Este fan fic es un prólogo alternativo a la saga de Hades. Espero que os guste porque en él combino yaoi con hetero.
CAPITULO 1.
En las doce casas del Santuario, los caballeros de oro que sobrevivieron se estaban preparando para la batalla final contra las fuerzas de Hades.
Durante el amanecer de un hermoso día, Shaka, el caballero guardián de la casa de Virgo, quien después de un sueño reparador, se hallaba sentado en la postura del loto asumiendo un estado de meditación profunda en preparación para los acontecimientos de aquel día.
Cada uno de los caballeros hacía lo propio en sus respectivos templos antes de reunirse a la caída de la noche.
Tal como era su costumbre, Shaka había ya vestido su armadura dorada con excepción del casco que yacía a sus pies. Mantenía sus bellos ojos celestes cerrados tal como le había enseñado su maestro durante su infancia en la India.
Además de que por diversos motivos no siempre era posible establecer contacto visual con el oponente durante una batalla, el suprimir su vista le daba una mayor ventaja ya que no tenía la necesidad de verlos para poder luchar contra ellos y le proporcionaba una mayor agudeza en sus otros cuatro sentidos. Sus ojos sólo se abrían cuando iba a asestar el golpe de gracia.
Shaka había desarrollado sus otros sentidos hasta tal extremo que su energía cósmica era tan poderosa que los otros caballeros le consideraban como "el hombre más cercano a Dios".
Shaka además de ser poderoso y valiente, era también muy agraciado en cuanto a su aspecto físico y de porte majestuoso. Era un hombre joven, de unos 20 años, alto, delgado con una larguísima melena rubia que le cubría toda la espalda. Sus facciones eran muy refinadas, pero especialmente hermosos eran sus ojos azules que mantenía cerrados la mayor parte del tiempo.
Al estar cerca de él parecía como si se estuviera en la presencia de un hermoso ángel.
Sus movimientos eran rápidos, económicos y gráciles, de hecho, pocas veces tenía la necesidad de mantener contacto físico para deprivar a su contrario de uno o varios de los cinco sentidos con una técnica conocida como El Tesoro del Cielo.
Gracias a la energía que irradiaba su cosmos, Shaka simplemente repelía los ataques usando el ataque del contrario contra ellos mismos.
Mientras se mantenía en trance de relajación total en sus manos sostenía un largo rosario budista que algunas veces utilizaba como arma pero que ahora usaba como objeto de concentración. Al aumentar su cosmos, su cuerpo levitaba y sentía que su espíritu se hacía uno con el infinito. Con aquella energía, su hermosa y larga cabellera parecía ondear como si se acabara de levantar una suave brisa.
Sin embargo, tras un tiempo indefinido (pues éste no existía cuando se hallaba en estado de calma total), Shaka sintió que una muy sutil presencia se sumaba a su cosmos. Ello bastó para que al poco tiempo fuera despertándose gradualmente puesto que la presencia se hacía de cada vez más insistente.
A pesar de este extraño fenómeno y de estar preparado para poder defenderse de inmediato si ello fuera necesario, no sintió en ningún momento que su vida corriera peligro, era como si aquella sensación emanara de él aunque no supiera ni el cómo ni el porqué.
Sólo una fracción de segundo transcurrió para que Shaka se pusiera de pie y quedar algo alarmado al notar que su casco ya no estaba en el lugar donde él lo había dejado.
Aunque sus ojos permanecían cerrados podía sentir que lo atravesaba un maravilloso halo luminoso y que poco a poco se iba materializando delante suyo hasta tomar la forma de una mujer joven. La muchacha sostenía entre sus manos el casco del caballero.
-¿Es esto lo que buscabas?- le preguntó.
-Así es -respondió una vez que se hubo recuperado un poco de la sorpresa de ver a aquella intrusa en su hogar- ¿quién eres y que buscas aquí?
-Shaka, caballero de Virgo, ¿de veras no sabes quién soy?- dijo ella tímidamente.
