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Cuando menos te esperaba.

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1Cuando menos te esperaba. Empty Cuando menos te esperaba. Vie Ene 02, 2009 11:06 pm

Afrodita



Una larga melena castaña, piernas blancas de nieve, labios carnosos y rojos, ojos finos verdosos, un cuerpo esbelto precioso, la descripción perfecta del chico perfecto, pensaba un joven de unos veintidós años pronto a cumplir veintitrés, cada día que pasaba era un segundo mas viejo, su apariencia si bien era la de un niño, para él era traumatizante el cumplir años, en especial si no tenia con quien compartir el momento, muchos habían pasado por su cama, muchos le habían bajado el mundo, muchos se enamoraban de él, pero igual como siempre dicen, no vale la cantidad si no la calidad, lo exterior no es lo importante si no lo interior. Y ninguno de esos tantos y pico le habían demostrado buenas intenciones, por lo que ahora se encontraba solo, y sin amor, bueno tal vez lo de sin amor no tanto, ya que su hermano mayor se encargaba de demostrarle siempre lo mucho que le amaba, esforzándose por que su pequeño ángel siempre estuviera contento. Aunque desde que se casara hace un año no había tenido el tiempo de estar con su hermanito, el mayor se encontraba además en constantes viajes de negocios y el teléfono se había convertido en un objeto de vital importancia para los dos, ya que era la única forma de mantenerse en contacto.

Pero todo no era malo, pronto seria tío, gracias a que su cuñado había quedado embarazado hacia unos meses, eso llenaba de gozo al joven Shun, y lo animaba cada día en el trabajo, donde cientos de hienas le miraban con envidia hablando a sus espaldas, mostrando sus dos caras frente a él, siempre hipócritas, pensaba el muchacho, jamás cambiaran.

Un giro, dos giros, de costado, la espalda, los zapatos… El espejo le mostraba un cuerpo maravilloso, lleno de vida, radiante, hermoso… Pero en el fondo, en lo mas hondo de su ser se sentía vacio, ¿de que valía tanta belleza?, si no tenia alguien que de verdad le amara y le demostrara lo fascinado que se encontraba por él, que lo abrazara y le diera calor en las noches, que le susurrara palabras de amor al oído, que le hiciera el amor cada día hasta quedar sin aliento ni fuerzas para seguir, que lo deseara, que lo marcara como suyo. “¡Dios!, ¿Por qué?... ¿Por qué no puedo encontrar al chico correcto?, ¿Es que tan mal me he portado en esta vida?”, se pregunto a si mismo.

Unas lágrimas rodaron por sus mejillas acompañadas de un gemido de dolor, su corazón no lo soportaba, necesitaba a alguien, aunque muchas veces lo negara, necesitaba que alguien le amara. Palpo su reflejo en el espejo, delineo cada línea de su rostro, sus hebras castañas cayendo por sus hombros destellaron bajo la tenue luz de la habitación. Sin mas que lamentar, seco sus lagrimas con un pañuelo, observo por la ventana del balcón y pudo notar que ya amanecía, si no se daba prisa llegaría tarde al trabajo, ese lugar donde solo le buscaban por puro interés, ese lugar al cual ya no le quedaban ganas de ir. Pero era el dueño de la empresa, no podía faltar, su hermano contaba con él.



*****
Se había retrasado media hora por culpa de un idiota que no le daba paso, la gente de ahora no sirve para manejar, ¿Dónde demonios habrá conseguido su licencia?, pensaba un guapo hombre de cabellos dorados mientras conducía a toda velocidad su deportivo negro, si llegaba a retrasarse mas no conseguiría llegar a la empresa donde tenia que finiquitar unos negocios que tanto le había costado encontrar, y todo por culpa de un imbécil que seguro había pagado para que le dieran la licencia, definitivamente cada día hay mas corrupción en el mundo, se dijo a si mismo.
Observo su reflejo en el espejo retrovisor, se sonrío, probando las distintas sonrisas conquistadoras que poseía, peino sus cabellos con su mano y guiño un ojo, esta tarde se encontraba mas sexy que nunca, emanando de su cuerpo una esencia masculina que pondría a sus pies al mas difícil de todos. Pero solo quería que uno cayera a sus pies, y justo iba por él en ese momento, ante el solo recuerdo de ese chico radiante, sus manos se comenzaron a mover al ritmo de la música de la radio, una sonrisa de profunda felicidad se dibujo en su rostro y no pudo evitar tararear la canción de turno.
Ese día no podía ser arruinado por nada ni nadie, debía llegar a su objetivo a toda costa.

