La verdad es que no soportaría verte en otros brazos.
…Jamás fui creyente del amor. En el pueblo donde fui criado ese era el tema mas tocado o idealizado al igual que en el resto del mundo, toda historia, todo poema, todo escrito, todo valor, principio, leyes, familia y hasta la sociedad misma estaban basadas en ese incierto sentimiento que aún nadie se atreve a definir racionalmente. Ni siquiera yo.
El punto es, que jamás en mi vida creía toparme con un sentimiento como ese en mi vida, siempre fui un chico ambicioso, materialista, no sabría decirte si profundo o superficial, simplemente mis intereses eran otros, pero los mantenía bien motivados… y bien activados diría yo, pues ponía todo de mi parte para que se cumpliera, y (modestia aparte) siempre lo conseguía.
Jamás he sido amigo del fracaso y la competencia no ha sido mas que un sentimiento efímero que luego se regresa haciéndome reverencia, pues realmente nunca ha existido ni existirá una verdadera amenaza para mí. Un inteligente caballero, fuerte y poderoso, atractivo y seductor, ¿qué otras cualidades necesito para ser completamente victorioso?... Claro que la belleza es subjetiva… el poder… e incluso la inteligencia, ¿acaso no todo lo es a la final?...
Desde hace algún tiempo mi objetividad se ha visto intensamente distorsionada por los pensamientos de otra persona, de tú persona, Siegfried, de modo que ahora mismo, que estoy aquí sentado, preparándome un café mientras te encuentras echado en la cama sigo siendo incapaz de pensar por mi mismo, o al menos con alguna idea en la que no te veas incluido.
La verdad siempre he sido egoísta, pero tu eres egocéntrico. Te gusta ser el centro de atención con tu carita linda, tu actitud de galante y de caballero de honor que se luce ante todos como un héroe de sonrisa brillante, siempre necesitando ese aplauso, ese gracias o esas estúpidas medallas de condecoración que tanto te enfocas en mostrarle a los demás, buscando quien sabe qué coño de parte de ellos. ¿Aprobación acaso?, ¿Dinero?, ¿Fama?...
Ja… me parece que a la final te descubrí cariño. A la final todas las personas somos iguales y tenemos los mismos instintos. Yo si sé por qué rayos quería ser tan sobrevalorado… eres en la vida cotidiana como eres en la cama. Poderoso, si… pero ego centrista… te gusta que te atiendan, que te alaben, que te sirvan y te complazcan…
¿Eso era lo que buscabas desde un inicio no? ¿Qué el imbecil de Syd te lo aplaudiera verdad?, O mejor aún pensado… que te lo retribuyera en privado…
Seguro que querías con él tanto como con todo el mundo de Asgard…
La verdad es que a mi no me engañas Siegfried… lo que eres es un viejo morboso… una puta asquerosa que tan solo por tener una cara bonita le dan el apodo de “Casanova” en lugar del que te mereces.
Si… como te lo dije ayer, hacen una linda pareja. Se ven bonitos, todo el mundo lo dice si, ¿pero y a mí qué?, ¿de qué coño me sirve que vengas acá a confesarme que piensas tener un amorío con otra persona?... y encima vienes con tu bolsita y regalo de consolación a decirme “Siempre te voy a querer Alberich. Podemos ser amigos”… ¡AMIGOS EL COÑO DE TU MADRE SIEGFRIED!
Lo que eres es un soberano descarado… que vienes con tu cara de santo como siempre, vienes, me respondes los besos “por cortesía” como si los besos se diesen por eso y luego vienes y como ser CORRECTO que eres me lanzas esa sopeteada en la cara…
¿Acaso lo correcto no era el felices para siempre maldito guebón?
¿El que te quedaras conmigo en la salud y en la enfermedad pasase lo que pasase?... Ah no, de bolas, porque conmigo no estarías casado no… me pongo cursi entonces…
¡CURSI COMO TU CUANDO ME DECIAS TE AMO MALDITO!....
…Verga, me hiciste botar el café…
Hasta todavía a estas horas me sigues saboteando la existencia…
¿Sabes algo?... Yo jamás estuve pendiente ni le pedí a nadie que estuviese haciéndome pensar en pajaritos preñados. Al único imbécil al que le presté atención fue a ti y quien sabe por qué rayos, por adulador que soy, por ganar escalones en el ejército de guerreros de Asgard, por estar mas cerca del trono… ¡Qué se yo!... El punto es que te me metiste por los ojos igualito que como lo debes haber hecho con Syd. Claro, yo de tonto no me di cuenta porque es que ni siquiera conocía del tema.
Nada sabía yo al respecto… ¡y primera y última vez que me enamoro Siegfried! ¡Primera y última vez!...
Así como esta es la última vez que me habrás hecho llorar… ojala te sepan a lágrimas el café… que se mezcle junto a todo lo demás pero que solo te sepan las lágrimas y que sea el último sabor que se te quede marcado en la boca, porque ni un último beso te voy a dar desgraciado…
…Ni uno solo.
- …
De a ratos… me quedo en blanco, pero ya no hay marcha atrás.
El café… las lágrimas y el veneno han de haberse mezclado ya perfectamente pues no se nota ninguna coloración distinta…
- Alberich… ¿ya terminaste el café?
- Si… ya voy…
El amor, como te dije antes, nadie lo puede describir, porque es diferente para cada uno… yo jamás lo había sentido hasta que me obligaste a sentirlo, pero sigo siendo yo mismo dentro de todo… y mientras te ofrezco tu taza sobre la bandeja y comienzas a tomártela me recuerdo entonces que si, sigo siendo egoísta y no soportaría verte en otros brazos.
