Observó al caballero de Cáncer con algo de interés, mas sin dejar de lado la cautela. Era el tipo de persona que disfrutaba mirando de las cosas que llamaban su atención, como si con sólo el método de observación pudiese descubrir cada secreto escondido. ¿Qué pasaría por la cabeza del peliazul? Se lo preguntó mientras le miraba directamente a los ojos. A medida que iba oyendo lo que decía, se le hacía más evidente ese parecido con quien había sido su compañero de armas en su momento: directo, malhablado, maleducado, un desvergonzado y desfachatado total.
Sonrió y se reacomodó sobre el asiento, tomándose su propio tiempo para responder al contrario. Se trataba de una cita, ¿o no? Pero la seducción no era lo suyo, no de manera consciente, al menos. ¿Qué se suponía se hacía en una cita?
-Gracias, Death Mask. Aunque concuerdo que no parecen ser prendas... resistentes -atinó a decir, deslizando momentáneamente uno de sus dedos por sobre la blanca camisa que vestía.
Había sido simple a la hora de escoger qué prendas ponerse: una camisa blanca y pantalones de mezclilla de color negro. Pero era cómodo, y era lo que más importaba. Además, el cabello, rizado y de color lima, le caía sobre los hombros y espalda, impidiendo tener una buena primera imagen de lo que portaba.
-Soy un guerrero, después de todo. No puedo evitar estar... desacostumbrado a la sensación, pero me trae viejos recuerdos -distraído, jugueteó con la copa que había frente a él, sin dejar de observar a su acompañante con total libertad- ¿Qué se siente tener una cita con el gran Patriarca? Es un lujo que pocos podrían darse.