Bueno es mi primer one shot de esta pareja (y el unico que he escrito sobre saint seiya XD) espero y les guste. PD. Tiene contenido fuerte, osea, lemon.
Mientras su cuerpo temblaba, unas manos heladas y suaves acariciaban sus desnudas caderas.
Unos labios besaban su cuello y espalda, mientras la respiración agitada de aquel perfecto ser chocaba contra su oreja, haciendo que se excitara y algo más que sus sentidos empezaran a despertar y palpitar de placer.
Sin darse cuenta, una de las manos del ruso llego hasta su erecto miembro y empezó a masturbarlo.
Tocando sus testículos, haciéndole sentir indefinidas sensaciones nunca antes experimentadas.
—Mmm, mejor que el helado de vainilla con chispas de chocolate—pensó.
Sintió como algo caliente resbalaba por en medio de sus muslos y como “aquello húmedo” era esparcido por su vientre por las manos del ruso, llegando hasta sus pecho y deteniéndose en sus rosadas tetillas.
—Te gusta?—susurró, mordisqueando su oreja, chupando su pequeño lóbulo.
Y antes de que pudiera contestar, sus labios fueron atrapados por los de su dulce y pervertido pato. Introduciendo su lengua, tocando con la punta de esta su paladar, haciéndolo gemir ruidosamente, lo cual, era silenciado por aquel beso.
Juraría que si las manos del cisne no lo estuviesen agarrando, ya se hubiera desplomado sobre el suelo, recordando aquellas caricias, logrando un gran orgasmo de tan solo volver a recordarlo.
—Shun?—susurraron en su oreja.
—Ho si, así—estiro sus brazos hacia atrás, tratando de tocar la piel del pato.
—Creo necesitas ir al baño hermanito—y sus ojos se abrieron de golpe, dejando ver aquellas grandes esmeraldas.
Vio aquel rostro tan familiar y, casi, muy parecido a él.
—Ikki!—grito para después tomar una almohada y tapar “aquello” que, sin ver, pudo saber que estaba en un problema demasiado bochornoso.
No era la primera vez.
Salto de la cama y corrió hasta el baño.
Y solo podía pensar otra vez: “Otra vez, mierda! Mierda!”
Tomo una toalla y se quitó su pijama blanca.
—Te esperamos abajo, mientras tu… Ya sabes, arreglas… “Eso”—dijo su hermano desde el otro lado.
—s-i! yo… Enseguida bajo, Ikki, no digas nada.
—No, como crees hermanito. Te espero abajo, no demores…. Mucho.
Escucho como la puerta era cerrada.
Abrió la regadera y (con el agua casi helada) entro en la ducha.
Dejo que el agua callera sobre él, tratando de que “aquello” bajara un poco. Pero de tan solo volver a recordar y sentir el agua fría resbalando por todo su cuerpo, no pudo olvidar aquellas manos sobre su piel.
Trató de apurarse lo más rápido que pudo no quería que nadie le hiciera preguntas sobre el motivo de su retraso.
Y con algunos mechones verdes escurriendo aun de agua, bajo rápidamente las escaleras y justo antes de llegar a la entrada del comedor, dio un respiro hondo para después exhalar discretamente el aire.
—Buenos días Shun—dijo Saori, sonriéndole.
—Ho-hola.
—Hola Shun!—dijeron los demás, mientras tomaban su desayuno con una sonrisa en los labios.
Su hermano solo le miro y no dijo nada.
—Hola Shun—susurraron detrás de él.
Y tan solo sentir aquel aire cálido chocar contra su oreja, sintió como sus rodillas le temblaron y “aquello” quería despertar.
“Fuerza de voluntad. Fuerza de voluntad! Auto control!” se repitió así mismo.
Volteo y ahí estaba el causante de sus sueños húmedos, eróticos y deseados que se hicieran realidad:
—Hyoga. El ruso sonrió.
—Y qué? Ni un abrazo para tu hermano adoptivo?—y todos empezaron a reír.
—Cla-claro.
Abrazo al cisne, pero, enseguida, quiso alejarse de él, pero él no lo dejo, incluso, pego mas a Shun a él, agarrando su cabello y oliendo aquel delicioso aroma que desprendía su ser. Un gran error.