Las puertas de cristal de uno de los edificios de la Corporación Ikeda se abrieron ante la llegada de uno de los dueños, de inmediato cientos de personas se abalanzaron sobre él, haciéndole preguntas, mostrándole documentos, pidiéndole ayuda, en fin, mostrando esas caras hipócritas que tanto odiaba el joven castaño, pero que sin poder evitarlo, les contestaba a todos con una sonrisa sincera, llena de ternura y amabilidad, sin dejar que alguno de ellos se fuera sin respuestas claras. Pronto pudo llegar a su oficina, la cual se encontraba en lo mas alto del edificio, el ascensor lo dejo en toda la entrada, una amplia habitación se mostro ante él, equipada con lo ultimo en el mercado para oficinas, en un largo escritorio centrado se encontraba la computadora portátil mas cara de todas, una silla acolchada, papeles muy bien acomodados sobre la mesa de trabajo, luces blancas iluminando hasta el ultimo rincón, flores en cada esquina, lámparas de vidrio que reflejaban su belleza, una terraza, una alfombra de color azul turquesa, las paredes pintadas de color marfil. Varios sofás para los invitados, un mini bar muy poco usado pero en buen estado. Una oficina que se asemejaba mas a una habitación de una casa que a la de un lugar de trabajo, solo hacia falta una cama y estaba hecho, pensaba con una sonrisa Shun.

Sin perder mucho tiempo se acerco a su escritorio, dejo unos documentos sobre este, busco en una gaveta sus lentes para leer y de inmediato comenzó a revisar todo tipo de papeles, varios contratos, currículos de personas que solicitaban empleos, uno tras otro, pasaron los minutos, hasta que, por una extraña razón, una foto se salió de una de las carpetas yendo a parar a sus piernas, la miro, con lentitud sus dedos la tomaron, había quedado boca abajo así que no podía ver quien era, estaba por darle la vuelta y mirar quien estaba en la foto cuando llamaron por el intercomunicador, era su secretaria, le avisaba que alguien lo buscaba, se inclino hacia delante, apretando un botón y le dijo que lo hiciera pasar, dejo la foto sobre el escritorio y sin darse cuenta la coloco boca arriba, se levanto olvidándose de la imagen, esperando a que el sujeto que lo buscaba llegara.

El timbre del elevador sonó en el piso, las puertas se comenzaron a abrir lentamente, una suave brisa se coló en la oficina, meciendo las hebras castañas de Shun, por un momento quito la vista de las puertas del ascensor para acomodar sus cabellos, mientras lo hacia escucho unos pasos, levanto de nuevo la vista y lo que vio lo dejo sin habla. Un perfecto espécimen de hombre acababa de entrar en su oficina, con un traje muy elegante, una sonrisa galante, un andar varonil, pudo apreciar un cuerpo de atleta bajo el traje, de piel bronceada y de cabellos dorados, pero a pesar de todo eso, fueron sus ojos coloreados como el cielo lo que lo dejaron prendado al joven hombre, que no debía tener mas de 29 años, todo un machazo como diría su prima Saorí.

