules y ojos del mismo color que se mostraba muy posesivo acerca del pequeño. Tejió mil ideas en su cabeza hasta que escuchó a ese jovencito llamarlo Ikki, niisan. Así supo que ese arisco, temperamental y orgulloso joven era el hermano mayor de aquel joven de cabellos verdes que al cabo de unos días tuvo un nombre, Shun.

Shun, la centella, la representación de la luz y Hades tuvo que reconocer que el nombre le estaba muy bien puesto. Fuera a donde fuese ese pequeño parecía llevar una luz propia que iluminaba el ambiente con una poderosa calidez. Notó la influencia de esa luz en la actitud de su hermano mayor que ante la primera sonrisa de Shun le cumplía lo imposible.

Y al pasar las semanas se percató también de que cada vez más le costaba abandonar sus observaciones. Podía pasar horas enteras perdido en sus ojos y en los entrenamientos que le veía cumplir a diario.

Eso lo ponía un poco alterado ya que su personalidad no era la que lo estaba dominando en ese momento. Un ser frío, serio, acostumbrado a hacer su voluntad parecía volverse esclavo de ese niño apenas lo veía levantarse por las mañanas con un maravilloso buen humor y acostarse al anochecer con la misma sonrisa inigualable.

Una mañana fue descubierto y temió que hubiera sido el chiquillo notando su intensa observación, pero sólo descubrió al maestro de Virgo, mirándolo con la sorpresa pintada en su rostro y sin hacer un comentario. Shaka abrió sus ojos y los dos hombres cruzaron sus miradas, la de Hades con la frialdad de la muerte reflejada en ellos prevaleció aunque el rubio notó de inmediato por quien estaba en el Santuario.

Vio a Shaka advertirle a Andrómeda de la vigilancia de la que era objeto. Notó como el cosmos del menor se perturbaba y luego lo escuchó prometer que nunca se quedaría a solas y que cualquier cosa extraña que notara se la comunicaría de inmediato.

Maldijo internamente a Shaka y por un momento pensó en matarlo, pero después desechó esa idea ya que eso significaba una guerra entre el Santuario y el Inframundo, guerra que además convertiría al objeto de sus tormentos en su enemigo y jamás se atrevería a permitir que alguien lo dañara.

Dejó de ir al Santuario, se encerró en Giudecca durante días y días hasta que no pudo resistir más el impulso de verlo de nuevo. Se juró a sí mismo verlo una última vez sabiendo bien que no podría cumplirlo.

Cuando llegó al Santuario se encontró con la celebración de un cumpleaños, el número dieciséis de su pequeña tentación. Lo vio sonreír aún más bellamente que antes ante la pequeña celebración y luego lo escuchó comentar con una felicidad velada de tristeza.

-Es la primera vez que celebro mi cumpleaños. ¡Gracias a todos!

Se juró a sí mismo que el próximo cumpleaños del caballero de Andrómeda sería celebrado en el Inframundo y por todo lo alto, con él a su lado. Por eso esperó pacientemente hasta que el Templo de Virgo quedó vacío excepto por su dueño y su aprendiz. Esperó hasta que Shun ingresó a su habitación y luego reveló su presencia frente al dueño de ese cuarto.

Vio el asombro en los ojos del menor y luego lo vio temer ante su presencia, temor de un instante reemplazado por valor y decisión.

-¿Quién es? - lo escuchó preguntar con frialdad característica de su hermano y no de él.

-Hades - contestó con la misma frialdad.

Lo vio retroceder rumbo a la puerta pero lo detuvo usando su poder como señor de la muerte.

-¿Qué quiere aquí? ¡Váyase! - ordenó el pequeño con cierto deje de miedo.

-¿Qué quiero? Creo que lo sabes... a ti.

Los ojos del menor se dilataron de la sorpresa y no contestó nada.

-¿Qué quieres por venir conmigo? - insistió el dios de la muerte

-Nada. ¡Váyase!

-Debe haber algo que desees... si no es para ti, para tus amigos o para la misma Atena. Te concederé lo que quieras si vienes conmigo.

-¡No! No soy un objeto negociable

A Hades le dolieron sus palabras y meneó la cabeza.

-Podría llevarte por la fuerza...

Shun intentó moverse de nuevo, pero su poder era demasiado poco para poder romper el hechizo de Hades que no dejaba de mirarlo con insistencia.

-Descuida, no lo haré. Si te llevo por la fuerza se iniciaría una guerra entre Atena y yo - continuó Hades - ¿Qué puedo hacer para que vayas conmigo?

-Nada - respondió el menor

-Escúchame con atención, Shun. No soy hombre de hacer esto que estoy haciendo ahora, si quiero algo lo obtengo sin importar como deba obtenerlo, pero no quiero que sea así contigo. ¡Toma mi palabra, llegará el momento en que me necesites, si no es por ti para ayudar a Atena y entonces te cumpliré lo que sea que me pidas! Pero el precio ya lo vas sabiendo...

Hades se acercó decidido al menor y lo tomó del mentón, deseoso de robarle un beso que ante la dolida mirada que recibió fue en la mejilla en vez de los labios. Lo soltó y lo liberó de su control antes de abandonarlo en esa helada habitación.

-No regresaré hasta ese día - murmuró antes de partir.

Un joven de cabellos verdes quedó paralizado hasta sentir los golpes en su puerta y ver a su maestro entrar en la habitación. Se dejó caer suavemente sobre la cama mientras escuchaba lejanas las preguntas de Shaka.

-¡Shun! ¿Quién era? - el rubio insistió ante la escasa respuesta de su aprendiz.

-Hades - susurró al final de unos cuantos minutos.

Shaka plantó en su rostro un gesto de preocupación antes de preguntar.

-¿Qué quería?

Shun no respondió de inmediato tampoco. Cuando su voz se dejó escuchar Shaka estaba a punto de ir en busca de Atena.

-Que me fuera con él - murmuró simplemente.

Shaka se detuvo.