Fin.
…Jamás fui creyente del amor. En el pueblo donde fui criado ese era el tema mas tocado o idealizado al igual que en el resto del mundo, toda historia, todo poema, todo escrito, todo valor, principio, leyes, familia y hasta la sociedad misma estaban basadas en ese incierto sentimiento que aún nadie se atreve a definir racionalmente. Ni siquiera yo.
El punto es, que jamás en mi vida creía toparme con un sentimiento como ese en mi vida, siempre fui un chico ambicioso, materialista, no sabría decirte si profundo o superficial, simplemente mis intereses eran otros, pero los mantenía bien motivados… y bien activados diría yo, pues ponía todo de mi parte para que se cumpliera, y (modestia aparte) siempre lo conseguía.
Jamás he sido amigo del fracaso y la competencia no ha sido mas que un sentimiento efímero que luego se regresa haciéndome reverencia, pues realmente nunca ha existido ni existirá una verdadera amenaza para mí. Un inteligente caballero, fuerte y poderoso, atractivo y seductor, ¿qué otras cualidades necesito para ser completamente victorioso?... Claro que la belleza es subjetiva… el poder… e incluso la inteligencia, ¿acaso no todo lo es a la final?...
Desde hace algún tiempo mi objetividad se ha visto intensamente distorsionada por los pensamientos de otra persona, de tú persona, Siegfried, de modo que ahora mismo, que estoy aquí sentado, preparándome un café mientras te encuentras echado en la cama sigo siendo incapaz de pensar por mi mismo, o al menos con alguna idea en la que no te veas incluido.
La verdad siempre he sido egoísta, pero tu eres egocéntrico. Te gusta ser el centro de atención con tu carita linda, tu actitud de galante y de caballero de honor que se luce ante todos como un héroe de sonrisa brillante, siempre necesitando ese aplauso, ese gracias o esas estúpidas medallas de condecoración que tanto te enfocas en mostrarle a los demás, buscando quien sabe qué coño de parte de ellos. ¿Aprobación acaso?, ¿Dinero?, ¿Fama?...
Ja… me parece que a la final te descubrí cariño. A la final todas las personas somos iguales y tenemos los mismos instintos. Yo si sé por qué rayos quería ser tan sobrevalorado… eres en la vida cotidiana como eres en la cama. Poderoso, si… pero ego centrista… te gusta que te atiendan, que te alaben, que te sirvan y te complazcan…
¿Eso era lo que buscabas desde un inicio no? ¿Qué el imbecil de Syd te lo aplaudiera verdad?, O mejor aún pensado… que te lo retribuyera en privado…
Seguro que querías con él tanto como con todo el mundo de Asgard…
La verdad es que a mi no me engañas Siegfried… lo que eres es un viejo morboso… una puta asquerosa que tan solo por tener una cara bonita le dan el apodo de “Casanova” en lugar del que te mereces.
Si… como te lo dije ayer, hacen una linda pareja. Se ven bonitos, todo el mundo lo dice si, ¿pero y a mí qué?, ¿de qué coño me sirve que vengas acá a confesarme que piensas tener un amorío con otra persona?... y encima vienes con tu bolsita y regalo de consolación a decirme “Siempre te voy a querer Alberich. Podemos ser amigos”… ¡AMIGOS EL COÑO DE TU MADRE SIEGFRIED!
Lo que eres es un soberano descarado… que vienes con tu cara de santo como siempre, vienes, me respondes los besos “por cortesía” como si los besos se diesen por eso y luego vienes y como ser CORRECTO que eres me lanzas esa sopeteada en la cara…
¿Acaso lo correcto no era el felices para siempre maldito guebón?
¿El que te quedaras conmigo en la salud y en la enfermedad pasase lo que pasase?... Ah no, de bolas, porque conmigo no estarías casado no… me pongo cursi entonces…
¡CURSI COMO TU CUANDO ME DECIAS TE AMO MALDITO!....
…Verga, me hiciste botar el café…
Hasta todavía a estas horas me sigues saboteando la existencia…
¿Sabes algo?... Yo jamás estuve pendiente ni le pedí a nadie que estuviese haciéndome pensar en pajaritos preñados. Al único imbécil al que le presté atención fue a ti y quien sabe por qué rayos, por adulador que soy, por ganar escalones en el ejército de guerreros de Asgard, por estar mas cerca del trono… ¡Qué se yo!... El punto es que te me metiste por los ojos igualito que como lo debes haber hecho con Syd. Claro, yo de tonto no me di cuenta porque es que ni siquiera conocía del tema.
Nada sabía yo al respecto… ¡y primera y última vez que me enamoro Siegfried! ¡Primera y última vez!...
Así como esta es la última vez que me habrás hecho llorar… ojala te sepan a lágrimas el café… que se mezcle junto a todo lo demás pero que solo te sepan las lágrimas y que sea el último sabor que se te quede marcado en la boca, porque ni un último beso te voy a dar desgraciado…
…Ni uno solo.
- …
De a ratos… me quedo en blanco, pero ya no hay marcha atrás.
El café… las lágrimas y el veneno han de haberse mezclado ya perfectamente pues no se nota ninguna coloración distinta…
- Alberich… ¿ya terminaste el café?
- Si… ya voy…
El amor, como te dije antes, nadie lo puede describir, porque es diferente para cada uno… yo jamás lo había sentido hasta que me obligaste a sentirlo, pero sigo siendo yo mismo dentro de todo… y mientras te ofrezco tu taza sobre la bandeja y comienzas a tomártela me recuerdo entonces que si, sigo siendo egoísta y no soportaría verte en otros brazos.
Fin.