Me dedique a perderte
Alejandro Fernández
Alejandro Fernández
Porque no te bese en el alma
Cuando aun podía
Porque no te abracé la vida
Cuando la tenía
Sentado en el frió mármol que adorna la entrada a su templo, las manos apoyadas en las piernas, la mirada perdida en un punto del suelo, el rostro bajo y las lagrimas cayendo una a una.
“Lo he perdido”, se repetía una y otra vez en su mente,” ¿Que he perdido si jamás lo tuve?”, continuaba con aquellos pensamientos, recordando que lo hizo llegar hasta ese lugar…
<< Flash back >>
Hacia algún tiempo que había dejado de considerarlo arrogante, desde aquella ocasión en que curo sus heridas, mismas que se hizo al defenderlo aun a costa de su propia vida, desde entonces había contemplado algo diferente, una divinidad y belleza absoluta que nunca antes vio en alguien más.
Sus tardes eran siempre la mismas, subía de leo a virgo, solamente para platicar, para acompañarlo, para estar un momento a su lado, él lo sabia, se había enamorado, como un loco perdido que solo piensa en la luz de sus ojos, en la felicidad que lo embriaga cada vez que lo mira, en los celos terribles si alguien más le llamaba, si alguien más le buscaba.
Y justo eso… era lo que pasaba.
Y yo que no me daba cuenta
Cuanto te dolía
Y yo que no sabía
El daño que me hacia
Como cada tarde, subía las pesadas escaleras sabiendo que al final todo valdría la pena, finalmente cuando llego a la entrada del sexto templo, cansado por haber corrido con todas sus fuerzas, se quedo un momento parado con las manos apoyadas sobre las rodillas hasta que su respiración se normalizara, dio un paso, luego otro, otro más y otro, hasta que escucho su voz saliendo de su propio templo, y para su desdicha venia acompañado de él, como siempre, así era desde hace algún tiempo.
- Aioria… que gusto verte – Su sonrisa iluminaba su rostro, el solo tenerlo frente le provocaba la mayor de las alegrías, aun que este ni si quiera lo notara.
- Venias a verme? – Le pregunto sumamente interesado, e insospechadamente entusiasmado.
- …. – Pero Leo no dijo nada, cerró los ojos intentando mantener la calma, odiaba verlo tan cerca de virgo.
- … No…. Yo… iba a ver a Milo… - Mintió, pasando de largo entre ambos, empujando al rubio en el trayecto.
El hindú solo bajo la mirada, triste por lo sucedido, por lo gélido de su mirada, y lo cortante en sus palabras, sintió el reconfortante brazo sobre su hombro, mustio antes de girar su rostro y ver los ojos de jade mirándole, asintió levemente con la cabeza y continuo caminando escaleras abajo, seguido de cerca por Aries, mientras leo subía sin devolver la mirada.
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Se encontraba a sus espaldas, alejado unos cuantos pasos de aquel a quien tanto amor le profesaba, escondido tras la enorme columna, mirándolo en silencio.
“Aioria, lo lamento tanto… nunca note cuanto te hería y tampoco note cuanto me dolía, o más bien no quería aceptarlo.”. Comenzó caer lentamente de rodillas, ahora él también era presa de su llanto y del profundo dolor que existía en su corazón.
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Como es que nunca me fije
Que ya no sonreías
Y que antes de apagar la luz
Ya nada me decías
Las cosas habían cambiado, aquellas tardes se esfumaron, se transformaron en nada más que un recuerdo, Aioria solo iba a virgo cuando tenia que subir a escorpión, lo cual no era seguido, ya que había suplicado a Millo que el bajara para no tener que pasar por aquella casa.
Sus preciosas esmeraldas ya no brillaban con la intensidad de las estrellas, las sonrisas eran un mito en su rostro, algo que ya no se permitía.
Y así como leo se encontraba virgo, desconcertado ante sus emociones, ignorando por completo lo que sucedía, solo caminaba pasando lo menos posible por donde él se encontrara, no terminaba de entender su tristeza y se negaba a indagar en la suya propia.