-Hay que decirle a Atena

-¡No! Estallará una guerra por nada.

-¿Nada? ¿Qué el señor de la muerte esté en el Santuario es nada? ¿Qué quiera llevarse a uno de los caballeros de Atena es nada?

-Basta, Shaka. Dijo que no me llevaría a la fuerza y que no regresaría.

El rubio asintió sólo un poco más relajado.

-No puedes creer en eso, Shun.

Pero Shaka debió reconocer que su aprendiz tuvo razón. Hades no regresó al Santuario después de esa impulsiva visita y con el correr de las semanas todo tomó un curso de naturalidad.

Curso que se vio abruptamente interrumpido por culpa de un dios. Shaka pensó de inmediato en Hades pero Atena les informó que era Poseidón el que amenazaba la paz y la estabilidad del mundo.

Así comenzó una nueva guerra santa que tomó un curso favorable al señor de los mares y sus generales marinos mientras el Santuario veía a la tierra cubrirse de agua sin poder remediarlo.

Y cuando llegó el momento del combate final todos estuvieron allí, presentes, desde los caballeros de bronce hasta los dorados, peleando mano a mano. Saori enfrentaba a Poseidón pero el enfrentamiento era simplemente demasiado desigual.

Shun supo que perderían y lo peor era saber que él aún podía darles una oportunidad, aunque el precio que se pagara fuera demasiado para él. Recordó la promesa de Hades y también recordó su precio y sin embargo sabía que aceptaría, porque primero prefería la paz y la tranquilidad del mundo.

Mientras tanto el combate terrible proseguía sin tregua, Poseidón había muerto a muchos caballeros incluso a sus amigos y a Ikki. Shun se sentía desolado pero había tomado una decisión... una decisión que no cambiaría por nada del mundo.

-¡Ya basta! Ya fue suficiente... por favor - su voz se alzó por encima de los gritos de combate.

Saori miró preocupada a Shun, era uno de los pocos caballeros que le quedaban en el combate.

-Shun...

-Pondré fin a esto, Saori. No importa el precio.

-¡Shun! ¡Qué vas a hacer! - las palabras de la diosa sonaron preocupadas y al mismo tiempo cansadas.

-Por favor... devuélveles la vida y detén a Poseidón y yo haré lo que me pidas.

Apenas terminó de hablar una imponente figura apareció ante él y tomando su mentón lo obligó a levantarse.

-Es un acuerdo, Shun. ¡La detención de Thanatos! ¡El encierro!

El poder del señor de la muerte fue suficiente para que todos los caballeros se levantaran vivos y sin ninguna herida mientras Poseidón desaparecía encerrado en una negra vasija.

-¿Qué sucedió? ¡Shun! - Ikki fue de los primeros en levantarse y gritó al ver a su hermano acompañado de una figura muy fría, de cabellos negros y acerados ojos verdes.

Fue Saori la que más que preocupada se atrevió a hablar.

-Hades... ¿qué estás haciendo aquí?

-¡¡¡Hades!!! El dios de la muerte - la exclamación de asombro fue general.

-Atena... he venido a salvarte el pellejo aunque no me importa en lo más mínimo lo que suceda con la tierra. Ahora si me disculpan regresaré a mi reino y recuerda que tienes prohibido pisar el inframundo.

Sin decir otra palabra Hades desapareció aunque llevándose a Shun con él firmemente aferrado.

-Se llevó a Shun - gritó Ikki desesperado.

Saori rompió en llanto y unos caballeros dorados apenas recuperados al igual que los caballeros de bronce escucharon susurrar al caballero dorado de Virgo un desesperado.

-Lo sabía. Sabía que esto pasaría.

-¿Cómo que lo sabías? - gritó Ikki.

-Shaka... por favor... explícate - pidió Saori.

-Hace meses que Hades ha buscado a Shun para llevárselo al Inframundo... Shun es una luz y es por excelencia el caballero del sacrificio. Ninguno de nosotros hubiera hecho lo que hizo... aceptar irse con el dios de la muerte a cambio de la vida de todos nosotros y de la derrota de Poseidón.

-Iré por él - fue la única respuesta de Ikki

-Nunca vencerás a Hades, Ikki. Es el Dios más poderoso de todos y lo que lograrás será matarte. Tenemos que reponer fuerzas, descansar y después iremos por Shun. Lo prometo - fueron las palabras de Saori.

-No pienso esperar - gritó Ikki

-¡Prefieres que Hades te mate y así jamás vuelvas a ver a tu hermano! - gritó Shiryu perdiendo la cabeza por primera vez - ¡Si Shun se sacrificó por nosotros no lo dejaremos ahí pero ahora no somos rivales para Hades... y a él no le gustará vernos llegar como cadáveres!

-Todos iremos por él, Ikki - aseguró Milo en nombre de los dorados.

* * *

Shun se encontraba en una oscura habitación en compañía de Hades, quien miraba al pequeño con una mirada de satisfacción.

-Tendrás que acostumbrarte a tu hogar, Shun.

El peliverde se limitó a asentir. La escasa respuesta molestó levemente al dios del Inframundo.

-¿Crees que te he traído aquí para jugar contigo? - inquirió Hades

-No lo sé

Hades se arrodilló frente al pequeño que estaba sentado en la cama. Tomó con cierto cuidado su mentón para obligarlo a mirarlo.

-No lo hice. Eres el único mortal que me tiene atrapado... estoy preso en tus ojos, en tu mirada, en tu sonrisa, en tus labios que sé que son tan puros como todo tu cuerpo... eres una belleza celestial, incomparable. Y un ser lleno de luz y calidez. Aquí todo es oscuridad y yo quiero que tú me traigas luz. Quiero que seas mi consorte... Lune realizará la ceremonia hoy por la tarde.

Shun lo miró asombrado... incrédulo.

-¿Tú consorte? - susurró

-Si, Shun. Serás el príncipe del Inframundo... y todos te obedecerán.

-Pero... yo...

