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Verdadera Identidad Shun x Shaka, Hyoga x Ikki NC17

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PrincessofDark

PrincessofDark

Capítulo 1
Espero que les guste, nos vemos!!

Saori estaba totalmente alterada. Había hecho limpiar la Mansión de cabo a rabo para dejarla impecable y les había ordenado a sus caballeros que estuvieran impecables y con sus habitaciones limpias y prolijas para recibir a su invitado.
Shiryu, Ikki, Seiya, Hyoga e inclusive Shun se preguntaban la identidad de ese invitado mientras se ayudaban con la limpieza de sus cuartos, tarea que estaba costando. No porque todos fueran desordenados, Shiryu y Shun eran un ejemplo de orden y limpieza y Hyoga mantenía su cuarto bastante ordenado pero Ikki y Seiya desordenaban y ensuciaban por los tres restantes. Sus camas apenas se veían entre el conjunto desordenado de ropas, revistas, objetos e incluso restos de comida. Hasta el dulce Shun no pudo evitar comentar a su hermano.
-Esto es peor que un chiquero
Cosa que arrancó la sonrisa general y la mirada apenada de Ikki.
La risa fue interrumpida por la llegada de Tatsumi que murmuró.
-Rápido, bajen. El invitado ya llegó y la señorita Saori los espera abajo.
Todos se levantaron y Shun entró a su habitación para ponerse otra remera al notar que la que llevaba puesta estaba sucia.
Los otros cuatro jóvenes bajaron las escaleras para encontrarse a una elegante Saori recibiendo a un caballero cincuentón de rostro severo enfundado en un traje formal de color azul oscuro.
Saori se apresuró a recibirlos.
-Señor Demisser, quiero presentarle a mis amigos. Ellos son Seiya, Shiryu, Hyoga e Ikki Kido. Muchachos, el señor es Harold Demisser y será nuestro invitado por unos días.
-Mucho gusto, jóvenes – saludó el caballero con una voz bastante fría.
-El gusto es nuestro – contestó Shiryu en nombre de todos.
-¿Dónde está Shun? – preguntó Saori a Ikki
-¡Aquí estoy! Perdón que demoré
Shun apareció frente a ellos extendiendo la mano para saludar al invitado que se quedó de piedra sin responderle. Harold Demisser contemplaba a ese chiquillo como si hubiera visto un fantasma… un muerto en vida. El color de cabello no pero los ojos verdes eran tan parecidos a los de él… y esa palidez, esa sensación de fortaleza detrás de la fragilidad de ese cuerpo. Esos ojos tan inocentes y transparentes que podía leerse los sentimientos en ellos con mucha facilidad.
Y de repente se percató del medallón que el chiquillo llevaba colgado en su cuello… ¡imposible! ¡No podía ser cierto! Ese medallón con forma de estrella y la frase siempre tuyo… debía estar equivocado.
Shun estaba incómodo por la observación que estaba sufriendo y que todos habían notado. Y en un impulso sintió como el invitado tomaba su medallón para preguntar por él.
-¿De dónde sacaste esto? – preguntó con voz fría.
-¿Qué cosa? ¡Shun, no había visto ese medallón! ¡Qué lindo! – exclamó Saori.
Ikki miró a ese hombre con cierta molestia y respondió.
-Fue un regalo de nuestra madre. Ella se lo colocó a Shun antes de morir. Siempre lo ha llevado puesto.
-¿Por qué nunca lo vimos? – preguntó Hyoga
-Porque suelo utilizarlo debajo de la ropa, ahora no me di cuenta de que lo había dejado afuera. ¿Por qué me preguntó eso señor? – se dirigió al invitado con una sonrisa dulce.
-Ah… porque es una joya muy valiosa… oro amarillo y oro blanco. Me llamó la atención. Discúlpame por no presentarme antes. Soy Harold Demisser.
-Shun Kido, mucho gusto.
-¿No desea descansar un rato, señor Demisser? Su habitación está lista – indicó Saori con una sonrisa.
-Sería maravilloso. Necesito hacer unas llamadas urgentes a Alemania. Saori… por favor, llámame Harold. Soy un invitado en tu casa y además si vamos a negociar debemos tenernos confianza.