Que aquel amor se te escapo
Que había llegado el día
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“Yo sabia que tu me amabas, pero también sabia cuanto te lo negabas, es que acaso la reencarnación de Buda tiene prohibido sentir?”
Que ya no me sentías
Que ya ni te dolía
“Me negué tanto a sentir, que olvide tus emociones, me olvide que eras mi amigo, me olvide que era tu apoyo, hasta que llegamos al punto que ya nadie sentía pena por el otro.”
Me dedique a perderte
Y me ausente en momentos
Que se han ido para siempre
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- Me iré un tiempo del santuario…- Menciono mientras acomodaba sus cosas, su rostro mostraba una seriedad inmaculada, pero sus pupilas reflejaban una pena incontenible.
- Estas loco? , no puedes irte Aioria – Vocifero el de cabellos azules haciéndole frente.
- Es por él no es verdad? – No hubo respuesta, el castaño simplemente siguió con su pequeña maleta ignorando olímpicamente sus palabras.
Milo desesperado ante su actitud lo tomo por los hombros, obligándolo a levantar la vista por tan feroz agarre.
- Mírame Aioria, cuanto tiempo más piensas estar sufriendo por él, que acaso no lo ves a Shaka ni si quiera le interesa tu estado – Leo retiro sus brazos, empujándolos bruscamente.
- Por que mejor no te callas Milo?, ya te lo dije, me iré y no hay vuelta atrás –
Tomo su pequeña maleta y se retiro, dejando al griego en la entrada del quinto templo viéndolo partir, apenas levanto la mano para despedirse levemente.
Me dedique a no verte
Había pasado horas enteras en el jardín de la sales, meditando sin existo alguno, hasta que decidió que lo mejor era consultar con Buda sobre esa sensación que le impedía seguir adelante.
- Shaka… Shaka… que es lo que atormenta tanto – La voz replicaba en sus sentidos, Buda había atendido a sus llamados.
- Yo… no entiendo lo que siento… -
- Que es lo que no entiendes Shaka… si todo esta claro en tu mente – La voz de Buda era suave y reconfortante, sin embargo virgo frunció el seño, contestando con toda calma.
- No lo esta. Por que no lo entiendo…- Buda pareció conmoverse.
- Shaka… no tienes por que impedirte el sentir, si tu lo amas deberías decírselo…- Y la voz de Buda se perdió en el viento que cantaba armonioso cerca de sus oídos.
Y me encerré en mi mundo
Y no pudiste detenerme
Y me aleje mil veces
Y cuando regrese
Te había perdido para siempre
Y quise detenerte
Se encamino hacia la salida de las sales gemelas, al salir pudo notar el cosmos de Leo alejarse lentamente por las escalinatas del santuario, decidió alcanzarlo, así que corrió rumbo a leo donde se encontró con Milo, aun en la entraba viendo al horizonte.
- Milo… y Aioria?..- El griego giro su rostro hasta toparse con el del hindú al que miro con un profundo odio.
- Tu deberías saberlo, es por ti por quien se va…- Dio media vuelta y camino rumbo de regreso a su propio templo, dejando a Shaka en un profundo shock, del cual no tardo mucho en salir y bajando lo más rápido que pudo le dio alcance a Leo.
- Aioria… Aio…. Aioria…- Lo llamo desde una distancia considerable, su voz era jadeante debido a la ardua labor de alcanzarlo tan pronto.
El castaño se quedo aun de espaldas a él, escuchado su respiración agitada y lo débil de sus palabras.
- Te iras… así nada más?....- Camino con lentitud hasta quedar a escasos centímetros de él y posar su mano izquierda sobre su espalda apenas tocando con los dedos su hombro derecho.
- Así es… - Se aparto, rechazando el contacto de su cuerpo con las manos del rubio.
- Tanto me odias Aioria…? – Pregunto casi en un sollozo ahogado de su voz.