-Tenemos un trato, Shun. Yo he cumplido mi parte... ¿acaso quieres ser sólo mi amante? No quiero eso para un ser tan puro como tú.

-Yo... gracias - susurró Shun, sabía que era mucho más de lo que había esperado.

-Te dejaré a solas para que puedas arreglarte. En el armario hay algunas prendas preparadas especialmente... elije la que más te guste.

Hades se retiró y dejó solas a un triste peliverde.

-Ikki... ojala estés bien, ojala que todos estén bien... que mi sacrificio valga la pena y que por favor, que pese a todo logren ser felices.

Shun abrió el armario que le había indicado Hades y extrajo unas cuantas ropas para probarse.

* * *

Hades esperaba impaciente la llegada de su prometido pero al verlo supo que había valido la pena esperarlo. Shun lucía hermoso con una túnica negra con bordes dorados que resaltaba la palidez de su piel blanca como la nieve. Su cabello lucía sedoso y muy bien peinado, con algunos broches de diamantes. De su hermoso cuello colgaba un medallón que hacía juego con la diadema que le había entregado como símbolo de su posición. Hades se apresuró a recibirlo tomando su mano para acercarlo a Lune.

-Luces hermoso - le susurró.

Shun esbozó una sonrisa y se dedicó a escuchar las palabras de Lune sin prestarle demasiada atención. Sólo prestó atención cuando Hades colocó una sortija de oro blanco en su mano símbolo de su unión y él colocó una de oro amarillo en el dedo del Dios del Inframundo.

Seguidamente, los tres jueces del Infierno, Minos, Aiacos y un reticente y molesto Radamantis le juraron fidelidad al igual que los más altos jerarcas del inframundo. Todos besaban respetuosamente su mano, logrando que el incómodo jovencito se percatara en realidad del cargo que ocupaba ahora.

-Nadie contradecirá tus órdenes - finalizó Hades - todos los espectros tienen en claro que después de mí tu eres la máxima autoridad del Inframundo.

Después de la ceremonia Hades ofreció un banquete del que participaron todos los espectros del Inframundo y que se desarrolló hasta altísimas horas de la noche aunque alrededor de la medianoche Hades tomó su mano y se lo llevó con él.

2El Precio (Shun x Hades) NC17 Cap.1 Empty Re: El Precio (Shun x Hades) NC17 Cap.1 Vie Mayo 22, 2009 11:59 am

lily25

lily25

El Precio (Shun x Hades) NC17 Cap.1 Th_1205462012_rosaahhhhhhhh ¡¡¡¡ a este lo sigo en amor yaoi , aunque en realidad he leido muchos fanfic tuyos ,pero este año compramos la pc asi que si tenes viejos esos si me los perdi... besossssssssssss

3El Precio (Shun x Hades) NC17 Cap.1 Empty Re: El Precio (Shun x Hades) NC17 Cap.1 Lun Jun 01, 2009 11:09 am

PrincessofDark

PrincessofDark

¡¡Muchas gracias por tu comentario, Analucy!! Aquí dejo el segundo capítulo. Sobre tu pregunta de si tengo otros fics... tenía unos cuantos en mi antigua computadora pero por verguenza nunca los subí y después se me quemó el disco duro y los perdí todos. Aunque los anteriores no eran de Saint Seiya sino de Sailor Moon y Sorceror Sttaber Orphen. SALUDOS!!!