Shaka se sintió algo confuso y no respondió, así que la joven puso su mano en el hombro del caballero, lo cual tuvo el efecto de desconcertarlo por completo y no saber a qué atenerse. La joven volvió a preguntar.
-Shaka, ¿no me conoces?
-Me eres familiar, pero no puedo responder con exactitud. Dime, ¿qué quieres de mí?
-Di más bien que estoy aquí por algo que deseas más que nada en la vida, guardián de Virgo.
El la observó (sin abrir los ojos) de cada vez más extrañado.
-¿ Cómo? No entiendo que quieres decir...
-Pronto lo sabrás- sonrió misteriosamente.
-!Mira!, !no estoy de humor para jugar a las adivinanzas!- respondió algo airado.
-!Cada cosa a su tiempo! - interrumpió ella dejándolo con la palabra en la boca.
Shaka nunca se había visto en una situación así y no las tenía todas consigo. Consecuentemente notaba que la tensión causada por la presencia de aquella desconcertante joven le corría por todo el cuerpo. Es más, estaba sorprendido y mortificado de que alguien hubiera tenido la osadía de entrar en su templo y hablarle en aquel tono de voz tan familiar y autoritario.
-Tranquilízate Shaka que no vengo a pelear contigo ni a causarte mal alguno.
El rubio volvió a recuperar la compostura, aunque aún había algo que le comía por dentro y se dio la vuelta poniéndose cara a cara con ella. Fue entonces cuando la joven tendió el casco al caballero de Virgo y por un brevísimo instante sus dedos rozaron suavemente los de ella.
Al hacerlo, notó que una especie de corriente eléctrica le sacudía todo el cuerpo y como ese cosquilleo que se transmitía por su sistema nervioso le hacía temblar levemente.
El joven se sintió muy turbado puesto que su temperatura corporal parecía haber aumentado y le producía una tensión que lejos de ser desagradable era en cierto modo muy placentera y que muy raramente había experimentado en presencia de otro ser viviente. Parecía como si su cosmos se hubiera encendido el doble de lo normal y eso le desconcertaba porque creía que tales deseos eran contrarios a las enseñanzas del Gran Maestro.
Cuando por fin pudo hablar, su voz salió algo más profunda de lo normal y casi sin poder contener la respiración dijo a la muchacha.
-Dime, por favor, ¿quién eres?
-Puedes llamarme Ishtar- respondió ella poniéndole el casco sobre la cabeza y entrelazando luego sus dedos con los de él.
-Ishtar...
CAPITULO 2
Shaka abrió los ojos brevemente y vio que la joven que se hallaba delante suyo y que parecía ser de su misma edad, le sonreía. Iba vestida con una túnica que le llegaba hasta los tobillos, sus pies iban descalzos.
El largo cabello de Ishtar era marrón claro con tonos dorados, ondulado y le llegaba hasta la cintura, sus ojos de color marrón claro brillaban en la oscuridad del templo, pero al igual que él, los mantenía cerrados la mayor parte del tiempo. Su piel también era muy clara y de suaves tonos.
En las palmas y el dorso de sus manos podían observarse una serie de pequeños tatuajes hechos de henna y sus uñas eran de un color rojo intenso.
Al igual que Shaka, ella también tenía el símbolo del tercer ojo (el punto rojo) en su frente y llevaba una diadema dorada con un diseño idéntico al casco de Virgo. Su aura aparecía como un halo luminoso e inspiraba varios sentimientos contradictorios en el joven sexto guardián.
Por eso, a pesar de no recordar haberla visto antes, su apariencia no le resultaba totalmente desconocida, ni su inesperada presencia en el templo de Virgo le era amenazadora.
Sabía que no se trataba de una de las mujeres guerreras que vivían y entrenaban en el Santuario puesto que su cara iba descubierta.
