Cuando te vayas de Eiza Gonzales
Cuando te vayas
Se Irán todos mis sueños
Cuando te vayas
Será como morir…
…Enséñame como seguir viviendo
Mi mundo será tan pequeño
Si ya no te tengo…
Degel corría escaleras arriba lo más rápido que podía, cargando a Kardia en sus brazos, tal vez hubiera sido más conveniente atenderlo donde se encontraban, pero prefirió llevarlo a Escorpio para que cuando despertara al menos estuviera cómodo.
Sentía que el corazón se le salía del pecho, la situación se le había ido de las manos, de un momento a otro Kardia ya se encontraba en el piso, con un fiebre más alta a la que solía atacarle de vez en cuando, no podía creer que no se hubiera percatado a tiempo de la condición critica en la que se encontraba, pudo haberlo detenido a pesar de los reproches, gesto, burlas, majaderías y la sarta de improperios que vendrían con el apenas despertara, pero no, su imprudencia casi le cuesta la vida al ser que amaba.
No dejaba de darle vueltas al asunto, se culpaba, reprochaba y maldecía internamente por su torpeza, quería evitar pensar en lo ocurrido, pero su mente no se lo permitía. Se volvía loco, cada que creía que la fiebre estaba controlada de la nada aumentaba de nuevo.
Flash-back
Degel se encontraba en su templo leyendo un poco. Hace días que no veía a Kardia se preguntaba ¿Por qué?, pero no le daba la suficiente importancia, veía el lado positivo: "Kardia, no esta, no tengo que soportar sus quejas, insultos y demás cosas que sólo me hacen perder la poca paciencia que tengo últimamente" se repitió Degel un par de veces, hasta que termino por creérsela. La novela que leía estaba en el punto clímax, cuando un la puerta se abrió y dejo pasar a la persona que menos quería ver en ese momento, "Por Atenea santísima ¿cómo es que se las arregla para joderme el día en el punto exacto?" se pregunto el acuariano por millonésima vez, estuvo a punto de dejar el libro, recargarse contra la mesa y esconder su rostro entre los brazos pero se contuvo, resoplo con fastidio y miro a Kardia, lo escucho decir algo pero muy a lo lejos no estaba seguro de haber escuchado correctamente así que pregunto.
— Perdón ¿qué dijiste? — si escucho correctamente estaba en problemas.
— ¿Estas sordo o que?...
— Esa no es la manera correcta para pedirme que entrene contigo — dijo Degel.
—Entrenar no, esto va en serio, quiero pelear de verdad con todo mi poder… y no puedes decir que no — sentencio Kardia.
— Esta bien — dijo Degel levantándose pera seguir al escorpión.
Llegaron al coliseo, no había nadie, pues no era horario de entrenamiento, Kardia encendió su cosmos sin ningún titubeo. En cambio Degel estaba preocupado pero aun así encendió su cosmos. Comenzaron a pelear, el puño del escorpión era fuerte, pero el del acuariano no se quedaba atrás, patadas hábiles de ambos lados así como grandes técnicas. La fiebre de Kardia se disparo muy rápido pero el roce de los cuerpos era tan rápido que Degel no noto la temperatura exacta, además el sol de verano le estaba jugando sucio.
Kardia había asestado 10 de las Scarlet Needle katakeo, Degel había usado Restricción pero había conseguido romperla, también había usado El Polvo de Diamantes, por lo que el brazo derecho del escorpión estaba congelado. El acuariono sentía como se quemaba por dentro, imagino como se debería sentir estar en el la piel de Kardia pero su razonamiento fue interrumpido cuando vio a este desvanecerse en el piso.
…Cuando te vayas
Las calles quedaran vacías
Cuando te vayas
Dormiré en tu piel
Y guardare en mis ojos tu última mirada….
…Te extrañare tanto
El día que te vayas
Te esperare por siempre
Cuando ya no estés
Eso me pasa por amarte tanto
Mi corazón herido siempre te estará esperando
Fin del flash-back
Llevaba horas tratando de controlar la fiebre de Kardia, fueron horas de preocupación, recriminación y por sobretodo incertidumbre, por lo que vendría a continuación, cuando por fin logro controlar su temperatura, lo cambio con ropa limpia, después de esto el aludido no tardo en despertar.
— ¿Qué sigo vivo? — se preguntó en su mente y enseguida busco a Degel que se encontraba a su lado sosteniendo un vaso con agua.