Shun se dejó conducir por los pasillos del inmenso castillo, veía con cierto interés los objetos que lo rodeaban intentando no pensar en lo que vendría, en lo que tenía la certeza que pasaría. Subieron unas larguísimas escaleras que lo llevaron al segundo piso de ese palacio y luego volvieron a subir otros escalones rumbo al tercer y último piso. Nadie pasó por su lado, ningún espectro reveló su presencia y Shun llegó a la conclusión de que todos estaban en la fiesta.
Shun entró a una inmensa habitación, iluminada suavemente por velas que dejaban todo en una semipenumbra romántica pero al mismo tiempo sombría. Hades lo dejó recorrer la habitación con la mirada antes de interrumpir el flujo de sus pensamientos.
-Este es nuestro dormitorio, Shun – señaló.
-Yo creí que… era el otro
-No. Ese era uno de los cuartos de huéspedes aunque aquí no se reciben muchas visitas. Aquel armario y esa cómoda son tuyas… hay mucha ropa pero si deseas algo más puedes pedirlo. Quiero que te quede en claro, Shun que haré lo imposible porque estés bien aquí… te concederé todo lo que me pidas menos subir a la Tierra.
Shun asintió tímidamente y Hades lo miró suavemente… enloquecido por esa belleza.
-Eres hermoso – susurró rozando con sus dedos la mejilla del pequeño que se ruborizó levemente – te lo dije antes cuando aceptaste venir... estoy perdido en esa belleza que tienes… en tu alma y en tu rostro.
Hades se acercó a los labios del pequeño y lo besó suavemente en esa boquita cerrada que él fue abriendo suavemente para enseñarle como responder… complacido de esa sublime inocencia que veía frente a sí. Shun temblaba suavemente de los nervios que tenía pero no lo rechazaba ni intentaba separarse, especialmente por la delicadeza que Hades le estaba demostrando.
Shun se dejó conducir a la cama y Hades lo sentó en ella con cuidado, sin romper la sucesión de besos suaves y breves que depositaba en esa fresca boca de rosas. Hades aumentó gradualmente la intensidad de sus besos y con cuidado introdujo su lengua en esa pequeña cavidad para deleitarse en ella. Sintió que el pequeño tembló con más fuerza, sorprendido por esos movimientos que descubrían su boca y nuevas sensaciones al mismo tiempo. Hades continuó con esos besos cada vez más intensos… esperaba una respuesta que consiguió cuando escuchó a ese pequeño cuerpo emitir un gemido ahogado.
Hades acarició los hermosos cabellos verdes quitando a su paso los prendedores que lo sujetaban mientras una de sus manos acariciaba la nuca del más pequeño que volvió a estremecerse como si una corriente eléctrica lo atravesara, rindiéndose a su contacto, a sus caricias.
Shun sentía demasiadas cosas en ese momento, había temido la frialdad del dios de la muerte pero lo que recibía ahora era una calidez que desconocía y que le asustaba y gustaba al mismo tiempo. Era pasión contenida lo que le mostraba el dios de la muerte y una infinita paciencia por su inmovilidad… él no hacía nada, simplemente se dejaba hacer.
Hades estaba complacido por esa docilidad, no esperaba que Shun devorara sus labios y mucho menos que sus manos se levantaran por sí mismas para acariciarlo… eso era lo que más amaba de ese pequeño al que había descubierto por casualidad, ese chiquillo era la viva encarnación de la pureza… nunca lo había visto ser besado y mucho menos tocado por alguien pese a que por meses lo había observado.
El dios del inframundo deslizó sus labios hacia el cuello del peliverde y una de sus manos le quitó el medallón que llevaba para dejarlo caer sobre las sábanas de seda negra. Hades lo fue reclinando suavemente sobre la cama, depositando la cabeza entre las almohadas y colocándose con cuidado encima del chiquillo que temblaba inquieto debajo de él.
Hades se separó unos instantes para ver ese bello y nervioso rostro, esos hermosos ojos esmeraldas entrecerrados y los labios entreabiertos buscando aire.
-Mírame, Shun – fueron sus palabras.
El peliverde lo obedeció suavemente, sus ojos esmeraldas reflejaban tanta duda y tanto nerviosismo como no lo había visto en otros ojos… porque los ojos en el inframundo no reflejaban vida.
-Iré despacio, Shun. Lo prometo… seré delicado.
Shun sonrió suavemente y murmuró.
-Lo sé… no sé porque pero lo sé.
Hades sonrió y lo besó suavemente en los labios mientras sus manos desanudaban los broches de la túnica del peliverde, retirándola suavemente hasta la cintura. La piel que se reveló era perfecta, suave y blanca como la había imaginado. Shun cerró sus ojos permitiendo el análisis y el dios del inframundo aprovechó esos momentos para quitarse su túnica de raso negro quedándose desnudo frente al pequeño.
Buscó sus labios y los besó más intensamente, chocando sus pieles entre sí para que se reconocieran con lentitud. Shun abrió sus ojos para ruborizarse furiosamente al ver el cuerpo desnudo de Hades y luego los cerró de nuevo cuando los labios del dios se posaron en su cuello y lo estremecieron de placer.
-Dios – gimió inconscientemente ante la repentina sensación que descubrió.
Hades sonrió suavemente y profundizó esos besos que sabían que le gustaban a su pequeño compañero por los suaves gemidos que escuchaba. Una de sus manos se posó suavemente en la cintura del menor y quedó quieta allí, mientras la otra acariciaba los cabellos del más pequeño.
Dejó de besar el cuello del pequeño para lamerlo en círculos arrancando nuevos estremecimientos esta vez más intensos que los primeros. Shun se dejaba hacer… las sensaciones lo debilitaban, eran demasiado nuevas para él, demasiado desconocidas pero a la vez excitantes, escuchaba sus gemidos cada vez más intensos y que no podía contener.
Hades descendió gradualmente y besó sus pálidos hombros para luego deslizarse al esternón y acercarse a los pezones del pequeño que lentamente comenzó a besar y a lamer para finalmente succionar.
-Ha… ha… Hades – susurró Shun, su vocecita era apenas audible pero Hades notó como el pequeño estaba rendido en las sensaciones que él lograba despertar con sus actos.