Las amazonas siempre se cubrían con una máscara, puesto que la leyenda decía que si se descubrían delante de un guerrero varón se enamorarían perdidamente de él y ninguna quería arriesgarse a hacerlo con Shaka.
A pesar de que físicamente era uno de los caballeros más hermosos del Santuario, ellas lo veían como a un ser remoto e inalcanzable y sabían sobradamente que no les correspondería puesto que Shaka nunca había demostrado abiertamente ningún interés de este tipo con nadie. De hecho a la mujer caballero sólo le quedaban dos alternativas: luchar a muerte con él (lo que hubiera supuesto un suicidio pues Shaka estaba considerado como uno de los más poderosos caballeros) o dar su vida por el debido al amor sin límites que se suponía que experimentarían.
El que tal dicho fuera cierto o no era un gran motivo de especulación para muchos, no obstante, la creencia estaba lo suficientemente arraigada como para que ninguna deseara que tal cosa les ocurriera y de todas formas, para ellas representaba un terrible insulto el que se las viera sin la máscara. Tal ocurrencia se consideraba peor que el que se las viera desnudas pues ese objeto tenía la función adicional de negar su lado femenino.
La confusión del guardián con respecto al origen e identidad de la joven creaba en él un sentimiento indefinible e incluso su voz le hacía sentir envuelto en una suave caricia, lo que a su vez aumentaba su curiosidad por saber de ella. Ishtar parecía leer sus pensamientos y antes de que pudiera hablar puso un dedo rozándole apenas los labios. Tomando su mano entre las suyas le preguntó.
-¿Qué haces aquí?
-Shaka, vengo de muy lejos especialmente para verte.
-Eso ya lo sé, pero aún no has respondido a mis preguntas- sonrió él.
-Ahora no es el momento, no hay mucho tiempo...
Ambos continuaron durante un tiempo con las manos entrelazadas, frente a frente y con los ojos cerrados en un silencio total, respirando acompasadamente y sintiendo que sus auras crecían a su alrededor se fueron acercando el uno al otro de una forma casi imperceptible.
Shaka reposó su mano sobre la cintura de ella y con la otra la atrajo hacia sí. Ella apoyó su cabeza en el pecho del caballero, al tiempo que la respiración de ambos se hacía más y más profunda, su circulación sanguínea fluía con mayor rapidez y sus auras se volvían más luminosas. Se sentían flotar en el aire.
Shaka quería abrir los ojos pero no se atrevía a hacerlo porque por primera vez en mucho tiempo no se sentía en completo control de todos sus sentidos y simultáneamente temía que aquello no fuera más que una ilusión del Tenbu Horin (Tesoro del Cielo) que se hubiera vuelto en su contra.
Ishtar pidió a Shaka que abriera sus bellos ojos celestes, él lo hizo gradualmente viendo que estaba en un prado cubierto de hierba, lleno de lindas flores blancas, árboles en la distancia....
Se separaron brevemente notando que solo ellos dos estaban solos en aquel bello lugar tan lleno de paz, que tanto contrastaba con la vida diaria de Shaka y la desgracia que veía siempre a su alrededor en el plano material.
En particular noto la calma que allí reinaba y a la que normalmente sólo podía acceder cuando se hallaba en estado de profunda meditación. Sin embargo, allí estaba !con los ojos abiertos de par en par! y !mejor aún! con otra persona con la que compartir la experiencia.
Normalmente ello habría resultado imposible, excepto tal vez con su buen amigo Mu de Jamir, el caballero de Aries, que también poseía grandes poderes psíquicos. Aquella misteriosa joven era una persona fuera de lo común y el caballero de Virgo empezó a comprender que su aparición tan súbita no era fruto de la casualidad.
-!Qué lugar tan hermoso!.
Ella asintió mirándole directamente a los ojos y se sentaron uno junto a otro. Shaka pocas veces había experimentado un contacto físico tan cercano con otra persona y quiso llevarlo a más.
