Me es inevitable no reírme de la poca gracia con la que cae en el agua y aun mas con la que sale de esta. Su mirada enojada no hace nada más que divertirme y termino girando los ojos ante su comentario. Es demasiado cabeza dura que no se qué hacer con él, por lo que termino cruzándome de brazos y clavando la mirada en la suya.
"No seas ridículo," tengo ganas de suspirar. "No te ves afeminado, estas mal de la cabeza."
Y luego tengo una idea. Es una muy buena pero mala idea. Y me sonrió, una sonrisa picara y malvada y que te deja saber que tengo algún plan nada bueno. Es entonces que me acerco a él, con toda seriedad. Su cabello esta goteando, las olas pegan contra nuestros pies y me paro frente a él. Sé que tal vez acabe con un golpe o dos. O más.
"Si pensara que eres afeminado," comencé y le tome de la barbilla. "Haría algo así," le levante el rostro y sin más presione mis labios contra los de él. Me sorprendo un poco ante la suavidad. "O algo así," respiro, mi brazo enredándose en la parte baja de su espalda para atraerlo a mi cuerpo.