-Perfecto, Harold. Permíteme que te enseñe tu habitación.
Saori y su invitado desaparecieron rumbo a las escaleras mientras un emocionado Shiryu comentaba al resto.
-Es Harold Demisser… el más poderoso y rico magnate alemán. Se dedica al comercio y a las finanzas. Su imperio comercial y financiero es de los más poderosos del mundo.
-No me cayó simpático – fue la respuesta de Ikki.
-Eso es porque se quedó viendo como bobo a Shun – se burló Seiya y se ganó un golpe por parte de Ikki.
-¡Hermano! No le pegues a Seiya y tú no mientas que lo que miraba era mi medallón.
-¡Si, claro! ¡Cómo no! El medallón… jajaja – Seiya se ganó otro golpe de Ikki.
-En realidad tu medallón es muy valioso, Shun – comentó Hyoga mirando al peliverde.
-No lo sé. Para mí no tiene precio, es el único recuerdo que poseo de mi madre.
* * *
Una vez a solas Harold Demisser extrajo una fotografía en la cual se veía un niño pequeño, de tez pálida y ojos verdes pero con el cabello intensamente negros. Luego de mirar la foto por un tiempo tomó el teléfono y marcó un número.
-¿Hola? Quiero comunicarme con el doctor Roskewitz. ¿Aló? ¿Cómo está, doctor?
-…
-Me alegro. Quiero encargarle un trabajo discreto pero lo más rápido posible. En este momento estoy en Tokio, en la Mansión Kido realizando unos negocios. Necesito que venga lo más pronto posible para acá y que se encargue de averiguar la mayor cantidad de información posible acerca de una persona.
-…
-No. Quiero que venga a la Mansión cuando ya tenga la información. La persona se llama Shun Kido, aunque tal vez pueda encontrarlo en alguna parte como Shun Demisser.
-¡…!
-Si. Oyó bien. Shun Kido o Shun Demisser. Inténtelo de las dos maneras. Llámeme cuando llegue a Tokio. El número es 598-781522. Hasta luego.
Harold Demisser colgó el teléfono con cierta expectación aunque no quería hacerse ilusiones. Jamás había pensado que algo así le sucedería, se había resignado a no volver a contemplar unos ojos esmeraldas tan hermosos y limpios como los de ese pequeño que se llamaba Shun. Y no quería hacerse a la idea de que quizás fuera una casualidad… de que esos ojos no fueran el reflejo de aquellos que había perdido hace muchos años en un trágico accidente.
* * *
Saori bajó a la sala después de dejar a su invitado a solas para que descansara, recibiendo de inmediato la pregunta de Ikki.
-¿Hasta cuando se va a quedar el tipo ese?
-¡Ikki! El señor Demisser se quedará hasta que cerremos unos cuantos negocios que tenemos pendientes… quizás hasta una semana. ¿Por qué?
-Porque a Ikki le molestó como el señor Demisser miró a Shun – respondió un burlón Seiya.
-¡Déjate de decir estupideces burro alado! – contestó furioso el Fénix
-¡Ya basta ustedes dos! – cortó Saori – Ikki, mejor no andes pensando cosas raras. El señor Demisser es un hombre sumamente respetado y conocido a nivel internacional. No lo creo capaz de andarse fijando en jovencitos como Shun.
Shun ya estaba bastante harto de las sugerencias de Ikki y de las burlas de Seiya y para colmo llegó el comentario de Saori. Levantándose de un salto murmuró antes de salir rumbo a su dormitorio.
-Es suficiente. Pueden dejarme tranquilo y a ese hombre en paz. Sólo miró mi medallón y ya Ikki planea asesinarlo y Seiya se lo ha tomado a broma. Mejor me voy a mi habitación.
Ikki y Seiya lo vieron partir bastante molesto y eso los extrañó muchísimo al igual que a Saori.
Shun llegó al corredor justo cuando Harold Demisser salía de su dormitorio y nuevamente su mirada se había cruzado. Ahora no había nadie y la mirada que Shun percibió en el invitado fue de reconocimiento, de valorización… como si quisiera adivinar hasta su último pensamiento y eso lo hizo ruborizarse con fuerza.
