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Sucedería [Isaack & Shun]

2 participantes

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1Sucedería [Isaack & Shun] Empty Sucedería [Isaack & Shun] Miér Ene 06, 2010 9:18 pm

oliver.espectro

oliver.espectro

A veces es un mínimo detalle el que puede cambiar el rumbo de la historia. Un cortísimo momento puedo marcar la diferencia entre el fin y el continuar. Un pequeño cambio que puede hacer que el mundo gire al revés, las cosas se volteen y nazcan mil y un caminos distintos a los que naciesen de otra forma...

Talvez no me entiendan, ¿pero que tal si por un pequeño momento, aquel rubio hubiese tomado la decisión contraria y en vez de ir hacia el ártico, hubiese tomado hacia algún otro de los dos pilares que quedaban?. Eso no tenía importancia alguna, de cualquier forma había que destruirlos todos y el orden, en este caso, no tenía ninguna importancia...
Él podría haber ido al océano del Atlántico Sur, donde el llamado Sorrento de Sirena le estaría esperando con su hermosa y a la vez terrible melodía...
Entonces, mas atrás, quedaría Shun. El hermoso caballero de Andrómeda, de cabellos y ojos esmeralda, de piel blanca y de 1 metro con 65 centímetros de altura. Se levantaría de donde yacía inconsciente por culpa de la anterior batalla contra el despiadado Kaysa de Leunades. Solo Seiya, el caballero de Pegaso quedaría allí, pero bien sabía Shun, al igual que lo supo Hyoga y antes supo Ikki, que no podían detenerse y que era su deber como caballeros el continuar, con o sin sus amigos...
Sin tener mas opción, Shun se levantaría y se encaminaría a alguno de los 3 pilares que aún faltaban por destruir, sentiría en el camino las cosmoenergías de su querido amigo el cisne y el general del Atlántico Sur luchando sin piedad y aunque la tentación de ayudarle surgiese, tomaría el camino hacia el pilar Ártico...