- Yo no te odio Shaka, es precisamente por no odiarte que me largo – Comenzó a caminar de nuevo alejándose en el horizonte sin esperar por la respuesta de su acompañante, de su mejor amigo.
Shaka lo miro alejarse sin poder detenerlo, quería hacerlo pero había algo más fuerte que se lo impedía, se sentó sobre la áspera arena, abrazando sus piernas con sus brazos, atrayéndolas hacia su pecho.
Entonces lo sintió un calido abrazo lo rodeaba, abrió los ojos sorprendido girando su rostro reconociendo a su dueño al instante.
- Mu…-
- Esta bien Shaka, lo he visto todo… lo lamento…- Tomo asiento al lado suyo, abrazando sus piernas de la misma forma que virgo.
- Solo…. Solo quería decirle que… lo amo… - Bajo su rostro mirando a su propio cuerpo bajo su barbilla, su cuerpo se estremecía, señal de que estaba llorando.
Mu se acerco tomándolo en brazos y recostándolo en su propio pecho, intentando calmar el dolor de su corazón mientras acariciaba con dulzura su espalda y pasaba sus manos por entre las largas hebras rubias de su cabello.
Paso un largo mes desde aquello, las cosas siguieron su curso, nada se detuvo, cuando regreso después de 35 días fuera del santuario se sentía alguien renovado, lleno de vida, sus pulmones aspiraban el aire de Grecia, de la ciudad que le vio nacer, por fin estaba de vuelta.
Camino por entre el rocoso sendero, escalando las piedras y evitando los surcos, esto es lo que no hacia fácil que cualquier persona subiera al santuario, desees de caminar durante un rato por fin diviso las estructura del coliseo, así como el resto de las ruinas antiguas del lugar.
Todo ese tiempo le había ayudado a reflexionar, al hacerlo se había dado cuenta de que ese ángel era todo lo que tenia y lo que más amaba en la vida, esperanzado en que podría arreglar las cosas con él, subió corriendo hasta el sexto templo sin si quiera parar por el suyo para dejar sus pertenencias, su urgencia por verle, abrazarle y escucharle eran tan grandes que no había nada que pudiera terminar con su felicidad o al menos eso pensaba.
Entro con sigilo en el templo de virgo, recorriendo cada camino, tocando cada columna como si fuera un sueño estar de nuevo en aquel lugar, sintió el cosmos de su amado, feliz corrió en su encuentro pensando en lo feliz que seria Shaka al verlo, pero la sorpresa se la llevo él al escuchar su voz.
- Vamos Shaka deja de jugar!! – Conocía muy bien esa voz, camino por entre las sobras, escondiéndose tras las columnas hasta que los vio.
Cualquiera diría que esos no eran virgo y Aries, ambos jugaban como niños con el agua de una fuente, habían agregado jabón y ahora miles de burbujas corrían por todo el lugar, y ambos santos de oro jugando cual niños reventándolas.
Aioria sentía que el corazón se le oprimía.
- Vamos Mu, acaso no puedes hacer nada en contra mía – El hindú sonreía como nunca antes, mientras el lemuriano a sus espaldas lo tomaba por la cintura en un fallido intento por mojarlo.
- Veras que si puedo, vamos no huyas!! – No pudo seguir mirando, sus ojos se llenaban de lágrimas, no aguantaba un segundo más ahí, salio del lugar , caminando pausadamente para no llamar la atención.
Entonces descubrí
Que ya mirabas diferente
Me dedique a perderte
Me dedique a perderte
Sonidos de cristales rompiéndose en la lejanía, palabras inaudibles para los niños, peleas por todas partes, el guardián de leo había parado en un bar del pueblo, bebiendo como si fueran las últimas gotas de alcohol que bebiese en su vida.
Perdido en su letanía, soñando con sus ojos, esos ojos que parecían más brillantes ahora y era obvio que él no era el causante de ello.
Se escuchaba a lo lejos “Me dedique a perderte, me dedique a perderte”, una canción apropiada para su infeliz encuentro, atraído y contrariado por la coincidencia en la letra se acero a escucharla con más atención.