--Muy buen día, señor Ikeda-- Dijo el rubio con una sonrisa en el rostro, devorándose con la vista el cuerpo de Shun.
--Buen día, señor…-- Pero no pudo decir mas, le extendió la mano, la cual fue tomada por la del otro y aun con la boca entreabierta logro decir --¿Usted se llama?--
--Disculpe por no presentarme antes, soy Hyoga Casanova, un placer conocerle-- Termino de hablarle con sensualidad, tomando la mano de Shun entre la suya pero en vez de estrecharla la levanto e inclinándose un poco le beso el dorso de la mano al joven castaño.
--El placer es todo mío, dígame señor Casanova, ¿Qué le ha traído por acá?-- Lentamente Shun retiro su mano, sentía que su cuerpo se agitaba por una extraña razón, la piel se le erizo, se le subió la temperatura, y de un momento a otro se le dificultó el respirar, y todo esto provocado por un simple beso en la mano, se repitió a si mismo que se encontraba desesperado y por eso había reaccionado así.
--Vengo por negocios, simples negocios y… por ti-- Dijo sin ningún rodeo, sentando a todas sus anchas en la silla frente al escritorio.
--¿Por mi ha dicho?, no le entiendo eso ultimo-- Aun de pie sus piernas temblaron, algo en ese hombre se le hacia familiar desde el momento que se presentara pero aun no sabia que, era muy extraño, él no olvidaba con facilidad a alguien. Un poco nervioso se sentó en su silla y se fijo en que su visitante tenía una sonrisa cínica que le trajo a la mente…
--Por dios Shun, no puedo creer que te olvidaras de mi, ¿no que me amabas?-- Se incorporo, inclinándose sobre el borde del escritorio, perdiéndose en los encantadores ojos verdes de Shun, esos ojos que desde niño le habían encantado. El rubio ahora se encontraba sorprendido, no podía creer que aun después de presentarse, el amor de su vida no le recordara, y un inmenso dolor aprisiono su pecho. --Me hieres, Shun-- Dijo con voz lastimera.
--Yo… No se… Yo, de verdad que… No lo recuerdo…-- Bajo la vista hacia un lado, no soportaba el mirar su rostro ya que le transmitía pesar, gracias a que se sintió mal por que no lo había reconocido, pero de verdad que no lo reconocía, Shun buscaba en su mente algo que lo ayudara pero no llegaba, entonces vio la foto sobre el escritorio, la que hace unos momentos se cayera en sus piernas. Sus ojos se ensancharon, su boca se entreabrió y su respiración se agito aun mas, ahí estaba lo que activaría ese recuerdo olvidado, una foto de él cuando era niño junto a otro niño rubio muy parecido al hombre que ahora se encontraba frente a él. Acerco su mano a la foto y la levanto, observándola con detenimiento.
--Shun, vine por tu cumpleaños, quería… Yo quería verte de nuevo y sacarte a pasear, me comunique hace unos días con tu hermano por cuestiones de trabajo, y no sabes lo emocionado que me sentí cuando supe quien era, y entonces me dijo que tu estabas aquí, que yo debía verte para finiquitar unos negocios, recordé que cumples años hoy y no dude un segundo en cancelar todas mis citas y venirme a Tokio, por dios Shun, dime que si me recuerdas, dime que aun sientes algo por mi--
Una mano del rubio se poso en la barbilla de Shun, sus palabras eran sinceras, además que una gran tristeza lo embargaba ya que Shun no lo recordaba, se reprocho el no haber llegado en un plan distinto, en vez de hacerse el desconocido, haber llegado abrazándolo, diciéndole quien era desde que saliera por el ascensor, o haberlo llamado antes. Pero ahora se sentía mal, si el de hebras castañas no le recordaba se iría sin mas pero con un profundo dolor en el pecho.

--Hyoga-- Susurro, levantando la vista, con lágrimas surcando su rostro, elevo sus manos y las enredo en el cuello del rubio. –Hyoga… No puedo creerlo, eres tú…--
--Shun, que alegría me da que si me recuerdes, ya me estaba preocupando, discúlpame por no avisarte antes, yo intente sorprenderte, pensé que tu reacción seria otra, yo no…--
--Calla, si me has sorprendido, tanto que ni te recordaba, no tienes nada de que disculparte, el día de hoy no me había levantado con muchos ánimos y andaba distraído-- Sonrío con ternura al pronunciar cada palabra con un dedo puesto en los labios del otro, se sentía muy feliz, era Hyoga, su primer amor, ese que le robaba el sueño cada noche, al que le entrego su virginidad, al que dejo sin mirar atrás, como se arrepintió de haberlo hecho, como sufrió todos estos años, pero ahora, estaba allí, junto a él, aun no podía creerlo. Pensaba en porque había vuelto y se preparaba a abrir la boca cuando fue interrumpido.
--Espero que no estés muy ocupado, porque este día saldremos de paseo, no quiero verte en esta oficina un nueve de setiembre nunca más. Y se lo que piensas, que porque estoy aquí después de lo que me hiciste , pero eso te lo responderé luego, así que levántate y ven conmigo a celebrar tu cumpleaños-- Lo estrecho contra su cuerpo con amor, inhalando el aroma a durazno que emanaba del cuerpo de Shun.
--Pero y los negocios que debíamos finiquitar, no seria mejor…--
--Cero negocios el día de hoy, mañana podemos hacerlo, además ya va a ser mediodía y yo muero de hambre-- Se hizo el loco por un momento, entrecerrando los ojos y desviándolos de los de Shun, para luego en un rápido movimiento acercarse y darle un beso.
--Hyo…Hyoga… Por dios, apártate estamos en mi oficina, que pensaran-- Suavemente lo echo para atrás, respirando agitadamente, y con una gran sonrisa en el rostro --Veo que no has cambiado mucho, antes hacías lo mismo para robarme un beso donde fuera--
--Y te gustaba, o ¿me dirás que no?. Porque a mi me encantaba verte sonrojado y beber de tus labios cada vez que te descuidabas, lo cual era muy a menudo, llegue a pensar que lo hacías a propósito-- Se rio burlonamente, acariciando una mejilla del castaño.
--No lo hacia a propósito, en cambio tu si que hacías a propósito el distraerme con cualquier tontería para atacar mis labios con los tuyos, eras tan…--
--¿Tan encantador?--
--No… Bueno si… Pero…--
--¿Pero que?, la pasamos bien por diez años, hasta que tu… Bueno para que recordar eso, ahora lo importante es que te encontré de nuevo, y sabes, no te voy a dejar escapar como aquella vez--
--¿Eso quiere decir que compraste una red de acero?-- Shun le miro sonriente.
--Que gracioso estas, pero te equivocas, tengo una jaula de diamante, de ahí no podrás salir nunca--