Hades comenzó a mover suavemente sus manos por el cuerpo del menor, con cuidado aunque sin detenerse, las caricias eran suaves porque esa piel era maravillosamente perfecta, sin una sola marca sin un solo defecto. El pequeño de cabellos verdes comenzó a suspirar con fuerza ante esas caricias y gradualmente echó la cabeza hacia atrás, revelando más su cuello oportunidad que aprovechó el Dios de la Muerte para acariciarlo allí.
Hades dejó los pezones del menor para lamer su abdomen y gradualmente correr con sus manos la parte inferior de la túnica, retirándola para perderla entre las sábanas. Shun notó el roce de la tela entre sus piernas, notó como Hades la quitaba gradualmente y como quedaba desnudo frente a él. El rubor tiñó sus mejillas aún más y Hades sintió como se ponía nervioso de la observación de la que se sabía objeto.
Acercó su jadeante boca a uno de los oídos del pequeño.
-No debes… avergonzarte… eres… perfecto – jadeó en sus oídos.
Hades lamió esa oreja hasta arrancar nuevos suspiros en Shun que se volvieron quejidos de placer cuando una de las manos de Hades tomó con suavidad el miembro de su consorte para comenzar a acariciarlo despacio al principio y luego cada vez con más fuerza, logrando que se pusiera cada vez más endurecido y rígido.
-Ah! – Hades podía sentir los gemidos de Shun por lo que decidido descendió hasta tomar el miembro del pequeño entre su boca - ¡Hades! – el jadeo intensísimo provino del pequeño al primer contacto.
El dios del inframundo recorrió con su lengua todo el miembro del pequeño, comenzando con la punta y ascendiendo gradualmente, atreviéndose a dar alguna que otra mordida muy leve. Lo fue introduciendo de a poco en su boca, sintiendo como Shun se arqueaba en la cama, como su hermosa boca se entreabría y ya no podía sino gemir y gemir cada vez más alto e intensamente, con sus manitas aferrando las sábanas desesperado.
Shun sentía un inmenso calor recorrerlo, su cuerpo todo se perlaba de pequeñas gotitas de sudor que se deslizaban aumentando las sensaciones de placer que lo atravesaban. El calor era demasiado… sentía que su corazón se aceleraba, que el aire que llegaba a sus pulmones era insuficiente.
-Basta… - gimió cuando algo extraño lo invadió – me siento… raro
-Siente, Shun – susurró deteniéndose por un solo instante antes de continuar con sus movimientos hasta sentir como el pequeño lanzaba un profundo gemido para luego estremecerse y derramar su esencia en su boca. Hades la tragó entera y lo sostuvo con cuidado mientras el placer era la única sensación en Shun… lo único que le importaba, lo único que parecía eterno.
Después del placer vino la caída y el regreso a la realidad, a los jadeos desmesurados para recuperar la respiración y a las caricias y besos que Hades le brindaba a medida que ascendía por su cuerpo hasta tomar su boca para devorarla… Shun notó el cambio… la pasión contenida era gradualmente soltada… podía sentir la dura excitación de Hades rozarlo cada vez más. La lengua del dios se movía en su boca comenzando a desesperarlo pero gradualmente lo reemplazó por besos más delicados, más tenues y suaves.
Shun sintió como el dios de la muerte abría suavemente sus piernas y se ubicaba entre ellas sin dejar de besarlo. Abrió por un instante sus ojos esmeraldinos para observar los verdes ojos clavados en su rostro… Hades lo miró y susurró con calma.
-Shun… quiero que te sujetes de mí… coloca una de tus manos en mis hombros o mejor las dos… y sólo confía… confía en mí… ¿puedes hacer eso? ¿Puedes confiar en mí?
-Si – susurró Shun y Hades introdujo tres dedos en esa hermosa boquita aprovechando que se había abierto.
Hades observó que Shun hacía lo que le había pedido y lentamente dilató la entrada del pequeño con sus dedos… hasta sentir que el pequeño cuerpo se tensaba y gemía de dolor ante esa invasión.
-Relájate – pidió en un susurro
-No… puedo… - respondió Shun tenso
-Prometí que no te lastimaría – murmuró Hades
-Es que tengo… miedo – susurró Shun.
-Comprendo… pero… ¿acaso me he portado mal contigo? ¿He sido violento o agresivo?
-No… lo siento…
Shun hizo un esfuerzo y con timidez acarició el rostro del mayor con una de sus manos. Hades besó esa mano con adoración y gradualmente comenzó a penetrar el cuerpo del pequeño, desgarrando esa entrada para abrirse paso. Sintió que Shun se aferraba con fuerza a él, que sus ojos se llenaban de lágrimas pero intentando no quejarse de dolor. Hades se sentía en la gloria… sentía como se iba robando paso a paso la virginidad de su pequeño amante, de su hermoso consorte… de su príncipe del Inframundo, paso a paso profanaba ese cuerpo hermoso y delicado que temblaba gradualmente y se estremecía.
Finalmente de un último empujón terminó de introducirse en el menor que esta vez si gritó de dolor pero de inmediato sintió los labios de Hades posarse amantes en los suyos.
-Descuida… ahora sólo sentirás placer, amor. Te lo juro – Hades esperó un momento a que el pequeño se acostumbrara a la invasión y comenzó a moverse gradualmente, despacio al principio porque sentía los gemidos de dolor del pequeño pero después con más fuerza al sentirlo jadear de placer débil al principio y luego abiertamente.
-¡Eres mío, mi pequeño! Te he deseado tanto – gimió Hades solo para Shun en sus oídos.
-¡Hades! ¡Ya… cielos! – Shun gemía abiertamente ante el placer que lo recorría por oleadas.
Se besaron con ardor cuando lograron alcanzar el clímax, liberándose uno en el cuerpo del menor y el otro entre ambos. Hades salió agotado de ese frágil y vibrante cuerpo que aun jadeaba y gemía entre suspiros intentando normalizarse.
El pelinegro lo besó suavemente, sabiendo que el dolor comenzaría a atenazar a su consorte después de que todo rastro de placer se desvaneciera. Observó unas cuantas manchas de sangre en la cama y entre las piernas del pequeño y aún sabiendo que era normal por ser la primera vez se preocupó.
-¿Estás bien? – preguntó acercando su rostro al del menor.
-Sólo… dormir – Shun se durmió enseguida, rendido de agotamiento y de sensaciones. Hades no pudo dejar de sonreír antes de cubrirlos a ambos con las sábanas.