— Ya despertaste — dijo Degel con voz temblorosa Kardia tosió en seco y Degel el ofreció el vaso que sostenía.
— ¡Eres un imbécil Degel! — vociferó Kardia mientras simultáneamente aventaba el vaso hasta la mitad de la habitación. Degel no dijo nada. — ¡Te quedas callado! ¿Es en serio? ¡SI NO RESPETAS MIS DECISIONES CUANDO MUCHO TEN EL VALOR DE MANDARME AL DEMONIO! ¡Y SIGUES SIN DECIR NADA!
— No podía dejar que murieras por un capricho — replico Degel.
— ¡ES MI VIDA, PUEDO HACER LO QUE SE ME DE LA GANA CON ELLA!
— NO, NO PUEDES, ¡DEJA DE SER TAN INMADURO! – Kardia no contestó.
Degel dio la vuelta y se puso a recoger con cuidado los vidrios que habían quedado regados por la habitación. Cuando termino con los que se podían levantar salio de la habitación para dejarlos en la basura.
Las palabras de Kardia resonaban en su cabeza "¡Eres un imbécil Degel!" "¡SI NO RESPETAS MIS DECISIONES CUANDO MUCHO TEN EL VALOR DE MANDARME AL DEMONIO!" "¡ES MI VIDA, PUEDO HACER LO QUE SE ME DE LA GANA CON ELLA!". No lo entendía y no tenía las intenciones de hacerlo. Sí era su vida pero no tenía el derecho de arrastrarlo con él sólo por un capricho. La actitud de Kardia realmente le molestaba, en un descuido apretó la mano con los vidrios, y estos le cortaron, Degel se maldigo por su torpeza. Después de dejar los vidrios en la basura y lavarse la herida y vendarla volvió a la habitación con Kardia.
Cuando entró, encontró a Kardia aún sentado en la cama y el aludido no tardo en reparar la venda en su mano, los raspones y moretones que comenzaban a formarse y por sobre todo las marcas de su aguja escarlata. La fiebre mostraba señales de querer volver a atacar. Degel lo noto y enseguida se acerco, poniendo una mano en el pecho del escorpión y enviando una holeada de aire frió a todo su cuerpo, Kardia suspiro ante el trató de este, lo había insultado y ratos atrás casi lo mata y este a pesar de todo aun lo cuidaba.
— ¿Por qué? — preguntó Kardia.
— ¿Por qué, que? — contestó Degel.
— ¿Por qué lo hiciste?... a mi no me hubiera importado que fueras tú… no… no me habría importado… no entiendo ¿Por qué?... pudiste dejarme ahí… no me hubiera importado… ni yo entiendo el porque… pero simplemente no lo abría echo… no…
— A mi me hubiera importado — contestó Degel.
— ¿Por qué? — pregunto Kardia — solo soy una molestia… no… no quiero tú lastima.
— ¿Lastima?, lastima… no es lastima que lo que siento además no eres una molestia.
— ¡Ya déjalo! — susurro Kardia abrazando sus piernas y volteando la cabeza.
…Cuando te vayas
Las calles quedaran vacías
Cuando te vayas
Dormiré en tu piel....
…Cuando te vayas
Me sentiré sola vencida
Cuando te vayas moriré de sed
Y guardare en mis ojos tu última mirada
Degel sonrió ante la actitud de Kardia, salvo aquella vez, nunca lo había visto así.
Tomo su rostro entre sus manos cerro sus ojos y beso cuidadosamente sus labios. Dicha acción tomo por sorpresa a un confundido escorpión, que termino por acomodarse en una postura más cómoda para así cerrar sus ojos y echarle los brazos al cuello intensificando aquel primer beso para ambos.
Los labios de Degel se sentían fríos, pero esa sensación le era realmente reconfortante. Cuando no hubo otra opción más que separarse, lo hicieron. Cuando Degel abrió los ojos notó lo sonrojado que se encantaba el Escorpión pegó su frente contra la suya, mientras le acariciaba la mejilla en esta posición le susurro:
— No vuelvas a decir que eres una molestia o que siento lastima por ti ¿entendiste? — dijo para volver a besarlo…
…Cuando te vayas
Las calles quedaran vacías
Cuando te vayas
Dormiré en tu piel
Y guardare en mis ojos tu última mirada.
Cuando te vayas
Las calles quedaran vacías
Cuando te vayas
Dormiré en tu piel
Y guardare en mis ojos
Tú ultima mirada.