Lo abrazo fuerte por la cintura, juntándolo mas a él, se acerco lentamente, con su mirada fija en los ojos del castaño, vio en ellos la aprobación a lo que quería, y sin perder un segundo mas, volvió a sellar los labios de Shun con los suyos.

2Cuando menos te esperaba. Empty Re: Cuando menos te esperaba. Vie Ene 02, 2009 11:10 pm

Afrodita



Habían pasado dos horas desde que salieran de Tokio, aun no sabía como se había dejado convencer por Hyoga para irse a un lago, llevaban horas en carretera y aun no veía rastros del supuesto lago. Ese tipo de actitud impulsiva era una de las cosas que lo habían hecho enamorarse de él, pero a veces no le gustaba nada que tomara decisiones tan irresponsablemente, se suponía que debían finalizar unos negocios, y si se iban sin mas no habría nadie que se encargara de eso, es que ni lo dejo llamar a la oficina.

--Hyoga pienso que…--
--Piensas demasiado conejito, yo solo quiero hacerte sentir bien en tu día, permíteme eso por favor, y deja ya de preocuparte por lo demás-- Volteo a verle por un momento, dedicándole una sonrisa. Shun no pudo más que corresponder a su sonrisa, y dejar que el rubio siguiera con sus planes, con lo obstinado que era, no creo que lograra hacerle entrar en razón.
--Aun hay algo que quiero saber--
--Se lo que es, y mi respuesta a eso es que volví porque te amo, aun después de todos estos años, y de haber estado con otros, no te pude olvidar, siempre estuviste en mi, regrese por ti y me iré contigo-- Le dijo el rubio muy serio mirándole de reojo.
--¿Te iras conmigo?-- Los ojos de Shun se ensancharon.
--Claro, vamos a vivir juntos en Francia-- Sentencio firmemente.
--Eso no es una decisión que pueda tomar tan a la ligera, señor Casanova-- Le replico Shun, señalándole con un dedo.
--Vamos mi amor, no te enojes, todo esta fríamente calculado--
--Esas palabras, ¿Dónde las habré escuchado antes?... ¡¡Claro!!, tu y mi hermano confabularon todo esto-- Le señalo acusadoramente con un dedo.
--¿Y que si?, ¿ya no me querías por eso?-- Le dedico una sonrisa burlona.
--Pues… Claro que no, yo… aun te amo, y no sabes lo mucho que me arrepentí al dejarte-- Su rostro se mostro triste.
--No pienses en el ayer, vive el ahora, yo también te amo, y ya veras que te encantara la sorpre…-- Trago saliva cortando las palabras, metió la pata, lo sabia, y para evitar la miraba de extrañeza que seguro le dedicaba Shun, piso a fondo el acelerador, llevando a la velocidad máxima su auto.
--Hyoga por dios, quiero estar vivo por unos años mas, baja la velocidad-- Se sujetaba con fuerza del asiento, notablemente preocupado pero a la vez una gran emoción lo recorrió, recordando las veces que había salido con Hyoga en su moto.
--Awww… no tienes nada de que preocuparte, yo se conducir-- Aulló como lobo a la luz de la luna, sonriendo maliciosamente, llevando el auto a todo lo que daba.