Los sentidos en Shun despertaron con rapidez su miembro se “emociono” y el bulto fue creciendo con rapidez.
—Quítate!—grito horrorizado, aventando lejos al caballero de hielo, casi tirándolo al suelo, saliendo corriendo del comedor.
Todos se quedaron callados y miraron extrañados y en shock aquella reacción del pequeño Shun.
Sabía que acaba de cometer la estupidez más grande de su vida, pero, que podía hacer si su miembro estaba poniéndose duro y muy notorio? Qué diablos podía hacer?!
Entro a su habitación y se dio cuenta que, por la preocupación, vergüenza y de mas, su erección había desaparecido.
Tenía que salir de la mansión kido ahora.
Y sin que nadie se percatara bajo las escaleras sigilosa y silenciosamente, llegando hasta la puerta, saliendo de aquella mansión.
“—Crees que este bien?
—Sí, no te preocupes, de por sí que desde hace unas semanas anda algo raro, tal vez… Ande no sé, alterado, yo que sí.
—Si tu lo dices.”
Llego hasta un pequeño rio, donde, se quito los zapatos y subió un poco su pantalón, sentándose a la horilla metiendo sus pies. Se recostó sobre el pasto y cerró los ojos.
Debería relajarse, pero, como lo lograría?
Dejo de pensar en aquel pato, en aquellas manos, en aquellos sueños y decidió dormir.
Se arrodillo frente al caballero de hielo y miro su miembro. Abrió sus labios y empezó a lamber la cabeza del miembro de Hyoga.
Escucho los pequeños gemiditos que el ruso liberaba de su garganta, miro su rostro sonrojado y contraído, lo estaba logrando, estaba excitando más a su amado ruso.
Su cabeza subía y bajaba, sintiendo aquel cuerpo esponjoso rosarse con su lengua.
Era como un dulce que tanto deseaba y que, ahora, hasta ahora! Le dejaban probar; saco el miembro de su boca y paso a las pequeñitas bolsitas colgantes, introdujo una en su boca y succiono, como si tratase de sacar algo dentro de ellas.
Sus manos acariciaban el pecho de Hyoga. Este, agarro una de sus traviesas y curiosas manos y introdujo su dedo medio en su boca.
Ambos gemían ante aquellas deliciosas sensaciones. Pero ahora quería llegar más lejos… Quería sentirlo dentro, ahora.
Dejó de consentir los testículos del cisne y, empezando a masturbarlo, se levanto y lo beso.
—Te necesito…. Dentro…. Ya-ya…. —susurro extasiado, restregándose como si fuera un gato, chocando sus caderas con el miembro del ruso, lambiendo su cuello, gimiendo.
Las manos de Hyoga recorrieron su espalda y llegaron hasta sus nalgas, dio una nalgadita y sonrió.
—Date vuelta.
Y Shun obedeció enseguida.
Hyoga se pego a él, su mano derecha se interpuso entre las nalgas de Shun y su ansioso miembro.
Sintió como uno de los dedos del pato acariciaba la entrada de su ano, moviéndose ansiosamente hacia los lados, haciéndolo gemir una y otra vez.
Echo sus caderas hacia atrás y aquel dedo, junto con otro, se introdujeron de golpe en su ano. Se movió de arriba abajo, una y otra vez.
La otra mano de Hyoga, lo tomo por la cintura y empezó a marcar el ritmo, metiendo y sacando una y otra vez sus dedos, tocando sus calientes paredes, metiéndolos más dentro cada vez que volvía a entrar, llegando a su próstata.
—Dios!
—Hyoga—susurro el cisne. —Repítelo—mordió el hombro de Shun y apretó los testículos de este, sin mucha fuerza.
—Ha-hace… Tiempo… No-o! no puedo dormir… Hazlo, ahora! Ahora!—rogó—Hyoga! Hyoga!
—Shun? Shun! Shun!—gritaron a su lado.
Despertó agitado, levantándose de golpe.
—Estas bien?—esa voz.
Volteo lentamente, temeroso de que aquella persona estuviese ahí.
—Hyoga? Hyoga!
—Estas bien?
Shun saco sus pies del agua y se levanto, impidiendo cualquier contacto con el ruso.
—Sí, claro.
Busco sus zapatos.
Donde diablos los había dejado?