Al principio simplemente se contentó con dar a la joven un tierno apretón de manos que ella le devolvió con una sonrisa. Ese gesto alentó a Shaka a pasar un brazo por el hombro de la joven y atraerla hacia sí mismo, ella se recostó sobre su pecho y fue entonces cuando él le levantó la barbilla y empezó a acercar su cara, mientras susurraba su nombre y posaba sus labios sobre los de ella.
Este fue el preludio a más y más apasionados besos que hacían que se intensificara la radiación de sus auras. De cuando en cuando paraban y observaban a su alrededor absortos en la belleza y la tranquilidad que aquel lugar les inspiraba.
El momento en el que empezaron a abrir los labios al besarse llegó después de varios besos muy tímidos y tiernos. Cuando Shaka empezó a explorar con su lengua la boca de ella y ella la de él, sintieron ambos que sus cosmos se intensificaron tanto que estos gestos no bastaban como forma de expresar sus deseos.
Súbitamente un curioso fenómeno tuvo lugar, la armadura dorada empezó a desaparecer parte por parte hasta que el joven guardián se vio completamente despojado de ella y vestido solamente con sus pantalones anchos y largos y una túnica budista.
Aunque sabía instintivamente que su vida no corría peligro, la sorpresa se dibujó en el rostro del caballero de ojos celestes pues justo entonces creyó comprender cual era el motivo por el que se encontraba en aquel lugar en compañía de aquella misteriosa mujer.
-No te preocupes, Shaka, tu armadura esta intacta en un lugar seguro.
-¿Dónde?
-Su lugar de origen.
-¿Dónde nos hallamos ahora?
-En un lugar donde sólo tú y alguien a quien consideres especial puede venir.
-¿Qué quieres decir?
-Estamos en el lugar donde por primera vez nos vimos. (Pausa notando la sorpresa del chico) Es lo que deseabas desde hace mucho tiempo.
-¿Quién eres en realidad?- preguntó de cada vez más perplejo.
-Todo te será revelado muy pronto.
-Oh....
-Shaka, ¿confías en mí?
-Sí.
-Entonces no me hagas más preguntas, te prometo que obtendrás las respuestas pronto. No debes tener miedo de mí ni de lo que vas a experimentar.
-Está bien.- dijo él en un susurro.
La muchacha empezó a quitar la túnica al joven caballero dejándolo desnudo de cintura para arriba, mientras se besaban y ella acariciaba sus hombros.
Las caricias que ambos se daban iban paulatinamente subiendo de tono y Shaka empezó a deshacer los cierres de su vestido dejando los pechos al descubierto. Mientras que compartían un beso profundo en el que sus lenguas entablaban un pequeño duelo, Shaka depositó cuidadosamente a la joven en el suelo tras rodearla con sus fuertes brazos. Después empezó a acariciarle los pechos y dar pequeños pellizcos a sus pezones.
Ella continuaba acariciando la parte superior y el largo cabello rubio del sexto guardián, lo besaba en en cuello y le llevó un dedo a los labios.
Aquel pequeño gesto hizo que la pasión en el caballero de Virgo se volviera como un fuego ardiente que le impulsaba a ser más atrevido con sus besos y caricias.
Viendo como se excitaba el joven, ella le daba empujoncitos para que bajara la cabeza y Shaka rodeara sus pezones con la boca, se los besara y acariciara con la lengua. Vio su deseo cumplido muy pronto, lo que hizo que empezara a respirar más profundamente y a emitir gemiditos en voz alta.
Shaka levantó la cabeza, sus ojos celestes se clavaron brevemente en los marrones de su compañera y viendo el deseo que en ellos habitaba, esta vez fue el hombre quien tomo la iniciativa y desnudó a la joven por completo.
Ambos se sonrojaron un poquito, él debido a que nunca antes había visto a ninguna persona desnuda, ya fuera hombre o mujer, y ella debido al aumento en la temperatura de su cuerpo y las vibraciones que le provocaban el contacto con la piel de tan tierno y considerado amante.