4El Precio (Shun x Hades) NC17 Cap.1 Empty Re: El Precio (Shun x Hades) NC17 Cap.1 Lun Jun 01, 2009 11:11 am

PrincessofDark

PrincessofDark

EL MENSAJE DEL CAPÍTULO ERA MUY LARGO ASÏ QUE TUVE QUE DIVIDIRLO. AQUÍ ESTA LA SEGUNDA PARTE DEL CAPÍTULO DOS

Shun se despertó sintiéndose abrazado estrechamente y colocado encima de algo que respiraba suavemente y luego sintió dolor en su cuerpo, pero no era demasiado, era un dolor soportable. Recordó momento a momento todo lo que había sucedido la noche anterior y se estremeció… Hades había sido muy bueno con él, paciente y delicado, tal como se lo había prometido y debía reconocer que había disfrutado todo lo que había pasado… quizás no amara a Hades pero tampoco podía odiarlo. No podía odiarlo porque se estaba portando muy bien con él.
-¿En qué piensas, amor? – preguntó el dios en ese momento.
Shun alzó su rostro para mirar el rostro del mayor y el rubor tiñó suavemente sus mejillas.
-Tú… cumpliste tu promesa. Gracias – contestó Shun un poco apenado.
Hades sonrió y acarició su mejilla con una de sus manos.
-De nada, mi ángel. ¿Te sientes bien? Quizás debas quedarte acostado por hoy… ordenaré que te traigan el desayuno a la cama.
-No. Eso no es necesario. Me levantaré cuando tú lo hagas.
Hades rió y asintió.
-Pues yo estoy cansado, y aunque ya sería hora de empezar a trabajar… no lo haré. Ven, duerme un rato más.
Shun se dejó abrazar de nuevo por Hades y casi en un minuto volvió a dormirse.
-Cuanto quiero decirte que te amo, pero no lo haré hasta estar seguro de que me contestarás lo mismo… aunque demore un siglo en que me ames me ganaré tu corazón y no lo perderé jamás – susurró Hades acariciando los bellos cabellos verdes y luego durmiéndose.
Shun despertó de nuevo cuando sintió que lo besaban brevemente.
-Es hora de desayunar, Shun – susurró Hades colocando una bandeja con el desayuno frente a él para luego acostarse a su lado.
-¡Gracias!
-Creo que alguien estaba con hambre… - rió Hades tomando una taza de café.
-Pues… un poquito – sonrió Shun
-Entonces come… anda. ¿O quieres que te dé de comer? A mí no me molestaría en lo absoluto…
Shun se ruborizó y de inmediato tomó un vaso de jugo de naranja y se lo tomó de un sorbo.
-Santo Cielo… alguien tenía mucha sed… - dijo Hades
El desayuno fue tranquilo, sin mucha conversación pero sin silencios incómodos. La conversación se inició cuando ya los dos habían terminado de desayunar y Hades se levantaba tomando una bata y anudándosela mirando de reojo al peliverde que se ruborizó al ver la desnudez de su amante. Esbozó una sonrisa y mientras caminaba por la habitación buscando sus cosas comenzó a hablar.
-Shun si quieres puedes revisar si te gustan las cosas que dejé en el armario y en la cómoda. Si hay algo que no vayas a usar apártalo que una de las doncellas se lo llevará.
-¿Cuáles son mis obligaciones? – preguntó Shun con cierta timidez
-¿Obligaciones? Ninguna, Shun. Puedes hacer lo que tú quieras.
-Es que me gustaría tener alguna ocupación, para no sentirme inútil.
Hades miró con semblante meditativo al jovencito de cabellos verdes, pensando al mismo tiempo en lo hermoso que se veía así envuelto entre las sábanas del lecho con gesto de cansancio.
-Bueno, si quieres hacer algo hay una enorme biblioteca que hace años que no se ordena y no se revisa. No es una gran ocupación pero…
-Me pondré en práctica enseguida – Shun iba a levantarse pero al recordar su desnudez se arrebujo aún más entre las sábanas con un suave rubor.
-Te dejaré a solas para que te vistas. Estaré en el Palacio de Justicia
-¿Dónde queda eso? – preguntó Shun curioso.
-Está cerca de la tercera prisión. Hoy por la tarde te llevaré a realizar un recorrido por los lugares más importantes del Inframundo para que puedas moverte libremente por ellos. Si quieres por supuesto.
Shun esbozó una sonrisa y asintió.
-Claro que sí. Me gustaría mucho.
-Perfecto. Te veré para almorzar – Hades se acercó y lo besó brevemente antes de dejarlo solo.
Shun se levantó y se encaminó al que supuso era el cuarto de aseo. Después de un rato abandonó la habitación luciendo una túnica negra… casi todas las túnicas que había encontrado en el armario eran negras o grises, junto con alguna que otra azul.
Después de un largo rato encontró la biblioteca pero antes había recorrido tantas habitaciones inmensas y llenas de objetos y cosas que estaba cansado. Cuando vio la biblioteca casi se cae de espaldas al ver la enorme cantidad de libros en completo desorden. Llegó a la conclusión de que tendría trabajo para rato y se puso manos a la obra.
Hades lo encontró allí casi cuando era la hora de almorzar y disfrutó viéndolo mover de aquí para allá durante unos minutos antes de toser suavemente. Shun dejó caer unos libros del susto y se dio vuelta.
-Perdón… creo que te asusté – dijo Hades
-¿Eh? No pasa nada. Me sorprendiste – murmuró Shun.
-Vaya. Te está quedando muy bien.
-No he hecho demasiado.
-Pero se nota la diferencia. Yo no suelo tener tiempo para estas cosas. Y la servidumbre tiene prohibido entrar a la biblioteca.
-Revisé algunos de los libros, espero que no te moleste. Están escritos en un idioma que no entiendo.
-No te preocupes. Puedes leer lo que quieras. La servidumbre no puede entrar porque hay libros muy peligrosos pero que a ti no te dañaran. Algunos libros están en griego antiguo, por eso no debes comprenderlos. Te enseñaré el idioma.
-No quiero molestarte.
-No me molesta – contestó Hades – venía a decirte que ya estaba el almuerzo.
-Gracias. ¿Dónde almorzaremos?
-Sígueme. ¿Pudiste recorrer el castillo?
-Si, una parte. Hasta que encontré la biblioteca.
El comedor era una estancia inmensa en cuyo centro se encontraba una enorme mesa en la que sólo se veían los cubiertos para dos comensales. Uno colocado frente al otro.
Shun tomó asiento y se sintió incómodo colocado en una punta mientras Hades se colocaba en el extremo más alejado, no daba pie a conversar demasiado y menos con tantos sirvientes alrededor.
Hades notó de inmediato la incomodidad de Shun y luego de un momento preguntó.
-¿Pasa algo?
-¿Podría cambiarme de lugar?
-Claro. No veo porque no. Llamaré a alguien.
-Descuida. Yo lo haré.
Shun se levantó, tomó las cosas y las corrió ubicándose ante la sonrisa complacida de Hades a su derecha.
-Así está mejor. Por lo menos podremos conversar sin andar a los gritos – dijo Shun tomando asiento.
-¿No te molesta conversar conmigo? – preguntó Hades con interés
Shun negó suavemente con la cabeza.
-Hades, eres muy bueno conmigo. No merezco que lo seas – murmuró el conejito
-¿No lo mereces? Claro que lo mereces, Shun. Jamás dudes de eso, mi bondad no es nada comparada con la tuya. Te sacrificaste al venir aquí.
-No. Quizás si me lo hubieras preguntado ayer te hubiera dicho que sí, pero hoy no puedo decir que sea un sacrificio.
Shun sonrió suavemente y sus miradas se cruzaron por un instante antes de concentrarse en el almuerzo.
El almuerzo tuvo un observador del que ninguno de los dos se percató, Radamantis. El juez no se perdió ningún detalle y en su mirada se podía ver un único sentimiento: odio.