Porque no te llene de mí
Cuando aun había tiempo
Porque no pude comprender
Lo que hasta ahora entiendo
“Y es que muy tarde comprendí que lo eras todo para mi” . Dejo la botella, tomo su chamarra, pago su consumo y se retiro del lugar.
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Y ahí estaba ahora, sentado, llorando y lamentando su perdida.
Que fuiste todo para mí
Y que yo estaba ciego
Te deje para luego
Este maldito ego
El rubio a sus espaldas lo miraba sin decidirse a acercarse o no, poco después de que Aioria saliera del templo de Virgo, Mu se había percatado de su presencia y se lo había hecho saber, ambos habían intuido que su huida se debía a un pensamiento equivocado.
“Yo nunca deje de amarte… nunca deje de esperarte Aioria…. Que debo hacer”. Las palabras de Mu retumbaron en sus odios.
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- Shaka tu aun lo amas no es así? – Le preguntaba mientras tomaba su rostro entre sus manos. – Vamos mi dulce ángel yo se que le amas… a mi no me puedes mentir….-
- Mu… - Tomo las manos de Aries con delicadeza posando un beso en cada una de ellas. – Tú has hecho mucho por mi Mu, pero en serio yo no creo que esto tenga solución alguna… -
- Si no lo intentas jamás podrás saberlo virgo, lo único que tienes que hacer es decirle lo que sientes…- Deposito un beso en su frente y se retiro dejándolo solo con sus emociones, absorto en su profundo miedo por perderlo.
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Me dedique a perderte
Y me ausente en momentos
Que se han ido para siempre
Me dedique a no verte
Y me encerré en mi mundo
Y no pudiste detenerme
Comenzó a caminar débilmente, cuidado cada paso que daba, se hinco a sus espaldas y lo abrazo, posando sus manos sobre su cuerpo, rodeando sus hombros y aprisionando su cuello.
Aioria apenas sintió el contacto levanto la mirada encontrándose con aquellas manos blancas que reconocía bastante bien.
- Sha.…. Shaka… - Quiso girarse, verlo y asegurarse de que no fuera un sueño, pero el rubio se lo impidió abrazándolo aun con más fuerza.
Al sentirlo tan cerca, pudo sentir las lágrimas que salían de su rostro y mojaban su espalda.
- No digas nada… déjame hablar…- Aioria asintió con la cabeza, gesto que el otro reconoció y continuo.
Y me aleje mil veces
Y cuando regrese
Te había perdido para siempre
Y quise detenerte
Entonces descubrí
Que ya mirabas diferente
Me dedique a perderte
Me dedique a perderte
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- Aioria…. Yo… yo te amo…- Sus orbes de esmeralda se abrieron desmesuradamente escuchando algo que creyó que solo podría ser en un sueño.
- Shaka tu…- La blanca mano se poso sobre sus labios impidiéndole articular palabra.
- Aun no termino…. Perdóname por alejarme así, por dejarte ir, por no detenerte… por solo dedicarme día con día a perder tu cariño, tu amor y tu compañía….- Tomo sus manos entre las suyas, esta vez sin impedimento alguno, giro su cuerpo para encontrarse con sus orbes celestes, lo atrajo hasta sus brazos para poder estrecharlo en un calido abrazo.
- Que hay de Mu… yo… los he visto hace un momento y…- Su voz fue acallada por un calido y dulce beso, Shaka le había besado aprovechando su cercanía, cediendo ante el contacto el griego le correspondió el beso haciéndolo cada vez más apasionado.
- Tontito… solo somos amigos, te lo he dicho, yo te amo a ti Aioria…- Acaricio sus mejillas, leo cual gatito ladeo su rostro para sentir aun más sus caricias, y tomando su mano beso el dorso de esta.
- Y yo te amo a ti Shaka…- Esas eran las únicas palabras que aclamaban ser escuchadas por sus oídos, se abalanzo sobre leo abrazándolo con cariño.
“Me dedique a perderte… Pero nunca a dejar de amarte…”
FIN