CAPITULO 1.
En las doce casas del Santuario, los caballeros de oro que sobrevivieron se estaban preparando para la batalla final contra las fuerzas de Hades.
Durante el amanecer de un hermoso día, Shaka, el caballero guardián de la casa de Virgo, quien después de un sueño reparador, se hallaba sentado en la postura del loto asumiendo un estado de meditación profunda en preparación para los acontecimientos de aquel día.
Cada uno de los caballeros hacía lo propio en sus respectivos templos antes de reunirse a la caída de la noche.
Tal como era su costumbre, Shaka había ya vestido su armadura dorada con excepción del casco que yacía a sus pies. Mantenía sus bellos ojos celestes cerrados tal como le había enseñado su maestro durante su infancia en la India.
Además de que por diversos motivos no siempre era posible establecer contacto visual con el oponente durante una batalla, el suprimir su vista le daba una mayor ventaja ya que no tenía la necesidad de verlos para poder luchar contra ellos y le proporcionaba una mayor agudeza en sus otros cuatro sentidos. Sus ojos sólo se abrían cuando iba a asestar el golpe de gracia.
Shaka había desarrollado sus otros sentidos hasta tal extremo que su energía cósmica era tan poderosa que los otros caballeros le consideraban como "el hombre más cercano a Dios".
Shaka además de ser poderoso y valiente, era también muy agraciado en cuanto a su aspecto físico y de porte majestuoso. Era un hombre joven, de unos 20 años, alto, delgado con una larguísima melena rubia que le cubría toda la espalda. Sus facciones eran muy refinadas, pero especialmente hermosos eran sus ojos azules que mantenía cerrados la mayor parte del tiempo.
Al estar cerca de él parecía como si se estuviera en la presencia de un hermoso ángel.
Sus movimientos eran rápidos, económicos y gráciles, de hecho, pocas veces tenía la necesidad de mantener contacto físico para deprivar a su contrario de uno o varios de los cinco sentidos con una técnica conocida como El Tesoro del Cielo.
Gracias a la energía que irradiaba su cosmos, Shaka simplemente repelía los ataques usando el ataque del contrario contra ellos mismos.
Mientras se mantenía en trance de relajación total en sus manos sostenía un largo rosario budista que algunas veces utilizaba como arma pero que ahora usaba como objeto de concentración. Al aumentar su cosmos, su cuerpo levitaba y sentía que su espíritu se hacía uno con el infinito. Con aquella energía, su hermosa y larga cabellera parecía ondear como si se acabara de levantar una suave brisa.
Sin embargo, tras un tiempo indefinido (pues éste no existía cuando se hallaba en estado de calma total), Shaka sintió que una muy sutil presencia se sumaba a su cosmos. Ello bastó para que al poco tiempo fuera despertándose gradualmente puesto que la presencia se hacía de cada vez más insistente.
A pesar de este extraño fenómeno y de estar preparado para poder defenderse de inmediato si ello fuera necesario, no sintió en ningún momento que su vida corriera peligro, era como si aquella sensación emanara de él aunque no supiera ni el cómo ni el porqué.
Sólo una fracción de segundo transcurrió para que Shaka se pusiera de pie y quedar algo alarmado al notar que su casco ya no estaba en el lugar donde él lo había dejado.
Aunque sus ojos permanecían cerrados podía sentir que lo atravesaba un maravilloso halo luminoso y que poco a poco se iba materializando delante suyo hasta tomar la forma de una mujer joven. La muchacha sostenía entre sus manos el casco del caballero.
-¿Es esto lo que buscabas?- le preguntó.
-Así es -respondió una vez que se hubo recuperado un poco de la sorpresa de ver a aquella intrusa en su hogar- ¿quién eres y que buscas aquí?
-Shaka, caballero de Virgo, ¿de veras no sabes quién soy?- dijo ella tímidamente.
