Privado número 10 - Hypnos & Afrodita

Una vez que ha consumido aquel postre, que caiga en un profundo sueño solo le toma unos segundos, la habitación real se desvanece para dar paso a una creada en el sueño, una que se sentirá y percibirá como si fuera completamente real.



Mi imagen aquí a cambiado, y me encuentro frente a el, enfundado en una túnica blanca de lino que deja mi pecho al descubierto, la tela se mueve suavemente con mis movimientos.

Le sonrió seductoramente a mi acompañante, su cuerpo se dibuja bajo esa suave tela y en verdad es uno de los hombres mas hermosos del santuario

—espero que sea de tu gusto, puedo modificarlo si hay algo que te perturbe o moleste—

Lentamente voy recobrando la conciencia y tal y como me habia mencionado el dios me encontraba en otra habitación, que en verdad parecía ser tan real. Sentado al borde de la cama dejo que mis manos se pasearan ligeramente en las suaves y pulcras sabanas de la cama, sintiendo como mi aliento se iba al ver ante mi al majestuoso dios , quien hacia revelacion de tan indescriptible belleza viril, de la cual no pude evitar sentirme atraído y embriagado de esta

Mis labios se humedecen un poco y trato de mencionar algo sin embargo sentia que mi voz estaba ausente , aun por la impresión que el dios me habia causado, simplemente me sentia tan débil ante su presencia , su actitud cortes y seductora

-No..asi esta bien

Suspiro ligeramente agitado manteniendo fija mi mirada a sus enigmáticos y atractivos ojos ámbar

-Me has arrebatado las palabras..me siento torpe estando en esta situación contigo

Le observo con atención, su expresión me muestra las reacciones que puedo causar en su cuerpo, camino lentamente hasta quedar frente a él, mis manos se mueven hábiles desatando la cinta que mantiene aquella prenda sobre mi cuerpo, y la cual dejó caer al suelo mostrando mi cuerpo desnudo, mi pose es firme, permanezco quieto por un momento, con la intención de que pueda ver todo mi cuerpo y a lo que tendrá que enfrentarse y someterse esta noche.

Mi diestra empieza un movimiento elegante y sin prisa, recorro su rostro con mis dedos, bajo lentamente por el contorno de su cuello, mis dedos siguen el camino de la abertura de la prenda que lo cubre; llegando a la cinta la desató de un solo movimiento y abro la prenda de golpe, mis ojos vagan por cada rincón de ese hermoso y tentador cuerpo.

Deslizó la tela por sus hombros hasta que su cuerpo se encuentra libre de todas esas restricciones. Tomo su cuerpo en mis brazos y lo recuesto en la cama.

—eres muy hermoso, tus amantes deben haber estado embriagados por tu presencia—

Mis ojos se enfocan en los suyos, estudiando sus cerúleas pupilas, me recuesto a su lado, y mi diestra se mueve nuevamente sobre su rostro. La yema de mis dedos empiezan una exploración de aquel cuerpo, toco sus labios suavemente, delineando sus suaves curvas. Bajo lentamente por su barbilla y recorro su largo cuello, hasta su pecho. Una pausa, algunos segundos antes de que mis labios se dirijan a el punto en su cuello donde el lóbulo de su oreja y su cuello se unen, un beso es depositado en ese punto y luego un segundo un par de centímetros más abajo, un tortuoso camino se dibuja en su piel buscando llegar al mismo punto pero en el lado contrario.

Mi mano no da tregua tampoco, mis dedos acarician sus pectorales, puedo sentir la firmeza de sus músculos bajo mi toque y adrede he evitado la sensible área de los pezones. Una y otra vez me acerco pero nunca concluyó en el toque de esa área tan sensible.