Correría, Correría sin descansar hasta que finalmente el pilar del océano Ártico se irguiese imponente frente a si y una voz le impidiese destruirlo sin tener que lastimar a ningún ser...
- No puedo permitirte que destruyas ese pilar.
Escucharía la voz y ésta vez no se daría chance a titubear, si tenía que pelear lo haría sin consideración. Ikki le había enseñado a enfrentarse hasta a las imágenes mas queridas y a no permitir que ya ninguna técnica por mas piadosa que luciera era buena para él, así que no se dejaría derrotar esta vez.
- ¿Quién eres?
- Isaack. El General de éste pilar... –
Su apariencia, la del general, era probablemente la mas esperada para un guerrero con ya numerables batallas en su repertorio. No estaba muerto, ni inválido, mas algo había en su rostro que evidenciaba que en el pasado un incidente terrible debía de haber sucedido, un lamentable incidente, un ojo perdido. Y a pesar de sentir un escalofrío y sentir tristeza por aquel chico joven que apenas le llevaba 9 centímetros, Shun se pondría en posición de batalla y esperaría al primer ataque del marino para esquivarlo o devolverlo.
- ...No puedo permitir que destruyas este pilar.
- Lo sé. Lamentablemente ya lo sé... uno de tus compañeros me hizo comprender que pasase lo que pasase él no podía permitir que lo hiciese con el suyo, mientras estuviese con vida... y me infundó el respeto por sus razones de lucha y me enseñó que no debo temer en matar a mi enemigo.
- Hermosas palabras sin lugar a duda, mas me temo no te servirán conmigo. Sé que es de Eo, mi compañero de Scylla de quien hablas y sé que tu eres Andrómeda, quien le ha quitado la vida. Y que por tal razón, me veré gustoso de vengarle, aunque quisiese comenzar con uno de tus compañeros...Hyoga
- ¿Hyoga?
Como sería de esperarse, Andrómeda no entendería el por qué de ese comentario ni el cómo conocía su nombre. Su rubio amigo debía estar luchando en un pilar lejano con algún otro de los generales marinos, no hallaría un método de atar cabos hasta que...
- Entrenamos juntos. Y me he enterado que ha sido el asesino de mi maestro o mejor dicho, de mis maestros.
Y ahí se entendería todo. El resentimiento de Isaack debido a las muertes de Camus y Cristal, ambos maestros y ambos oponentes de Hyoga, muertos en batalla. La necesidad de defender a un ser querido a veces es mayor que la de defenderse uno mismo.
- ¡Las cosas no son así!. – Diría sin duda Shun. – A nadie pesó mas que a Hyoga el tener que derrotar a sus maestros. No es su culpa, ya que todos estaban engañados por el falso Patriarca que tomó poder en el santuario.
- Como supuse, tú, otro asesino de esa gigantesca masacre, buscarías excusas para sus actos.
- ¡No son excusas!... –
Los ojos de Shun no podrían evitar aguarse de impotencia y tristeza. Él jamás en ninguna de las batallas había matado o herido por su mera gana o porque fuese su intención. Siempre buscando resolver las cosas con las palabras antes que con los puños, de haber hecho lo que hizo fue porque no tenía mas opción. Pero Isaack el ver el agua titubeando en sus ojos no lo interpretaría de esta manera.
- ¿Lo ves?. Tu conciencia no te deja en paz por lo que has hecho. Estás sucio y corrupto como toda la humanidad.
- Talvez... talvez no me siento en paz por todo lo que sin querer he tenido que hacer, pero quiero que sepas una cosa... tanto yo, como Hyoga y como mis amigos que están luchando ahora en este lugar, no pelean por el simple hecho de querer guerra, sangre o muerte. Es al contrario, la razón por la que luchamos es por defender la vida, vidas que tu consientes que tu señor extermine deliberadamente.
- Vidas corruptas que han perdido la gracia del vivir, la virtud de actuar por los demás y no en beneficio propio, es esa la humanidad a la que defienden.
- Es eso lo que pensabas de Camus y tu maestro Cristal entonces...
Se haría un terrible silencio, pues esos serían probablemente los seres que Isaack buscaría excusar, las personas mas cercanas durante su estancia en la tierra, casi las únicas con las que establecería contacto, mas a pesar de todo eso...
- Talvez así fue, por órdenes del mismo Patriarca.
Shun bajaría la cabeza sintiendo que no habría modo de convencer a este guerrero, sin saber si quiera que la curiosidad de aquel hombre se estaría despertando sin él mismo darse cuenta. Sorprendiéndose de que al parecer ese muchacho se estuviese creyendo las propias excusas que se inventaba para estar tranquilo.
- Yo creí que habían personas por las que valía la pena luchar pero fue Hyoga precisamente, quien me quitó esa idea absurda.
- ¿Hyoga?
- La razón por la que perdí mi ojo fue salvándolo de morir ahogado... todo ese tiempo habíamos entrenado juntos y entablado una amistad a base de la mentira y el egoísmo. Yo con muchísimo gusto hubiese aceptado que fuese él quien portase la armadura del cisne, porque creía que el luchaba por la justicia y el bien de los demás. Pero la verdad era otra, el peleaba tan solo por fines propios... entrar en el agua helada y llegar hasta donde su madre se había hundido en aquel barco...