—Todos dicen que estas raro últimamente, y pues, bueno, yo quisiera saber por qué.
—Yo?! Raro, claro que no—rio nerviosamente, mientras seguía buscando sus zapatos.
—Bueno, sabes, el tiempo que estuve en Siberia no dejaba de pensar en ti!—casi grita, mientras seguía a Shun, quien, parecía no prestarle mucha atención.
—Además, deseaba regresar ya, quiera verte de nuevo, al igual que los demás. Me estas escuchando?—dijo al sentirse ignorado.
—Si claro, Siberia, bonitos glaciares supongo, y luego?
—Pues… Quería verte.
—Ahora me vez…… No has visto mis zapatos?—lo miro por fin.
—He… No.
—Ok, bueno, tengo que irme. Luego seguimos platicando, dale.
Se dio vuelta y antes de dar el primer paso, su brazo fue tomado con fuerza.
—Que te pasa?
Hyoga no respondió, solo lo pego a él y lo beso.
El chico de Andrómeda, correspondió enseguida, agarrando la cabeza del cisne, pegándolo más a él, subiendo una de sus piernas hasta la cintura de Hyoga. Este, lo tomo por el muslo y perdió el equilibrio, cayendo encima de peli verde.
El beso se fue profundizando y calentándose más, gracias a Shun.
Las manos curiosas y desesperadas del menor se introdujeron debajo de la camisa azul del pato, tocando su espalda, aquella ancha y fuerte espalda. Sus uñas empezaron a arañar sin darse cuenta.
Sus piernas se enroscaron en el cisne y este solo luchaba por alejarse tan si quiera un poco.
—Shu-n! basta!.... Detente! Shun!.... POR DIOS!—grito, alejando al menor.
Sus respiraciones eran entrecortadas.
—Qué diablos te pasa? Shun llevo sus manos hasta su rostro ocultándolo entre ellas, respiro hondo.
—No te das cuenta? No te das cuenta?!!—grió.
—Pero… De que hablas? Yo apenas, esta mañana!, he llegado aquí.
—Esto es desde mucho antes de que te fueras!
—De que hablas?
—Estúpido pato de mierda! No entiendes? Desde hace muchas noches no me dejas dormir! Pensaba que si te alejabas, si ese estúpido viaje a Siberia funcionaria, yo dejaría de pensar y soñar en ti!!! Pero no! No!—arranco pasto.—No es así! Tu estúpido pato! Vives torturándome cada maldita noche! Ya no lo soporto! No te aguanto! Siempre te quedas a medias! Siempre! Solo metes tus estupiditos dedos en mi ano y de ahí no pasas! Y al despertar no estás! Y solo tengo una gran y estúpida carpa de circo con sabanas blancas que, el idiota de mi hermano, ha visto! Lo ha visto!
El ruso solo miro a Shun y sonrió.
—No me mires así idiota! Luego, llegas hoy, desperté igual que las otras veces con mi hermano diciéndome “apúrate a solucionar tu problema” es excitación! Y he querido decirle “oye! No es un problema! Es una puta erección causada por un sueño húmedo por el pendejo del pato!”—respiro hondo, Hyoga lo veía en shock.—estoy harto! —se levanto y miro hacia los lados. —Dónde están mis malditos zapatos?
—Sueñas conmigo?—fue lo único que pudo decir el cisne.
—Ja! Soñar contigo? No! Como crees que sueño contigo, sabes, es con tu maestro, Camus, el me causa ese “problemita” por las mañanas!... Pues claro que eres tú! Siempre eres tú! Mierda—se dejo caer de sentó en el pasto.—Y siento una maldita necesidad de que termines tu trabajo! Mierda, quiero que me cojas! Que por fin me la metas!—dijo con frustración.
El cisne, se acercó a él y lo volvió a besar, pero esta vez metió su mano en su pantalón y empezó a tocarlo si pudor alguno, con rapidez, acariciando sus testículos.
—Hoy por la noche? Te parece?—susurro.
—No, ahora.
Shun se volvió a levantar y se bajo los pantalones.
—Mira como me tienes—señalo su miembro, mientras volteaba hacia los lados.
Hyoga, con sus manos temblorosas, trataba de desabrochar su pantalón, sin mucho éxito claro. Hasta que Shun le alejo las manos y se los quitó el mismo.