Harold Demisser sintió la necesidad imperiosa de besar esas mejillas teñidas de un suave carmín… ese chiquillo parecía tan angelical, tan bondadoso y alegre que era imposible no quererlo.
Se reprimió y continuó con su camino dejando a un paralizado Shun que se encerró en su dormitorio luego de unos minutos para dejarse caer en su cama. Ese hombre se le hacía tan familiar… como si algo en su interior le indicase que ya lo había conocido antes aunque eso era sencillamente imposible.
* * *
Dos días después y cuando Saori y Harold Demisser se encontraban encerrados en el despacho hablando de negocios Tatsumi llamó a la puerta e ingresó.
-Señorita Saori. Ha llegado un abogado. Dice que el señor Demisser lo había llamado.
-Es cierto, Saori. ¿Podríamos terminar esto después?
-Claro que si. Tatsumi dile que pase al despacho. Yo saldré a cumplir algunas diligencias.
-Gracias, Saori.
Un abogado de unos cuarenta años ingresó en la habitación portando un frío maletín negro y un traje del mismo color. Se saludaron estrechando las manos y con breves palabras.
-¿Cumplió con lo que le pedí? – preguntó Harold Demisser impaciente
-Si, señor. Pedí ayuda a unos contactos muy confiables en Tokio para que fueran agilizando las averiguaciones.
-¿Y bien?
-Encontré información acerca de los dos nombres que me dijo. Shun Demisser no figura en las partidas de nacimiento pero si aparece en una partida de nacimiento de Tokio de hace dieciséis años atrás el nombre de Shun Adame y una libreta que certifica el matrimonio entre Sakura Adame y Sigfrid Demisser. También averigüé los antecedentes de la señora Sakura Adame y me informé de que no era su primer matrimonio, anteriormente había enviudado y tenía un niño llamado Ikki que al momento del matrimonio contaba unos tres años.
-¿Por qué yo no me enteré de esos niños cuando mi hijo murió en el accidente?
-Señor Demisser, la esposa de su hijo estaba casi de nueve meses de embarazo. La muerte de su esposo adelantó la fecha del parto y como consecuencia del mismo ella murió. No tuvo oportunidad de contactarse con usted y al poco tiempo de su muerte el señor Kido encontró a Ikki y al pequeño en las calles de la ciudad vagando sin rumbo. Él los adoptó de inmediato y ya sabe el destino que les dio… los volvió caballeros al servicio de Atena. Ya se habrá dado cuenta de que Shun Demisser y Shun Kido son la misma persona, ¿no?
-Si. Ya me di cuenta. Me di cuenta el primer día que llegué aquí cuando vi los ojos de mi hijo en ese jovencito y cuando vi el medallón que ha pertenecido a mí familia por generaciones colgando de su cuello.
-¿Qué es lo qué hará ahora, señor?
-Me acercaré a él de a poco. No creo prudente llegar y soltarle de repente que es mi nieto… mi único nieto varón. Por otra parte averigüe de manera discreta todos los trámites necesarios para anular la adopción del señor Kido y de que Shun comience a llevar el apellido Demisser, el que verdaderamente le corresponde.
-Está bien, señor. Comenzaré los papeleos necesarios, aunque más pronto o más tarde la señorita Saori se enterará de que hay un litigio por la adopción y supongo que por la custodia legal de Shun.
-Si. Quiero la custodia de mi nieto. Su lugar es conmigo en Alemania. Si fuera posible llevármelo esta misma semana cuando me marche me lo llevaría.
-No lo creo. Esos trámites requieren un poco de tiempo y más si quiere que sea con discreción.
-Está bien. Lo dejo todo en sus manos. Cualquier inconveniente me llama.
-Así lo haré. Permiso.
-Adelante y muchas gracias por todo.
-De nada, señor Demisser.
El abogado dejó a un feliz Harold Demisser en el despacho, aunque no por mucho tiempo ya que abandonó la habitación para salir al exterior donde los jóvenes se encontraban.

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