Shaka se sintió algo confuso y no respondió, así que la joven puso su mano en el hombro del caballero, lo cual tuvo el efecto de desconcertarlo por completo y no saber a qué atenerse. La joven volvió a preguntar.
-Shaka, ¿no me conoces?
-Me eres familiar, pero no puedo responder con exactitud. Dime, ¿qué quieres de mí?
-Di más bien que estoy aquí por algo que deseas más que nada en la vida, guardián de Virgo.
El la observó (sin abrir los ojos) de cada vez más extrañado.
-¿ Cómo? No entiendo que quieres decir...
-Pronto lo sabrás- sonrió misteriosamente.
-!Mira!, !no estoy de humor para jugar a las adivinanzas!- respondió algo airado.
-!Cada cosa a su tiempo! - interrumpió ella dejándolo con la palabra en la boca.
Shaka nunca se había visto en una situación así y no las tenía todas consigo. Consecuentemente notaba que la tensión causada por la presencia de aquella desconcertante joven le corría por todo el cuerpo. Es más, estaba sorprendido y mortificado de que alguien hubiera tenido la osadía de entrar en su templo y hablarle en aquel tono de voz tan familiar y autoritario.
-Tranquilízate Shaka que no vengo a pelear contigo ni a causarte mal alguno.
El rubio volvió a recuperar la compostura, aunque aún había algo que le comía por dentro y se dio la vuelta poniéndose cara a cara con ella. Fue entonces cuando la joven tendió el casco al caballero de Virgo y por un brevísimo instante sus dedos rozaron suavemente los de ella.
Al hacerlo, notó que una especie de corriente eléctrica le sacudía todo el cuerpo y como ese cosquilleo que se transmitía por su sistema nervioso le hacía temblar levemente.
El joven se sintió muy turbado puesto que su temperatura corporal parecía haber aumentado y le producía una tensión que lejos de ser desagradable era en cierto modo muy placentera y que muy raramente había experimentado en presencia de otro ser viviente. Parecía como si su cosmos se hubiera encendido el doble de lo normal y eso le desconcertaba porque creía que tales deseos eran contrarios a las enseñanzas del Gran Maestro.
Cuando por fin pudo hablar, su voz salió algo más profunda de lo normal y casi sin poder contener la respiración dijo a la muchacha.
-Dime, por favor, ¿quién eres?
-Puedes llamarme Ishtar- respondió ella poniéndole el casco sobre la cabeza y entrelazando luego sus dedos con los de él.
-Ishtar...
CAPITULO 2
Shaka abrió los ojos brevemente y vio que la joven que se hallaba delante suyo y que parecía ser de su misma edad, le sonreía. Iba vestida con una túnica que le llegaba hasta los tobillos, sus pies iban descalzos.
El largo cabello de Ishtar era marrón claro con tonos dorados, ondulado y le llegaba hasta la cintura, sus ojos de color marrón claro brillaban en la oscuridad del templo, pero al igual que él, los mantenía cerrados la mayor parte del tiempo. Su piel también era muy clara y de suaves tonos.
En las palmas y el dorso de sus manos podían observarse una serie de pequeños tatuajes hechos de henna y sus uñas eran de un color rojo intenso.
Al igual que Shaka, ella también tenía el símbolo del tercer ojo (el punto rojo) en su frente y llevaba una diadema dorada con un diseño idéntico al casco de Virgo. Su aura aparecía como un halo luminoso e inspiraba varios sentimientos contradictorios en el joven sexto guardián.
Por eso, a pesar de no recordar haberla visto antes, su apariencia no le resultaba totalmente desconocida, ni su inesperada presencia en el templo de Virgo le era amenazadora.
Sabía que no se trataba de una de las mujeres guerreras que vivían y entrenaban en el Santuario puesto que su cara iba descubierta.
Las amazonas siempre se cubrían con una máscara, puesto que la leyenda decía que si se descubrían delante de un guerrero varón se enamorarían perdidamente de él y ninguna quería arriesgarse a hacerlo con Shaka.