Y los recuerdos de aquellos sueños volvieron a Shun, dio un repentino gemido y se agacho, cerrando sus ojos quedando empinado.
—Seguro?
—Termina! Hazlo ya!—exigió.
El cisne lo tomo por las caderas y fue bajando la pelvis del peli verde, la punta de su miembro estaba rosando, justamente, la rosada entrada del ano del chico.
Shun, empujo sus caderas hacía atrás de golpe, desapareciendo aquella imagen tan erótica del miembro de Hyoga a punto de desaparecer entre las nalgas de Shun.
Después se tiro hacia delante, sosteniéndose con sus manos, nunca antes le habían metido algo que no fueran sus propios dedos por el ano.
—Estas… Bien?—pregunto Hyoga, casi gimiendo, Shun era tan estrecho que no podía negar que era tan jodidamente excitante.
Shun, no dijo nada, al contrario, se levanto y subió (sin sacar el miembro de su ano) para dejarse caer, cerrando sus ojos, llevando una de sus manos hasta su miembro y empezando a masturbarse con fuerza, como si de ahí tratara de olvidar el dolor de su ano que le llegaba hasta el pecho.
Hyoga, puso sus manos detrás de él, tratando de recargarse, mientras su pelvis empezaba a moverse de arriba abajo y su vista azulada miraba como su miembro entraba y salía, aparecía y volvía a desaparecer (no completamente, pero, aun así, era erótico y lo animaba mas).
Shun, saco el miembro de Hyoga al momento de levantarse para ponerse en cuatro. Casi le arranca un grito de dolor. Solo pudo fruncir el ceño.
Hyoga, lo volteo, recostándolo sobre el pasto y se quitó su camisa, al igual que la de Shun, se inclino y beso cada una de las rosadas y erectas tetillas del menor, para después morderlas y hundirlas con la puntita de su lengua. Esto, hizo que Shun gimiera tan sonoramente, que parecía que gritaría.
Recupero su posición anterior, tomo una de las piernas de Shun y la coloco sobre su hombro, extendió uno de sus brazos y acaricio el pecho, vientre y miembro de su conejito. Este, solo sonrió mirándolo con deseo.
Tomo su miembro y estaba listo para entrar de nuevo. Esta vez, fue lentamente, mientras veía los gestos raros, chistosos y excitantes del conejito.
Espero un poco y estaba listo para moverse. Salió y volvió entrar. Introdujo de golpe todo su miembro y esto hizo que las caderas de Shun se alzaran y sacara un prologado “a”.
La pierna de Shun resbala y esto ayudo a que el cisne se colocara sobre él y lo besara, moviéndose brusca pero cuidadosamente dentro del menor.
Los gemidos de ambos se volvían casi gritos de placer.
Las manos de Shun recorrían aquella tan anhelada espalda, revolviendo ese rubio cabello, sintiendo su cuerpo resbaloso y sudoroso de Hyoga.
Sentir como su miembro era presionado por el estomago del cisne, haciendo una constante y loca fricción entre ambos, arrancándole gritos de infinito placer.
La espalda de Shun se curvo, al igual que la de Hyoga, el orgasmo había llegado por fin. Shun, mancho el vientre de ambos de aquel espeso y blanquezco líquido. Y Hyoga, lleno sus entrañas, calentándolas más.
Sus pechos subían y bajaban. Hyoga, lentamente salió de él y se echo a un lado de Shun.
—Juo…ro. Nunca, imagine…. Q-ue…. Fuera, de-esta-forma—dijo el conejo, tomando la mano de Hyoga, volteando a verlo. —Nunca.
Hyoga, rio y se volteo y beso al conejo.
—Tal vez ya no sueñes tan seguido.
—Ahora será más difícil dejar de hacerlo.
—Soñaras conmigo esta noche?
—Y todas las que siguen.
—Te vendrás conmigo esta noche?
—Solo si prometes no dejarme dormir.
—Lo prometo.
Gracias por aber leido.
TRÄUMST DU
Mientras su cuerpo temblaba, unas manos heladas y suaves acariciaban sus desnudas caderas.
Unos labios besaban su cuello y espalda, mientras la respiración agitada de aquel perfecto ser chocaba contra su oreja, haciendo que se excitara y algo más que sus sentidos empezaran a despertar y palpitar de placer.