No paso mucho tiempo para que llegaran al tan afamado lago, del cual Shun jamás había escuchado, por eso no había creído mucho en eso, pero al estar allí se sintió relajado, todo el lugar era silencioso, calmado, el agua del lago se ondeaba por la suave brisa, los arboles se movían tan lentamente que sus hojas y ramas apenas se rozaban, lo pájaros se deslizaban entre el viento, y los autos dejaban saber que había mucha gente… De nuevo algo extraño a Shun, pensó que no habría nadie en ese lugar, y entonces recordó lo que Hyoga había tratado de evadir con el repentino acelero del auto.
--Porque será que noto algo extraño--
--No lo se, a lo mejor es mi virilidad palpitante por ti…-- Le dijo al estar tras suyo, tan cerca que en definitiva su hombría completamente despierto, palpitaba contra los glúteos de Shun.
--¡¡Hyoga!!, compórtate por una vez en tu vida-- Le dio un codazo y se separo de él, caminando apresuradamente hacia una cabaña.
--Eso me dolió mi conejito, no deberías ser tan malo--
Con una mamo en su costilla derecha fue tras Shun, se le hizo un tanto difícil caminar por el bulto entre sus piernas, pero pensando en algo desagradable logrando controlar su excitación y siguió sin ningún contratiempo, antes de que el castaño pudiera abrir la puerta de la cabaña, Hyoga corrió, llegando hasta él para tomarle la mano justo a tiempo.
--¿Ahora que?-- Pero no obtuvo respuesta, en su lugar, sus labios fueron tomados por Hyoga, en un largo y delicioso beso, que lo hizo olvidarse del mundo y le puso rojo como tomate, siempre había tenido ese efecto en él, pasaran los años que pasaran, el rubio siempre había sabido como voltearle el mundo.
--Quería besarte… solo eso-- Susurro aun sin despegarse mucho de los labios de Shun, mirándole fijamente a sus orbes esmeraldas, por su mente paso la loca idea de alzarlo en brazos, abrir la puerta de una patada y hacerlo suyo en el piso de la cabaña… Y lo hubiera hecho si no fuera por…
--Mejor entramos Hyoga, algo me dice que nos están esperando-- Shun le sonrío con ternura, colocando sus manos en el pecho del rubio, le dio un suave beso y se dio vuelta, riendo bajito ya que el rostro del rubio era todo un poema.
El ruso intento decir algo en su defensa pero ya Shun tenia una mano en la manilla de la puerta, le dio una vuelta y la comenzó a abrir lentamente, echo una rápida mirada al interior, las luces estaban apagadas, ya el sol se ocultaba así que eso allá adentro era una boca de lobo, con un ágil movimiento se acerco a Shun, abrazándolo por la espalda al tiempo que los dos comenzaban a entrar a la cabaña.

A pesar de saber lo que le esperaba dentro de esa cabaña jamás se imagino ver tanta gente conocida, a los cuales en su mayoría tenia años que no veía, sus ojos no cabían en su rostro de lo impresionado que se encontraba, todos saltaron de repente al entrar junto con Hyoga, las luces se habían encendido iluminando una hermosa decoración dentro de aquel lugar, serpentinas y globos de aire cayeron sobre él, se escucharon gritos deseándole un feliz cumpleaños y sin esperar mucho la música comenzó a llenar el lugar, alegrando los corazones de todos.