No te vayas.
Cuando te vayas
Se Irán todos mis sueños
Cuando te vayas
Será como morir…
…Enséñame como seguir viviendo
Mi mundo será tan pequeño
Si ya no te tengo…
Degel corría escaleras arriba lo más rápido que podía, cargando a Kardia en sus brazos, tal vez hubiera sido más conveniente atenderlo donde se encontraban, pero prefirió llevarlo a Escorpio para que cuando despertara al menos estuviera cómodo.
Sentía que el corazón se le salía del pecho, la situación se le había ido de las manos, de un momento a otro Kardia ya se encontraba en el piso, con un fiebre más alta a la que solía atacarle de vez en cuando, no podía creer que no se hubiera percatado a tiempo de la condición critica en la que se encontraba, pudo haberlo detenido a pesar de los reproches, gesto, burlas, majaderías y la sarta de improperios que vendrían con el apenas despertara, pero no, su imprudencia casi le cuesta la vida al ser que amaba.
No dejaba de darle vueltas al asunto, se culpaba, reprochaba y maldecía internamente por su torpeza, quería evitar pensar en lo ocurrido, pero su mente no se lo permitía. Se volvía loco, cada que creía que la fiebre estaba controlada de la nada aumentaba de nuevo.
Flash-back
Degel se encontraba en su templo leyendo un poco. Hace días que no veía a Kardia se preguntaba ¿Por qué?, pero no le daba la suficiente importancia, veía el lado positivo: "Kardia, no esta, no tengo que soportar sus quejas, insultos y demás cosas que sólo me hacen perder la poca paciencia que tengo últimamente" se repitió Degel un par de veces, hasta que termino por creérsela. La novela que leía estaba en el punto clímax, cuando un la puerta se abrió y dejo pasar a la persona que menos quería ver en ese momento, "Por Atenea santísima ¿cómo es que se las arregla para joderme el día en el punto exacto?" se pregunto el acuariano por millonésima vez, estuvo a punto de dejar el libro, recargarse contra la mesa y esconder su rostro entre los brazos pero se contuvo, resoplo con fastidio y miro a Kardia, lo escucho decir algo pero muy a lo lejos no estaba seguro de haber escuchado correctamente así que pregunto.
— Perdón ¿qué dijiste? — si escucho correctamente estaba en problemas.
— ¿Estas sordo o que?...
— Esa no es la manera correcta para pedirme que entrene contigo — dijo Degel.
—Entrenar no, esto va en serio, quiero pelear de verdad con todo mi poder… y no puedes decir que no — sentencio Kardia.
— Esta bien — dijo Degel levantándose pera seguir al escorpión.
Llegaron al coliseo, no había nadie, pues no era horario de entrenamiento, Kardia encendió su cosmos sin ningún titubeo. En cambio Degel estaba preocupado pero aun así encendió su cosmos. Comenzaron a pelear, el puño del escorpión era fuerte, pero el del acuariano no se quedaba atrás, patadas hábiles de ambos lados así como grandes técnicas. La fiebre de Kardia se disparo muy rápido pero el roce de los cuerpos era tan rápido que Degel no noto la temperatura exacta, además el sol de verano le estaba jugando sucio.
Kardia había asestado 10 de las Scarlet Needle katakeo, Degel había usado Restricción pero había conseguido romperla, también había usado El Polvo de Diamantes, por lo que el brazo derecho del escorpión estaba congelado. El acuariono sentía como se quemaba por dentro, imagino como se debería sentir estar en el la piel de Kardia pero su razonamiento fue interrumpido cuando vio a este desvanecerse en el piso.
…Cuando te vayas
Las calles quedaran vacías
Cuando te vayas
Dormiré en tu piel
Y guardare en mis ojos tu última mirada….
…Te extrañare tanto
El día que te vayas
Te esperare por siempre
Cuando ya no estés
Eso me pasa por amarte tanto
Mi corazón herido siempre te estará esperando
Fin del flash-back
Llevaba horas tratando de controlar la fiebre de Kardia, fueron horas de preocupación, recriminación y por sobretodo incertidumbre, por lo que vendría a continuación, cuando por fin logro controlar su temperatura, lo cambio con ropa limpia, después de esto el aludido no tardo en despertar.
— ¿Qué sigo vivo? — se preguntó en su mente y enseguida busco a Degel que se encontraba a su lado sosteniendo un vaso con agua.