Sin darse cuenta, una de las manos del ruso llego hasta su erecto miembro y empezó a masturbarlo.
Tocando sus testículos, haciéndole sentir indefinidas sensaciones nunca antes experimentadas.
—Mmm, mejor que el helado de vainilla con chispas de chocolate—pensó.
Sintió como algo caliente resbalaba por en medio de sus muslos y como “aquello húmedo” era esparcido por su vientre por las manos del ruso, llegando hasta sus pecho y deteniéndose en sus rosadas tetillas.
—Te gusta?—susurró, mordisqueando su oreja, chupando su pequeño lóbulo.
Y antes de que pudiera contestar, sus labios fueron atrapados por los de su dulce y pervertido pato. Introduciendo su lengua, tocando con la punta de esta su paladar, haciéndolo gemir ruidosamente, lo cual, era silenciado por aquel beso.
Juraría que si las manos del cisne no lo estuviesen agarrando, ya se hubiera desplomado sobre el suelo, recordando aquellas caricias, logrando un gran orgasmo de tan solo volver a recordarlo.
—Shun?—susurraron en su oreja.
—Ho si, así—estiro sus brazos hacia atrás, tratando de tocar la piel del pato.
—Creo necesitas ir al baño hermanito—y sus ojos se abrieron de golpe, dejando ver aquellas grandes esmeraldas.
Vio aquel rostro tan familiar y, casi, muy parecido a él.
—Ikki!—grito para después tomar una almohada y tapar “aquello” que, sin ver, pudo saber que estaba en un problema demasiado bochornoso.
No era la primera vez.
Salto de la cama y corrió hasta el baño.
Y solo podía pensar otra vez: “Otra vez, mierda! Mierda!”
Tomo una toalla y se quitó su pijama blanca.
—Te esperamos abajo, mientras tu… Ya sabes, arreglas… “Eso”—dijo su hermano desde el otro lado.
—s-i! yo… Enseguida bajo, Ikki, no digas nada.
—No, como crees hermanito. Te espero abajo, no demores…. Mucho.
Escucho como la puerta era cerrada.
Abrió la regadera y (con el agua casi helada) entro en la ducha.
Dejo que el agua callera sobre él, tratando de que “aquello” bajara un poco. Pero de tan solo volver a recordar y sentir el agua fría resbalando por todo su cuerpo, no pudo olvidar aquellas manos sobre su piel.
Du weißt genauso gut wie ich
Dass ich nicht schlafen kann
Denn meine träume kreisen
Immer nur um dich
Dass ich nicht schlafen kann
Denn meine träume kreisen
Immer nur um dich
Trató de apurarse lo más rápido que pudo no quería que nadie le hiciera preguntas sobre el motivo de su retraso.
Y con algunos mechones verdes escurriendo aun de agua, bajo rápidamente las escaleras y justo antes de llegar a la entrada del comedor, dio un respiro hondo para después exhalar discretamente el aire.
—Buenos días Shun—dijo Saori, sonriéndole.
—Ho-hola.
—Hola Shun!—dijeron los demás, mientras tomaban su desayuno con una sonrisa en los labios.
Su hermano solo le miro y no dijo nada.
—Hola Shun—susurraron detrás de él.
Y tan solo sentir aquel aire cálido chocar contra su oreja, sintió como sus rodillas le temblaron y “aquello” quería despertar.
“Fuerza de voluntad. Fuerza de voluntad! Auto control!” se repitió así mismo.
Volteo y ahí estaba el causante de sus sueños húmedos, eróticos y deseados que se hicieran realidad:
—Hyoga. El ruso sonrió.
—Y qué? Ni un abrazo para tu hermano adoptivo?—y todos empezaron a reír.
—Cla-claro.
Abrazo al cisne, pero, enseguida, quiso alejarse de él, pero él no lo dejo, incluso, pego mas a Shun a él, agarrando su cabello y oliendo aquel delicioso aroma que desprendía su ser. Un gran error.
Los sentidos en Shun despertaron con rapidez su miembro se “emociono” y el bulto fue creciendo con rapidez.
—Quítate!—grito horrorizado, aventando lejos al caballero de hielo, casi tirándolo al suelo, saliendo corriendo del comedor.
