Al ver que Cid había sido herido en el pecho me deja en shock , todo mi cuerpo se congelo , invadiéndome el mutismo y aquel terror cuando presenciaba ese color carmín derramarse por su pecho.
Basto un movimiento brusco de parte de Minos para que me hiciera reaccionar, al sentir que me abrazaba fuertemente, colocándome la boca de la pistola en mi cien
-Observa como esa basura se muere, no necesitas de él, solo de mí, únicamente de mi
Susurra con un acento de profundo éxtasis y locura, causando que forcejeara con violencia para zafarme de su agarre, lo cual milagrosamente conseguí, logrando arrojar su arma al otro extremo de la estancia
Corro con rapidez hacia las escaleras para subir a mi habitación y poder llamar a la policía y a la patrulla, sin embargo logra hacer alcance de mi por el pasillo, abalanzándose hacia para evitar mi huida y durante el acto logre patearle para así empujarle y hacerle rodar por las escaleras dejándolo inconsciente.
Agitado y aprovechando que Minos se hallaba en esa condición corro inmediatamente a mi habitación llamando a una ambulancia para que atendieran a Cid y posteriormente pedí ayuda a que la policía también viniera al lugar
Una vez finalizada mi llamada vuelvo hacia donde se encuentra Cid, cerciorándome antes de que Minos siguiera inconsciente. Llegando hasta el cuerpo tendido de Cid, le abrazo con suavidad mientras tomo su mano y el beso tembloroso, dejando derramar desesperadas y angustiadas lagrimas
-Cid… resiste por favor, la ayuda pronto vendrá, tienes que ser fuerte
Me aproximo a sus labios, entregándole un amoroso y temeroso beso al verle en aquel estado, mirándole fijamente y tratando de sonreír para reconfortar un poco su dolor
-Te amo Cid
Fue en ese momento cuando siento un intenso dolor por mi espalda en conjunto con un sonido que se camuflajeo con un fuerte relámpago, el corazón me dolía bastante y sentía que el aire eran como navajas que rasgaban mis pulmones
-Cid…
Susurro mientras suelto su cuerpo pesadamente y dejo caer el mío sobre de él, sintiendo como se mezclaba el líquido carmín que ambos derramábamos y como nuestro palpitar iba muriendo...