--Hermano que gusto verte, tuve que hacer lo imposible por poder llegar a hacer esto, claro que no lo hice todo solo-- Ikki se acerco a Shun con una gran sonrisa en el rostro, lo abrazo y dio un suave beso en la frente, miro a Hyoga tras del castaño y le sonrió aprobándolo como el hombre de su hermanito.
--Si me imagine algo así cuando a cierto pajarito se le escapo un canto-- Shun se rio bajito, abrazando con mucho cariño a su hermano.
--Bueno no les quito mucho tiempo, pronto llegara la hora de cantarte cumpleaños mi querido hermano, y entonces podrán hacer lo que quieran--Guiñándole un ojo, Ikki se alejo de los dos.
--Esa idea me encanta, mi cuñado ha cambiado su opinión sobre mí por lo que veo--
--O es que esta planeando como desplumarte vivo, uno nunca sabe-- Le dijo juguetonamente.
--Oh, mi amor, pero si soy un angelito-- Hyoga pestañeo un par de veces y de quien sabe donde una aureola adorno su cabeza
--Eso espero, aunque… En la cama no tienes que serlo del todo-- Shun hizo un circulo en el pecho del rubio con un dedo, abrazándose a él con cariño.
--Hare todo lo que tu quieras-- Hyoga se disponía a besarle cuando tocaron su hombro.
--Pero miren nada mas, el patito feo volvió con el tierno conejito, es todo un milagro-- A su espalda Seiya, amigo de la infancia les sonreía burlonamente.
--Hacen una hermosa pareja-- Les hablo Shiryu, otro de sus tantos amigos.
--No tan hermosa como la que hacemos tú y yo-- Al cuello del chico se guindo Seiya, dándole un beso en el cuello.
--Veo que no has cambiado nada Seiya, siempre tan inoportuno-- Hyoga le dedico una mirada de fastidio.
--No seas así mi amor, nuestro caballito solo venia a felicitarme--
--Eso es verdad, no seas malo conmigo Hyoga-- Rápidamente el chico se acercó a Shun, protegiéndose del rubio tras él.
--Espero que la estés pasando bien Shun, hicimos todo lo posible porque el lugar quedara esplendido para ti-- Le dijo Shiryu.
--Todo esta maravilloso Shiryu, me alegro mucho de verles y de estar con las personas que mas quiero-- Shun le respondió con una sonrisa, abrazando a Seiya con ternura.
--Les dejamos solos, porque si no, aquel me va a matar con su mirada-- Seiya le saco la lengua a Hyoga y salido disparado antes de que el rubio pudiera agarrarlo, mientras Shiryu seguía a su intranquilo esposo.
--Grrr… Si será ese Seiya, cuando lo agarre…-- Hyoga levantaba un puño en dirección al muchacho pero Shun con delicadeza le sostuvo el brazo, abrazándose a él nuevamente.
--Tranquilo, lo hace para molestarte, siempre lo ha hecho--

Al escucharlo Hyoga le correspondió el abrazo, yéndose juntos hasta el centro de la cabaña donde mas de uno bailaba al compas de una música suave, ellos no iban a ser la excepción así que también bailaron unas, dos, tres piezas… Estaban felices, el amor que alguna vez tuvieran que tragarse por orgullo a no flaquear en sus decisiones, volvía a brotar desde lo mas hondo de sus cuerpos, floreciendo en sus corazones, prendándolos de nuevo el uno al otro. No hubo nadie quien no susurrara lo bien que se veían juntos, y uno que otro tuvo que saldar cuentas debido a apuestas hechas en un pasado en torno a ellos, donde Seiya fue el mas agraciado misteriosamente.

Llegando a su desenlace la fiesta se torno salvaje y mucho mas ruidosa que al principio, todo gracias a la intervención de Milo Galant el cual comenzó a hacer un striptease para el cumpleañero que se encontró de repente sentado en medio de un gran circulo con el griego bailando semidesnudo sobre él, hubiera estado mas que feliz con semejante espectáculo, ya que el cuerpo que se meneaba a su lado era un completo manjar, pero las miradas asesinas de Hyoga y Camus le tenían algo preocupado. Por lo menos con eso se daba cuenta que el rubio sentía aun celos por él, lo cual además le encendía con creces, porque al estar celoso Hyoga llegaba a ser fantástico en una cama.
Después de una media hora de bailes exóticos, se dispusieron a cantarle el cumpleaños a Shun, eran las once de la noche con veintitrés minutos, en una mesa con ruedas trajo el pastel Afrodita Bouquet, modelo profesional amigo de toda la vida de Shun, que no dudo un momento en pasarse toda la noche con su amigo, para relatarse los últimos por menores de sus vidas. La torta era de un metro de alto, completamente hecha en chocolate, con conejitos a los alrededores, su nombre marcado en verde junto con su edad contada en velitas resaltaba en el chocolate.

