Hypnos se va dejandome solo, recorro aquella habitación, había olvidado tantas cosas, no entiendo porque ahora las recuerdo, no entiendo porque me siento un poco diferente, porque todo parece tan claro ahora, juego con la llave que tengo en mis manos por muy largo rato, poco a poco cosas vienen a mi mente
Recuerdo haber espiado a mi padre y a algunos de sus generales, era muy pequeño, antes de la muerte de mi madre, pero ya conocía algunas formas de entrar aqui y oir lo que decían, más que nada quería ser tan buen guerrero como mi padre, lo vi entrenar muchas veces y sabía que muchos de sus hombres lo admiraban y eso me hacía desearlo más, se que mi espada era la esperanza de que algún día me volviera como él, hasta que paso aquello y decidieron cambiar mi vida.
Recuerdo vagamente esta llave, habló de ello con uno de sus generales más cercanos, no se el alcance de lo que escondía, pero se que era algo muy importante, me tomo algunas horas poder recordar el lugar preciso, recorro la pared hasta encontrar aquella piedra, es difícil sacarla de su lugar, después de tantos años de no ser movida la ha ajustado a su lugar, me toma algunos minutos hasta que logro mi objetivo, hay una pequeña puerta de bronce y una cerradura, tomo la llave y abro aquel lugar, hay pequeñas telarañas y polvo, hay algo envuelto con telas, lo saco; es largo, mas de un metro, lo llevo a la mesa y lentamente lo desenvuelvo, es una espada, de un tipo que jamás he visto, su hoja es ligeramente curva y su ancho constante, es hermosa; su empuñadura es la cabeza de un dragón, posiblemente de marfil, tomo aquella arma y su balance es perfecto, su peso es una fracción de las de nuestras espadas, es un arma magnifica, pero aun no se porque la había ocultado, no puedo recordar, o tal vez estaba muy lejos para poder oir lo que aqui pasaba
Vuelvo a envolverla y a colocarla en su lugar, por lo menos hasta que Hypnos regrese