Hasta antes de caer en este profundo sueño pensaba que era una gran exageración cuando mencionaban que un humano se quedaba sin habla ni pensamiento al ver el cuerpo desnudo de un dios. Siempre había tomado esa advertencia como un adorno textual pero pronto habría de arrepentirme y dar la razón aquellas palabras una vez que vi ante mí la gloriosa desnudes de ese ser divino, que simplemente irradiaba una belleza viril que me hacía sentirme anonadado y experimentar sensaciones tan extrañas pero placenteras

Lentamente mis parpados se fueron cerrando, dejando que la mano del dios recorriera libre y sin impedimento el contorno de mi rostro, evidenciando poco a poco como mi piel reaccionaba ante cuidadosas caricias a su vez que mis mejillas iban denotando poco a poco el aumento de carmín debido a que el calor de mi cuerpo aumentaba cada vez mas y sin control

Un suspiro un poco agitado se escapa de mis labios al sentirme libre de la fina tela y quedar desnudo ante sus ojos, abriendo mis parpados y cruzar una mirada de ensoñación a su persona , temblando ligeramente de nervios al sentir sus fuertes brazos recostarme y exponerme a su merced, mordiendo ligeramente mi labio inferior cuando siento el recorrer de su mirada a cada rincón de mi cuerpo, sintiéndome un poco intimidado pero también deseado

Trataba de gesticular palabra alguna para responder a tan galantes palabras pero ninguna logro verbalizarse y en cambio salieron discretos gemidos que expresaban lo complacido que me sentía asi como la impaciencia que generaba esas caricias incompletas y provocativas hacia mis pezones

-Ah…Hypnos, te gusta torturarme

Vocalice con una voz casi muda acompaño de una caricia aferrativa de mis manos hacia la nuca del dios, a quien suavemente le empuje para sentir mejor el chocar de su respiración en mi piel

La visión del joven santo derrocha sensualidad, los dulces sonidos de satisfacción que salen de sus labios son solo el principio de lo que le espera, su voz tendrá que salir dulce y deberá volverse aun más dulce bajo mi tacto.

─Esa es precisamente la idea mi dulce pequeño─

Mis manos siguen una dulce danza sobre su pecho, se deslizan hacía sus costados, delineando las suaves curvas de sus caderas, la piel es suave y tersa, tan incompatible con la de un guerrero: el contacto de mis labios se mueve sobre su cuello y baja hasta uno de sus pezones, mi lengua se desliza tortuosamente lento sobre ese espacio de piel más oscuro que el resto, puedo ver la humedad en su piel, soplo suavemente sobre aquel punto, no hay razón alguna para apresurar mis acciones.

Mi diestra se mueve con calma sobre su muslo, lentamente le obligo a abrir sus piernas y exponerse completamente a mi persona, mis manos recorren inclementes su vientre, jugando un poco con el suave vello que enmarca su virilidad, es suave y no demasiado profuso, lo que hace una combinación perfecta con su cuerpo

El roce de aquellos dedos magistrales a mi piel aumentaba más el calor de mi cuerpo, la desesperación se iba siendo incontrolable como la agitada respiración que reflejaba en el constante y rítmico subir y bajar de mi abdomen.

Mi voz quería expresar esos profundos gemidos de satisfacción por el deslizar de la mano ajena en mi entrepierna sin embargo clausure tal acción con el hundir de mis dientes a mi labio inferior, sin embargo el movimiento inconsciente y ondeante de mi pelvis me traicionaron , haciendo saber al dios lo tanto que disfrutaba de sus acciones

Caía cada vez mas y ya no habia retorno, el placer nublaba mi pensamiento y mi raciocinio . Me hacia olvidar de todo y de todos que formaban parte de mi vida diara ¿era el efecto de sus divinas amapolas? Tal vez , sin embargo no quería sacar una serie de preguntas como en otras veces, solo en mi mente habia una cosa

-Hypnos...mnnh...deseo mas

Sus caderas traicionan a sus labios, y al final terminan sus palabra pidiendo mas. Dulce criatura que no sabe que esto es solo el principio. Abro un poco sus piernas para poder observar en todo su esplendor su área mas sensible, mis dedos siguen acariciando su vello, rozando por momentos la base de su hombría, apara luego alejarme u acariciar la suave piel de su escroto. Mi dedo índice baja hacía esa área y empiezo una suave y rítmica caricia desde la base de sus testiculos hasta su entrada, enfocándome específicamente en su área perineal. Esa parte de la anatomía masculina que esta llena de terminaciones nerviosas y que parece que todos parecen olvidar. Ejerzo un poco de presión para estimular toda esa área que se perfectamente que hará que las sénsaciones se dirijan tanto a su hombría como a su entrada.

Mi mano libre se mantiene en un suave masaje sobre su pecho y sus pezones, haciendo que se endurezcan por la suave fricción y que el color vaya apareciendo con la constante estimulación.