5El Precio (Shun x Hades) NC17 Cap.1 Empty Re: El Precio (Shun x Hades) NC17 Cap.1 Sáb Jun 06, 2009 1:50 pm

lily25

lily25

que bueno que lo subas , este fic es una de mis favoritos me encanta la pareja shun x hades

6El Precio (Shun x Hades) NC17 Cap.1 Empty Re: El Precio (Shun x Hades) NC17 Cap.1 Mar Jul 07, 2009 7:56 pm

PrincessofDark

PrincessofDark

Muchas gracias, Analucy por dejarme tu comentario.

Shun se despertó sintiéndose abrazado estrechamente y colocado encima de algo que respiraba suavemente y luego sintió dolor en su cuerpo, pero no era demasiado, era un dolor soportable. Recordó momento a momento todo lo que había sucedido la noche anterior y se estremeció… Hades había sido muy bueno con él, paciente y delicado, tal como se lo había prometido y debía reconocer que había disfrutado todo lo que había pasado… quizás no amara a Hades pero tampoco podía odiarlo. No podía odiarlo porque se estaba portando muy bien con él.
-¿En qué piensas, amor? – preguntó el dios en ese momento.
Shun alzó su rostro para mirar el rostro del mayor y el rubor tiñó suavemente sus mejillas.
-Tú… cumpliste tu promesa. Gracias – contestó Shun un poco apenado.
Hades sonrió y acarició su mejilla con una de sus manos.
-De nada, mi ángel. ¿Te sientes bien? Quizás debas quedarte acostado por hoy… ordenaré que te traigan el desayuno a la cama.
-No. Eso no es necesario. Me levantaré cuando tú lo hagas.
Hades rió y asintió.
-Pues yo estoy cansado, y aunque ya sería hora de empezar a trabajar… no lo haré. Ven, duerme un rato más.
Shun se dejó abrazar de nuevo por Hades y casi en un minuto volvió a dormirse.
-Cuanto quiero decirte que te amo, pero no lo haré hasta estar seguro de que me contestarás lo mismo… aunque demore un siglo en que me ames me ganaré tu corazón y no lo perderé jamás – susurró Hades acariciando los bellos cabellos verdes y luego durmiéndose.
Shun despertó de nuevo cuando sintió que lo besaban brevemente.
-Es hora de desayunar, Shun – susurró Hades colocando una bandeja con el desayuno frente a él para luego acostarse a su lado.
-¡Gracias!
-Creo que alguien estaba con hambre… - rió Hades tomando una taza de café.
-Pues… un poquito – sonrió Shun
-Entonces come… anda. ¿O quieres que te dé de comer? A mí no me molestaría en lo absoluto…
Shun se ruborizó y de inmediato tomó un vaso de jugo de naranja y se lo tomó de un sorbo.
-Santo Cielo… alguien tenía mucha sed… - dijo Hades
El desayuno fue tranquilo, sin mucha conversación pero sin silencios incómodos. La conversación se inició cuando ya los dos habían terminado de desayunar y Hades se levantaba tomando una bata y anudándosela mirando de reojo al peliverde que se ruborizó al ver la desnudez de su amante. Esbozó una sonrisa y mientras caminaba por la habitación buscando sus cosas comenzó a hablar.
-Shun si quieres puedes revisar si te gustan las cosas que dejé en el armario y en la cómoda. Si hay algo que no vayas a usar apártalo que una de las doncellas se lo llevará.
-¿Cuáles son mis obligaciones? – preguntó Shun con cierta timidez
-¿Obligaciones? Ninguna, Shun. Puedes hacer lo que tú quieras.
-Es que me gustaría tener alguna ocupación, para no sentirme inútil.
Hades miró con semblante meditativo al jovencito de cabellos verdes, pensando al mismo tiempo en lo hermoso que se veía así envuelto entre las sábanas del lecho con gesto de cansancio.
-Bueno, si quieres hacer algo hay una enorme biblioteca que hace años que no se ordena y no se revisa. No es una gran ocupación pero…
-Me pondré en práctica enseguida – Shun iba a levantarse pero al recordar su desnudez se arrebujo aún más entre las sábanas con un suave rubor.
-Te dejaré a solas para que te vistas. Estaré en el Palacio de Justicia
-¿Dónde queda eso? – preguntó Shun curioso.
-Está cerca de la tercera prisión. Hoy por la tarde te llevaré a realizar un recorrido por los lugares más importantes del Inframundo para que puedas moverte libremente por ellos. Si quieres por supuesto.
Shun esbozó una sonrisa y asintió.
-Claro que sí. Me gustaría mucho.
-Perfecto. Te veré para almorzar – Hades se acercó y lo besó brevemente antes de dejarlo solo.
Shun se levantó y se encaminó al que supuso era el cuarto de aseo. Después de un rato abandonó la habitación luciendo una túnica negra… casi todas las túnicas que había encontrado en el armario eran negras o grises, junto con alguna que otra azul.
Después de un largo rato encontró la biblioteca pero antes había recorrido tantas habitaciones inmensas y llenas de objetos y cosas que estaba cansado. Cuando vio la biblioteca casi se cae de espaldas al ver la enorme cantidad de libros en completo desorden. Llegó a la conclusión de que tendría trabajo para rato y se puso manos a la obra.
Hades lo encontró allí casi cuando era la hora de almorzar y disfrutó viéndolo mover de aquí para allá durante unos minutos antes de toser suavemente. Shun dejó caer unos libros del susto y se dio vuelta.
-Perdón… creo que te asusté – dijo Hades
-¿Eh? No pasa nada. Me sorprendiste – murmuró Shun.
-Vaya. Te está quedando muy bien.
-No he hecho demasiado.
-Pero se nota la diferencia. Yo no suelo tener tiempo para estas cosas. Y la servidumbre tiene prohibido entrar a la biblioteca.
-Revisé algunos de los libros, espero que no te moleste. Están escritos en un idioma que no entiendo.
-No te preocupes. Puedes leer lo que quieras. La servidumbre no puede entrar porque hay libros muy peligrosos pero que a ti no te dañaran. Algunos libros están en griego antiguo, por eso no debes comprenderlos. Te enseñaré el idioma.
-No quiero molestarte.
-No me molesta – contestó Hades – venía a decirte que ya estaba el almuerzo.
-Gracias. ¿Dónde almorzaremos?
-Sígueme. ¿Pudiste recorrer el castillo?
-Si, una parte. Hasta que encontré la biblioteca.