A pesar de que físicamente era uno de los caballeros más hermosos del Santuario, ellas lo veían como a un ser remoto e inalcanzable y sabían sobradamente que no les correspondería puesto que Shaka nunca había demostrado abiertamente ningún interés de este tipo con nadie. De hecho a la mujer caballero sólo le quedaban dos alternativas: luchar a muerte con él (lo que hubiera supuesto un suicidio pues Shaka estaba considerado como uno de los más poderosos caballeros) o dar su vida por el debido al amor sin límites que se suponía que experimentarían.
El que tal dicho fuera cierto o no era un gran motivo de especulación para muchos, no obstante, la creencia estaba lo suficientemente arraigada como para que ninguna deseara que tal cosa les ocurriera y de todas formas, para ellas representaba un terrible insulto el que se las viera sin la máscara. Tal ocurrencia se consideraba peor que el que se las viera desnudas pues ese objeto tenía la función adicional de negar su lado femenino.
La confusión del guardián con respecto al origen e identidad de la joven creaba en él un sentimiento indefinible e incluso su voz le hacía sentir envuelto en una suave caricia, lo que a su vez aumentaba su curiosidad por saber de ella. Ishtar parecía leer sus pensamientos y antes de que pudiera hablar puso un dedo rozándole apenas los labios. Tomando su mano entre las suyas le preguntó.
-¿Qué haces aquí?
-Shaka, vengo de muy lejos especialmente para verte.
-Eso ya lo sé, pero aún no has respondido a mis preguntas- sonrió él.
-Ahora no es el momento, no hay mucho tiempo...
Ambos continuaron durante un tiempo con las manos entrelazadas, frente a frente y con los ojos cerrados en un silencio total, respirando acompasadamente y sintiendo que sus auras crecían a su alrededor se fueron acercando el uno al otro de una forma casi imperceptible.
Shaka reposó su mano sobre la cintura de ella y con la otra la atrajo hacia sí. Ella apoyó su cabeza en el pecho del caballero, al tiempo que la respiración de ambos se hacía más y más profunda, su circulación sanguínea fluía con mayor rapidez y sus auras se volvían más luminosas. Se sentían flotar en el aire.
Shaka quería abrir los ojos pero no se atrevía a hacerlo porque por primera vez en mucho tiempo no se sentía en completo control de todos sus sentidos y simultáneamente temía que aquello no fuera más que una ilusión del Tenbu Horin (Tesoro del Cielo) que se hubiera vuelto en su contra.
Ishtar pidió a Shaka que abriera sus bellos ojos celestes, él lo hizo gradualmente viendo que estaba en un prado cubierto de hierba, lleno de lindas flores blancas, árboles en la distancia....
Se separaron brevemente notando que solo ellos dos estaban solos en aquel bello lugar tan lleno de paz, que tanto contrastaba con la vida diaria de Shaka y la desgracia que veía siempre a su alrededor en el plano material.
En particular noto la calma que allí reinaba y a la que normalmente sólo podía acceder cuando se hallaba en estado de profunda meditación. Sin embargo, allí estaba !con los ojos abiertos de par en par! y !mejor aún! con otra persona con la que compartir la experiencia.
Normalmente ello habría resultado imposible, excepto tal vez con su buen amigo Mu de Jamir, el caballero de Aries, que también poseía grandes poderes psíquicos. Aquella misteriosa joven era una persona fuera de lo común y el caballero de Virgo empezó a comprender que su aparición tan súbita no era fruto de la casualidad.
-!Qué lugar tan hermoso!.
Ella asintió mirándole directamente a los ojos y se sentaron uno junto a otro. Shaka pocas veces había experimentado un contacto físico tan cercano con otra persona y quiso llevarlo a más.