Todos se quedaron callados y miraron extrañados y en shock aquella reacción del pequeño Shun.
Sabía que acaba de cometer la estupidez más grande de su vida, pero, que podía hacer si su miembro estaba poniéndose duro y muy notorio? Qué diablos podía hacer?!
Entro a su habitación y se dio cuenta que, por la preocupación, vergüenza y de mas, su erección había desaparecido.
Tenía que salir de la mansión kido ahora.
Y sin que nadie se percatara bajo las escaleras sigilosa y silenciosamente, llegando hasta la puerta, saliendo de aquella mansión.
“—Crees que este bien?
—Sí, no te preocupes, de por sí que desde hace unas semanas anda algo raro, tal vez… Ande no sé, alterado, yo que sí.
—Si tu lo dices.”
Llego hasta un pequeño rio, donde, se quito los zapatos y subió un poco su pantalón, sentándose a la horilla metiendo sus pies. Se recostó sobre el pasto y cerró los ojos.
Debería relajarse, pero, como lo lograría?
Dejo de pensar en aquel pato, en aquellas manos, en aquellos sueños y decidió dormir.
Se arrodillo frente al caballero de hielo y miro su miembro. Abrió sus labios y empezó a lamber la cabeza del miembro de Hyoga.
Escucho los pequeños gemiditos que el ruso liberaba de su garganta, miro su rostro sonrojado y contraído, lo estaba logrando, estaba excitando más a su amado ruso.
Su cabeza subía y bajaba, sintiendo aquel cuerpo esponjoso rosarse con su lengua.
Era como un dulce que tanto deseaba y que, ahora, hasta ahora! Le dejaban probar; saco el miembro de su boca y paso a las pequeñitas bolsitas colgantes, introdujo una en su boca y succiono, como si tratase de sacar algo dentro de ellas.
Sus manos acariciaban el pecho de Hyoga. Este, agarro una de sus traviesas y curiosas manos y introdujo su dedo medio en su boca.
Ambos gemían ante aquellas deliciosas sensaciones. Pero ahora quería llegar más lejos… Quería sentirlo dentro, ahora.
Dejó de consentir los testículos del cisne y, empezando a masturbarlo, se levanto y lo beso.
—Te necesito…. Dentro…. Ya-ya…. —susurro extasiado, restregándose como si fuera un gato, chocando sus caderas con el miembro del ruso, lambiendo su cuello, gimiendo.
Las manos de Hyoga recorrieron su espalda y llegaron hasta sus nalgas, dio una nalgadita y sonrió.
—Date vuelta.
Y Shun obedeció enseguida.
Hyoga se pego a él, su mano derecha se interpuso entre las nalgas de Shun y su ansioso miembro.
Sintió como uno de los dedos del pato acariciaba la entrada de su ano, moviéndose ansiosamente hacia los lados, haciéndolo gemir una y otra vez.
Echo sus caderas hacia atrás y aquel dedo, junto con otro, se introdujeron de golpe en su ano. Se movió de arriba abajo, una y otra vez.
La otra mano de Hyoga, lo tomo por la cintura y empezó a marcar el ritmo, metiendo y sacando una y otra vez sus dedos, tocando sus calientes paredes, metiéndolos más dentro cada vez que volvía a entrar, llegando a su próstata.
—Dios!
—Hyoga—susurro el cisne. —Repítelo—mordió el hombro de Shun y apretó los testículos de este, sin mucha fuerza.
—Ha-hace… Tiempo… No-o! no puedo dormir… Hazlo, ahora! Ahora!—rogó—Hyoga! Hyoga!
Träumst du mit mir heut nacht
Springst du mit mir heut nacht
Träumst du mit mir heut nacht
Kommst du mir mir aufs dach
Springst du mit mir heut nacht
Träumst du mit mir heut nacht
Kommst du mir mir aufs dach
—Shun? Shun! Shun!—gritaron a su lado.
Despertó agitado, levantándose de golpe.
—Estas bien?—esa voz.
Volteo lentamente, temeroso de que aquella persona estuviese ahí.
—Hyoga? Hyoga!
—Estas bien?
Shun saco sus pies del agua y se levanto, impidiendo cualquier contacto con el ruso.
—Sí, claro.
Busco sus zapatos.
Donde diablos los había dejado?