— Ya despertaste — dijo Degel con voz temblorosa Kardia tosió en seco y Degel el ofreció el vaso que sostenía.
— ¡Eres un imbécil Degel! — vociferó Kardia mientras simultáneamente aventaba el vaso hasta la mitad de la habitación. Degel no dijo nada. — ¡Te quedas callado! ¿Es en serio? ¡SI NO RESPETAS MIS DECISIONES CUANDO MUCHO TEN EL VALOR DE MANDARME AL DEMONIO! ¡Y SIGUES SIN DECIR NADA!
— No podía dejar que murieras por un capricho — replico Degel.
— ¡ES MI VIDA, PUEDO HACER LO QUE SE ME DE LA GANA CON ELLA!
— NO, NO PUEDES, ¡DEJA DE SER TAN INMADURO! – Kardia no contestó.
Degel dio la vuelta y se puso a recoger con cuidado los vidrios que habían quedado regados por la habitación. Cuando termino con los que se podían levantar salio de la habitación para dejarlos en la basura.
Las palabras de Kardia resonaban en su cabeza "¡Eres un imbécil Degel!" "¡SI NO RESPETAS MIS DECISIONES CUANDO MUCHO TEN EL VALOR DE MANDARME AL DEMONIO!" "¡ES MI VIDA, PUEDO HACER LO QUE SE ME DE LA GANA CON ELLA!". No lo entendía y no tenía las intenciones de hacerlo. Sí era su vida pero no tenía el derecho de arrastrarlo con él sólo por un capricho. La actitud de Kardia realmente le molestaba, en un descuido apretó la mano con los vidrios, y estos le cortaron, Degel se maldigo por su torpeza. Después de dejar los vidrios en la basura y lavarse la herida y vendarla volvió a la habitación con Kardia.
Cuando entró, encontró a Kardia aún sentado en la cama y el aludido no tardo en reparar la venda en su mano, los raspones y moretones que comenzaban a formarse y por sobre todo las marcas de su aguja escarlata. La fiebre mostraba señales de querer volver a atacar. Degel lo noto y enseguida se acerco, poniendo una mano en el pecho del escorpión y enviando una holeada de aire frió a todo su cuerpo, Kardia suspiro ante el trató de este, lo había insultado y ratos atrás casi lo mata y este a pesar de todo aun lo cuidaba.
— ¿Por qué? — preguntó Kardia.
— ¿Por qué, que? — contestó Degel.
— ¿Por qué lo hiciste?... a mi no me hubiera importado que fueras tú… no… no me habría importado… no entiendo ¿Por qué?... pudiste dejarme ahí… no me hubiera importado… ni yo entiendo el porque… pero simplemente no lo abría echo… no…
— A mi me hubiera importado — contestó Degel.
— ¿Por qué? — pregunto Kardia — solo soy una molestia… no… no quiero tú lastima.
— ¿Lastima?, lastima… no es lastima que lo que siento además no eres una molestia.
— ¡Ya déjalo! — susurro Kardia abrazando sus piernas y volteando la cabeza.
…Cuando te vayas
Las calles quedaran vacías
Cuando te vayas
Dormiré en tu piel....
…Cuando te vayas
Me sentiré sola vencida
Cuando te vayas moriré de sed
Y guardare en mis ojos tu última mirada
Degel sonrió ante la actitud de Kardia, salvo aquella vez, nunca lo había visto así.
Tomo su rostro entre sus manos cerro sus ojos y beso cuidadosamente sus labios. Dicha acción tomo por sorpresa a un confundido escorpión, que termino por acomodarse en una postura más cómoda para así cerrar sus ojos y echarle los brazos al cuello intensificando aquel primer beso para ambos.
Los labios de Degel se sentían fríos, pero esa sensación le era realmente reconfortante. Cuando no hubo otra opción más que separarse, lo hicieron. Cuando Degel abrió los ojos notó lo sonrojado que se encantaba el Escorpión pegó su frente contra la suya, mientras le acariciaba la mejilla en esta posición le susurro:
— No vuelvas a decir que eres una molestia o que siento lastima por ti ¿entendiste? — dijo para volver a besarlo…
…Cuando te vayas
Las calles quedaran vacías
Cuando te vayas
Dormiré en tu piel
Y guardare en mis ojos tu última mirada.
Cuando te vayas
Las calles quedaran vacías
Cuando te vayas
Dormiré en tu piel
Y guardare en mis ojos
Tú ultima mirada.