Se apresuró a negar. Era de mala educación hacer esperar a la cita; en todo caso, prefería ser él quien aguardara. Era paciente para ese tipo de cosas, después de todo. Pero ahora que estaba frente a su alumno, se preguntó por momentos cómo debería dirigirse a él. En esos instantes, parecían casi de la misma edad. ¿Incomodaría eso a su pupilo? Apostaba que, si llegaba a preguntar a cualquiera, pensaría que no se llevaban más que un par de años.
-Puedes dejar las formalidades de lado aquí, Mu. Relájate, no te haré nada -"A menos que...", arrugó la nariz. Bueno, a menos que mostrase actitudes poco propias de él. Dudaba que lo hiciera, la verdad. La personalidad de patriarca, en realidad, no se debía sólo al status que le había sido otorgado. -¿Cómo te encuentras?
Entonces, cayó en algo: al igual que él, era probable que su alumno también tuviera varias citas esa misma noche. Los puntitos en su frente decayeron un poco en cuanto frunció el entrecejo. El menor era astuto, sí... ¿pero y si le hacían algo? ¿Si intentaban algo -lo que sea- en contra de su voluntad? Era como un hijo para él, después de todo. ¿Debería asegurarse de que iba todo bien o sería muy metiche de su parte?