7El Precio (Shun x Hades) NC17 Cap.1 Empty Re: El Precio (Shun x Hades) NC17 Cap.1 Mar Jul 07, 2009 7:58 pm

PrincessofDark

PrincessofDark

El comedor era una estancia inmensa en cuyo centro se encontraba una enorme mesa en la que sólo se veían los cubiertos para dos comensales. Uno colocado frente al otro.
Shun tomó asiento y se sintió incómodo colocado en una punta mientras Hades se colocaba en el extremo más alejado, no daba pie a conversar demasiado y menos con tantos sirvientes alrededor.
Hades notó de inmediato la incomodidad de Shun y luego de un momento preguntó.
-¿Pasa algo?
-¿Podría cambiarme de lugar?
-Claro. No veo porque no. Llamaré a alguien.
-Descuida. Yo lo haré.
Shun se levantó, tomó las cosas y las corrió ubicándose ante la sonrisa complacida de Hades a su derecha.
-Así está mejor. Por lo menos podremos conversar sin andar a los gritos – dijo Shun tomando asiento.
-¿No te molesta conversar conmigo? – preguntó Hades con interés
Shun negó suavemente con la cabeza.
-Hades, eres muy bueno conmigo. No merezco que lo seas – murmuró el conejito
-¿No lo mereces? Claro que lo mereces, Shun. Jamás dudes de eso, mi bondad no es nada comparada con la tuya. Te sacrificaste al venir aquí.
-No. Quizás si me lo hubieras preguntado ayer te hubiera dicho que sí, pero hoy no puedo decir que sea un sacrificio.
Shun sonrió suavemente y sus miradas se cruzaron por un instante antes de concentrarse en el almuerzo.
El almuerzo tuvo un observador del que ninguno de los dos se percató, Radamantis. El juez no se perdió ningún detalle y en su mirada se podía ver un único sentimiento: odio.
Radamantis abandonó el lugar hecho una verdadera furia para encerrarse en su habitación. Lo odiaba, lo odiaba desde el mismo momento en que Hades lo había encontrado, desde que lo había visto subir día tras día al Santuario sólo para vigilarlo. Y más lo había odiado cuando vio sufrir a su señor por él, confesándole lacónicamente que había prometido no regresar al Santuario y que esperaría que fuera él el que lo llamara. Y después se había olvidado, cuando al pasar las semanas su señor no recibió ningún llamado de ese joven. ¡Pero un maldito día lo llamó! Y Hades no dudó en acudir a su voz y detener a Poseidón con tal de complacerlo y lo que lo llenó de rabia fue verlo llegar con él al Inframundo. Se tranquilizó pensando en que quizás lo quisiera como un capricho e indirectamente se lo sugirió, pero la respuesta lo dejó helado, su señor se casaría con él. Y lo había cumplido la misma tarde en que lo trajo, y él, el juez más poderoso del Inframundo había tenido que jurar fidelidad y obediencia a ese niño, a ese maldito caballero de Atena.
Las razones de su odio no partían de su belleza ni de su carácter, ya que lo consideraba demasiado dulce y tierno para su señor. Su odio partía de la idea de que Shun ocupaba el lugar que él tendría que haber ocupado, como príncipe del Inframundo, porqué sino su señor se había acostado con él, aquella noche de tormenta donde las copas habían corrido de más y cuando quiso acordar los dos estaban en su cama, porque Hades jamás lo metió en su dormitorio.
Estaba feliz después de ese día, pensando en que muy pronto su lugar sería mucho más importante y después había aparecido ese maldito niño y a su señor dejó de importarle toda persona que no fuera él.
Su mente comenzó a tramar un plan, porque costara lo que costara, él separaría a ese niño de su señor para posteriormente ocupar su lugar.
* * *
Mientras tanto la superficie terrestre no estaba tranquila ni mucho menos. El Santuario de Atena vivía una constante revolución. La diosa les había pedido y ordenado que descansasen antes de comenzar los preparativos para descender al Inframundo.
Su orden fue acatada por los más heridos, pero los demás caballeros de Atena y en especial los de bronce habían empezado a entrenar al otro día de terminado el enfrentamiento con Poseidón.
-Ikki… descansa – Saori contemplaba el gesto de esfuerzo y agotamiento en el Fénix, que no dejaba de entrenar pese a que ya anochecía.
-Estoy bien – la respuesta fue arisca, pero Saori intuyó el dolor que tendría el alma del Fénix por no haber podido hacer nada.
-Ikki. No te culpes, si alguien tiene la culpa soy yo, por ser tan débil que no pude derrotar a Poseidón por mí misma.
-¡Yo debí protegerlo! Es mi hermano y… ahora él lo tiene… y no quiero pensar en lo que puede hacerle… - Saori vio derramarse algunas lágrimas del rostro del Fénix pero éste las apartó de golpe, no queriendo reconocer su debilidad.
-Lo traeremos de regreso, Ikki. Te doy mi palabra. Sin embargo, te necesitamos a ti y en buenas condiciones. Entrenando así no conseguirás nada aparte de debilitarte. Por hoy ya fue suficiente.
Ikki asintió derrotado, sabiendo que su diosa tenía razón y sin embargo, el dolor que lo atenazaba era tanto y tan profundo:”Shun te traeré, lo prometo, hermanito” fueron sus últimos pensamientos antes de partir con Saori.

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