El de ojos verdosos con una copa de vino en la mano, al igual que todos los invitados, se quedo observando todo lo que le rodeaba, inmensamente feliz de estar allí, de tener a todos los amigos que tenia, de estar al lado de su primer amor nuevamente, de cumplir un año mas, a pesar que en la mañana no hubiera estado del todo animando, y al principio tampoco hubiera reconocido a Hyoga, ahora ya estaba mucho mejor, no podía pedir mas de un día como ese, todos le cantaban alegremente el cumpleaños, los rostros sonrientes le miraban con cariño, Hyoga no paraba de susurrarle lo hermoso que se veía bajo la tenue luz de las velas, su cuerpo se estremecía de felicidad, sus ojos se llenaron de lagrimas calidas que pronto corrieron por sus mejillas, el rubio las seco al instante con sus dedos, y al terminar de cantar, se inclino hacia las velas, cerro sus ojos unos segundos pensando en un deseo, “salud para todos mis seres queridos”, deseo con mucho animo en su interior y soplo entonces las velas, apagándolas todas de una sola vez. Los aplausos no se hicieron esperar, los abrazos cariñosos, las palabras de animo le llegaban a los oídos como una dulce melodía, podía notar que todos y cada uno le eran sinceros, les dedico una sonrisa, les deseo igual lo mejor, con un cuchillo en mano corto un trozo del pastel y juguetonamente lo sostuvo entre sus dedos, acercándose a Hyoga para así morder los dos el pedazo dándose al final un beso.

--Delicioso-- Murmuro Shun.
--No tanto como tu-- Dijo el rubio estrechándolo contra si.
--Gracias… Gracias por estar a mi lado este día--
--El que tiene que agradecer soy yo, tenerte de vuelta es un gran honor y placer, eres mió y no te dejare ir de nuevo, te amo Shun, y deseo poder seguir compartiendo momentos tan felices contigo--
--Yo igual Hyoga, no sabes lo mucho que te extrañe, eres todo para mi, te amo--
Entrelazo sus brazos al cuello del ruso, fundiéndose con él en un nuevo y prolongado beso, transmitiéndose su amor a través de ese humilde acto, olvidándose de todo lo pasado y caminando juntos al futuro.

Sin saber como estaban en la misma posición, fuera de la cabaña, a la orilla del lago, con sus amigos y familiares cerca, divirtiéndose con la vista de fuegos artificiales, el lugar se iluminaba una y otra vez, reflejándose en el cielo aquella lluvia de colores, justo al momento en que fijaron su vista en el cielo, leyeron “Felicitaciones… A los dos”, se rieron abrazados, sintiendo el calido cuerpo del otro muy cerca, observando como se terminaba todo el bullicio de los invitados, como poco a poco cada uno se fue yendo a sus camas, hasta quedar solos, con la brisa meciendo sus cabellos, con luciérnagas destellando a su alrededor, escuchando el suave mecer del lago, sintiendo las hojas de los arboles caer sobre ellos y formar alfombras a sus pies. Lentamente se sentaron, se mantuvieron arropados con una gran sabana, abrazándose y acariciándose mutuamente. Shun apoyo su cabeza en el hombro de Hyoga, cerro los ojos y pensó que si le hubiera dicho que todo eso le pasaría ese día, no lo hubiera creído, pero ahora se daba cuenta que lo imposible podía llegar a ser muy posible. Y que aun cuando uno no se lo esperaba podía suceder un hermoso milagro, como el que ahora tenía a su lado.

Fin.

3Cuando menos te esperaba. Empty Re: Cuando menos te esperaba. Miér Abr 08, 2009 9:50 pm

Deo.Angel

Deo.Angel

Ke lindo está el fiiiicc !!!! me gustó mushoo!

te kedo muy bien ! ojalá ke algún día me hagan una fiesta así !! jeje ... Cool o me conformo teniendo a alguien como Hyoga geek jaja !!

4Cuando menos te esperaba. Empty Re: Cuando menos te esperaba. Dom Abr 12, 2009 12:51 am

Afrodita



Hola!!!...... Gracias por leer.... Me alegra mucho saber que te gustara..... ^v^.......

Y pos a mi tambien me encantaria encontrar alguien como Hyoga...*O*.... O como Milo..... jujujuju...... O Ikki.... jejejejjee..... ^v^........

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