—Todos dicen que estas raro últimamente, y pues, bueno, yo quisiera saber por qué.
—Yo?! Raro, claro que no—rio nerviosamente, mientras seguía buscando sus zapatos.
—Bueno, sabes, el tiempo que estuve en Siberia no dejaba de pensar en ti!—casi grita, mientras seguía a Shun, quien, parecía no prestarle mucha atención.
—Además, deseaba regresar ya, quiera verte de nuevo, al igual que los demás. Me estas escuchando?—dijo al sentirse ignorado.
—Si claro, Siberia, bonitos glaciares supongo, y luego?
—Pues… Quería verte.
—Ahora me vez…… No has visto mis zapatos?—lo miro por fin.
—He… No.
—Ok, bueno, tengo que irme. Luego seguimos platicando, dale.
Se dio vuelta y antes de dar el primer paso, su brazo fue tomado con fuerza.
—Que te pasa?
Hyoga no respondió, solo lo pego a él y lo beso.
El chico de Andrómeda, correspondió enseguida, agarrando la cabeza del cisne, pegándolo más a él, subiendo una de sus piernas hasta la cintura de Hyoga. Este, lo tomo por el muslo y perdió el equilibrio, cayendo encima de peli verde.
El beso se fue profundizando y calentándose más, gracias a Shun.
Las manos curiosas y desesperadas del menor se introdujeron debajo de la camisa azul del pato, tocando su espalda, aquella ancha y fuerte espalda. Sus uñas empezaron a arañar sin darse cuenta.
Sus piernas se enroscaron en el cisne y este solo luchaba por alejarse tan si quiera un poco.
—Shu-n! basta!.... Detente! Shun!.... POR DIOS!—grito, alejando al menor.
Sus respiraciones eran entrecortadas.
—Qué diablos te pasa? Shun llevo sus manos hasta su rostro ocultándolo entre ellas, respiro hondo.
—No te das cuenta? No te das cuenta?!!—grió.
—Pero… De que hablas? Yo apenas, esta mañana!, he llegado aquí.
—Esto es desde mucho antes de que te fueras!
—De que hablas?
—Estúpido pato de mierda! No entiendes? Desde hace muchas noches no me dejas dormir! Pensaba que si te alejabas, si ese estúpido viaje a Siberia funcionaria, yo dejaría de pensar y soñar en ti!!! Pero no! No!—arranco pasto.—No es así! Tu estúpido pato! Vives torturándome cada maldita noche! Ya no lo soporto! No te aguanto! Siempre te quedas a medias! Siempre! Solo metes tus estupiditos dedos en mi ano y de ahí no pasas! Y al despertar no estás! Y solo tengo una gran y estúpida carpa de circo con sabanas blancas que, el idiota de mi hermano, ha visto! Lo ha visto!
El ruso solo miro a Shun y sonrió.
—No me mires así idiota! Luego, llegas hoy, desperté igual que las otras veces con mi hermano diciéndome “apúrate a solucionar tu problema” es excitación! Y he querido decirle “oye! No es un problema! Es una puta erección causada por un sueño húmedo por el pendejo del pato!”—respiro hondo, Hyoga lo veía en shock.—estoy harto! —se levanto y miro hacia los lados. —Dónde están mis malditos zapatos?
—Sueñas conmigo?—fue lo único que pudo decir el cisne.
—Ja! Soñar contigo? No! Como crees que sueño contigo, sabes, es con tu maestro, Camus, el me causa ese “problemita” por las mañanas!... Pues claro que eres tú! Siempre eres tú! Mierda—se dejo caer de sentó en el pasto.—Y siento una maldita necesidad de que termines tu trabajo! Mierda, quiero que me cojas! Que por fin me la metas!—dijo con frustración.
El cisne, se acercó a él y lo volvió a besar, pero esta vez metió su mano en su pantalón y empezó a tocarlo si pudor alguno, con rapidez, acariciando sus testículos.
—Hoy por la noche? Te parece?—susurro.
—No, ahora.
Shun se volvió a levantar y se bajo los pantalones.
—Mira como me tienes—señalo su miembro, mientras volteaba hacia los lados.
