La energía de Mu se detenía en mi otro templo vecino; leo, suspire aliviado, siempre había podido contar con Aioria, el hermano de sagitario con quien tuviese conflictos cuando ambos iniciamos nuestro camino como caballeros de oro, encontró su salida positiva cuando el griego, arriesgando su propia vida me defendió a costa de todo para que yo pudiese recargar la suficiente energía para destruir a aquel titán que amenazaba con destruirnos, desde ese momento, las constantes peleas entre él y yo disminuyeron, y siempre pude encontrar en la lealtad feroz del león dorado un incondicional amigo, sabía que pasara lo que pasara podría contar con su apoyo.
Camine mucho más calmado hasta el sitio donde el carnero se había detenido, identifique la roja caballera de Kiki y el sonido de sus llantos me alarmo, corrí hasta su encuentro solo para darme cuenta que si bien era débil el latido de Aries permanecía constante, me incline hasta que mi mano acaricio con cariño la cabeza del niño.
-No llores más Kiki, tu maestro se entristecerá si continuas haciéndolo, tu eres lo más preciado para él y debe dolerle mucho el no poderte consolar-Me hinque frente a su inconsciente cuerpo y lo gire con lentitud sosteniéndolo hasta acunarlo sobre mis piernas.
Retire suavemente los cabellos lilas de su rostro y acaricie con afecto sus mejillas, lucia devastado, agotado, sin mencionar las quemaduras que aún hacían mella sobre su blanca piel, coloque mi mano suspendida sobre su pecho.
-No puedes rendirte ahora Mu, no solo Kiki te necesita, yo también te necesito- Concentre mi energía permitiendo que el halo dorado me rodeara, poco a poco la línea de cosmos que definía el contorno de mi armadura fue a parar con un intenso brillo en la palma de mi mano, se formó debajo de esta una esfera de mediano tamaño la introduje en el cuerpo del lemuriano brindándole parte de mi propia energía.
-Esto te ayudara a recuperarte con mayor facilidad- Lo tome en brazos cargándolo al vilo. –Es hora de irnos Kiki, esta vez los llevaré conmigo, sostente de mi mano ya que deberé cruzar dimensiones para poder salir lo antes posible del santuario-Sosteniendo a Aries con un brazo le tendí mi mano libre al pequeño y espere paciente que la tomara para después iniciar el desvanecimiento y retirarnos lejos del santuario.