Al principio simplemente se contentó con dar a la joven un tierno apretón de manos que ella le devolvió con una sonrisa. Ese gesto alentó a Shaka a pasar un brazo por el hombro de la joven y atraerla hacia sí mismo, ella se recostó sobre su pecho y fue entonces cuando él le levantó la barbilla y empezó a acercar su cara, mientras susurraba su nombre y posaba sus labios sobre los de ella.
Este fue el preludio a más y más apasionados besos que hacían que se intensificara la radiación de sus auras. De cuando en cuando paraban y observaban a su alrededor absortos en la belleza y la tranquilidad que aquel lugar les inspiraba.
El momento en el que empezaron a abrir los labios al besarse llegó después de varios besos muy tímidos y tiernos. Cuando Shaka empezó a explorar con su lengua la boca de ella y ella la de él, sintieron ambos que sus cosmos se intensificaron tanto que estos gestos no bastaban como forma de expresar sus deseos.
Súbitamente un curioso fenómeno tuvo lugar, la armadura dorada empezó a desaparecer parte por parte hasta que el joven guardián se vio completamente despojado de ella y vestido solamente con sus pantalones anchos y largos y una túnica budista.
Aunque sabía instintivamente que su vida no corría peligro, la sorpresa se dibujó en el rostro del caballero de ojos celestes pues justo entonces creyó comprender cual era el motivo por el que se encontraba en aquel lugar en compañía de aquella misteriosa mujer.
-No te preocupes, Shaka, tu armadura esta intacta en un lugar seguro.
-¿Dónde?
-Su lugar de origen.
-¿Dónde nos hallamos ahora?
-En un lugar donde sólo tú y alguien a quien consideres especial puede venir.
-¿Qué quieres decir?
-Estamos en el lugar donde por primera vez nos vimos. (Pausa notando la sorpresa del chico) Es lo que deseabas desde hace mucho tiempo.
-¿Quién eres en realidad?- preguntó de cada vez más perplejo.
-Todo te será revelado muy pronto.
-Oh....
-Shaka, ¿confías en mí?
-Sí.
-Entonces no me hagas más preguntas, te prometo que obtendrás las respuestas pronto. No debes tener miedo de mí ni de lo que vas a experimentar.
-Está bien.- dijo él en un susurro.
La muchacha empezó a quitar la túnica al joven caballero dejándolo desnudo de cintura para arriba, mientras se besaban y ella acariciaba sus hombros.
Las caricias que ambos se daban iban paulatinamente subiendo de tono y Shaka empezó a deshacer los cierres de su vestido dejando los pechos al descubierto. Mientras que compartían un beso profundo en el que sus lenguas entablaban un pequeño duelo, Shaka depositó cuidadosamente a la joven en el suelo tras rodearla con sus fuertes brazos. Después empezó a acariciarle los pechos y dar pequeños pellizcos a sus pezones.
Ella continuaba acariciando la parte superior y el largo cabello rubio del sexto guardián, lo besaba en en cuello y le llevó un dedo a los labios.
Aquel pequeño gesto hizo que la pasión en el caballero de Virgo se volviera como un fuego ardiente que le impulsaba a ser más atrevido con sus besos y caricias.
Viendo como se excitaba el joven, ella le daba empujoncitos para que bajara la cabeza y Shaka rodeara sus pezones con la boca, se los besara y acariciara con la lengua. Vio su deseo cumplido muy pronto, lo que hizo que empezara a respirar más profundamente y a emitir gemiditos en voz alta.
Shaka levantó la cabeza, sus ojos celestes se clavaron brevemente en los marrones de su compañera y viendo el deseo que en ellos habitaba, esta vez fue el hombre quien tomo la iniciativa y desnudó a la joven por completo.
Ambos se sonrojaron un poquito, él debido a que nunca antes había visto a ninguna persona desnuda, ya fuera hombre o mujer, y ella debido al aumento en la temperatura de su cuerpo y las vibraciones que le provocaban el contacto con la piel de tan tierno y considerado amante.