Komm doch bitte bitte bitte
Noch ein bisschen näher
Komm doch bitte bitte bitte
Noch ein bisschen näher
Noch ein bisschen näher
Komm doch bitte bitte bitte
Noch ein bisschen näher
Hyoga, con sus manos temblorosas, trataba de desabrochar su pantalón, sin mucho éxito claro. Hasta que Shun le alejo las manos y se los quitó el mismo.
Y los recuerdos de aquellos sueños volvieron a Shun, dio un repentino gemido y se agacho, cerrando sus ojos quedando empinado.
—Seguro?
—Termina! Hazlo ya!—exigió.
El cisne lo tomo por las caderas y fue bajando la pelvis del peli verde, la punta de su miembro estaba rosando, justamente, la rosada entrada del ano del chico.
Shun, empujo sus caderas hacía atrás de golpe, desapareciendo aquella imagen tan erótica del miembro de Hyoga a punto de desaparecer entre las nalgas de Shun.
Después se tiro hacia delante, sosteniéndose con sus manos, nunca antes le habían metido algo que no fueran sus propios dedos por el ano.
—Estas… Bien?—pregunto Hyoga, casi gimiendo, Shun era tan estrecho que no podía negar que era tan jodidamente excitante.
Shun, no dijo nada, al contrario, se levanto y subió (sin sacar el miembro de su ano) para dejarse caer, cerrando sus ojos, llevando una de sus manos hasta su miembro y empezando a masturbarse con fuerza, como si de ahí tratara de olvidar el dolor de su ano que le llegaba hasta el pecho.
Hyoga, puso sus manos detrás de él, tratando de recargarse, mientras su pelvis empezaba a moverse de arriba abajo y su vista azulada miraba como su miembro entraba y salía, aparecía y volvía a desaparecer (no completamente, pero, aun así, era erótico y lo animaba mas).
Shun, saco el miembro de Hyoga al momento de levantarse para ponerse en cuatro. Casi le arranca un grito de dolor. Solo pudo fruncir el ceño.
Hyoga, lo volteo, recostándolo sobre el pasto y se quitó su camisa, al igual que la de Shun, se inclino y beso cada una de las rosadas y erectas tetillas del menor, para después morderlas y hundirlas con la puntita de su lengua. Esto, hizo que Shun gimiera tan sonoramente, que parecía que gritaría.
Recupero su posición anterior, tomo una de las piernas de Shun y la coloco sobre su hombro, extendió uno de sus brazos y acaricio el pecho, vientre y miembro de su conejito. Este, solo sonrió mirándolo con deseo.
Tomo su miembro y estaba listo para entrar de nuevo. Esta vez, fue lentamente, mientras veía los gestos raros, chistosos y excitantes del conejito.
Espero un poco y estaba listo para moverse. Salió y volvió entrar. Introdujo de golpe todo su miembro y esto hizo que las caderas de Shun se alzaran y sacara un prologado “a”.
La pierna de Shun resbala y esto ayudo a que el cisne se colocara sobre él y lo besara, moviéndose brusca pero cuidadosamente dentro del menor.
Los gemidos de ambos se volvían casi gritos de placer.
Las manos de Shun recorrían aquella tan anhelada espalda, revolviendo ese rubio cabello, sintiendo su cuerpo resbaloso y sudoroso de Hyoga.
Sentir como su miembro era presionado por el estomago del cisne, haciendo una constante y loca fricción entre ambos, arrancándole gritos de infinito placer.
La espalda de Shun se curvo, al igual que la de Hyoga, el orgasmo había llegado por fin. Shun, mancho el vientre de ambos de aquel espeso y blanquezco líquido. Y Hyoga, lleno sus entrañas, calentándolas más.
Sus pechos subían y bajaban. Hyoga, lentamente salió de él y se echo a un lado de Shun.
—Juo…ro. Nunca, imagine…. Q-ue…. Fuera, de-esta-forma—dijo el conejo, tomando la mano de Hyoga, volteando a verlo. —Nunca.
Hyoga, rio y se volteo y beso al conejo.
—Tal vez ya no sueñes tan seguido.
Träumst du mit mir heut nacht…
—Ahora será más difícil dejar de hacerlo.
—Soñaras conmigo esta noche?
—Y todas las que siguen.
—Te vendrás conmigo esta noche?
—Solo si prometes no dejarme dormir.
—Lo prometo.
Gracias por aber leido.