La breve tranquilidad que pretendia abrazarme se borró de mi semblante cuando Shura de Capricornio dejó fluir su cosmo, en algo que podría catalogarse como un saludo, como una cortesía para su guardian; y tal vez es debido al respeto que Aioros puede hacer sentir en el resto lo que atrajo aquí al español, no lo sé... Me pregunto qué quiere aquí, y aunque bien podría ignorarlo y seguir recostado, la curiosdad típica felina me obliga a dejar mi resguardo para ir a recibirle.
Mi armadura se encuentra en Leo, por lo que visto la ropa de un civil común y corriente, ya que en tiempos de paz, lo que menos deseo es cargar la ropa de entrenamiento. Salgo de las sombras que me proporciona el templo y encaro a Shura.
—Mi hermano no se encuentra en Sagitario, ni en alguna parte del Santuario.— Le explico, tratando de ser amable y retoma su camino de vuelta.