Shun no comprendería las bases de aquel general marino, o talvez si pero no del todo, entonces el también habría sido un egoísta puesto que había ganado su armadura por volver con su hermano mas que por cualquier otra cosa.
- No puedo creer que eso te parezca un motivo absurdo para hacer lo que hizo. Yo sé que esa fue la principal razón por la que Hyoga lo hizo, pero también sé que al igual mis amigos y yo se encuentra luchando no por su beneficio propio ya que talvez ni siquiera salga vivo de aquí, sino por el bien de los demás... pero ya he perdido demasiado tiempo y aunque no me guste pelear no me dejas otras opción.
Pero para sorpresa de Isaack, Shun quitaría su posición de defensa, o ataque, al contrario bajaría sus brazos en una posición para nada conveniente.
- Si ha sido Hyoga la razón por la que has perdido no solo ese ojo sino la fe en los humanos, entonces ven, te doy permiso a que luchemos como iguales. Quítame un ojo y comencemos la batalla.
Talvez el chico de cabellos dudaría y temería de estar haciendo lo correcto, pues de cualquier forma, el sentido que talvez apreciamos mas de todos es el de la vista y ese día estaría renegando a perder ese sentido en uno de sus dos compañeros oculares. Pero eso no significaría talvez tanto, pues ya en otra ocasión habría ofrecido mas que un ojo por su adorado amigo. Su vida... estaba a su completa disposición, al igual que la de sus amigos...
- ¿Y Bien Isaack?. Haz esto rápido ya he perdido mucho tiempo en este pilar y debo llegar con mi hermano y mis amigos.
Habría una última mirada a aquel caballero que había preferido cerrar los ojos y esperar con temor aquel golpe sangriento. Isaack alzaría su cosmos ya decidido, mientras que el rostro de Shun irremediablemente se arrugaba y estremecía ante la idea de lo que estaba cerca. Dos dedos estirados, el brazo extendido y con mucha fuerza y rapidez se acercó hasta su objetivo. Para detenerse justo a milímetros de él...Shun abriría los ojos impresionado al no sentir nada y se impactaría aún mas con los gigantescos dedos frente a sus verdes y grandes pupilas.
- Eres de las contadas personas que me han hecho dudar.
Los dedos bajan junto a la mirada incrédula de un Shun agitado que para nada esperaría ya salir con ambos miembros del rostro en su cara, tragando saliva con dificultad, cansado y herido por las dos luchas anteriores.
- Entonces, Isaack... – diría aún con dificultad y temor. – Debo derribar ese pilar.
- Aguarda. – pediría el tuerto.
Ambos se darían cuenta en ese instante volteando el rostro de la llegada de un pequeño niño de cabellos rojizos, cuyo nombre, era Kiki. Y quien por primera vez se sorprendería al ver que el general guardián de aquel pilar aún permanecía con vida para su desgracia, pero para su fortuna también el caballero defensor de Athena, Shun.
- Aquí está la armadura de libra. –
No había que ser experto para reconocer aquella caja de color dorado y su contenido.
- Es con ella con la cual han destruido todos los demás pilares... ¿no?.
El silencio otorgaría pues ni por parte de Kiki ni de Shun encontraría respuesta, después de todo. Observaría esa caja abrirse y ver como una de sus tantas armas, la espada se posaba en manos de Shun. Isaack le observó de abajo hasta arriba empuñando esa arma, se vería con la convicción suficiente para utilizarla, a pesar de que ya sabía y que no podía ocultar que en su alma realmente, no quería mas peleas. Estiraría su mano pero Andrómeda no le daría el arma.
- Por favor... – pediría Isaack. – Si has confiado que solo te quitaría un ojo en lugar de cortarte la cabeza, creo que puedes confiarme esa espada.
Interesantes palabras y verdaderas después de todo. Sin embargo Shun no podría evitar dudar el entregársela, después de todo su propio combatir era una plena contradicción que siempre la había llenado de dudas que le habían hecho propenso frente a muchos enemigos. Pero éste no era igual a todos, había sido discípulo de Camus y Cristal, compañero de Hyoga y por tanto solo podía estar confundido... no era malo de corazón, se notaba.
Confiaría el arma entregándosela en la mano e Isaack daría media vuelta y pasos lentos para sorpresa de los otros dos presentes. Y en un rápido e inesperado salto él mismo rompería el orgulloso pilar Ártico...

Tanto Kiki como Shun no podrían evitar sonreír ante el repentino cambio de posición de aquel general quien sin muchas vueltas devolvió la espada en manos del cabellos rojos quien supo guardarla en la caja de su armadura.
- Te prometo, que has hecho lo correcto Isaack. – Diría Shun mirando sus ojos con alegría, con un brillo y una esperanza renovados. – No te arrepentirás de habernos dejado ir...
- Nunca he dicho que les dejaré ir.
Sería desagradable cuando él dijese eso... muy desagradable.
- Ciertamente me has hecho dudar, pero lo que acabo de hacer no es mas que permitirme ser nulo en esta batalla donde no sé a quien creer. Destruí este pilar, pero a la vez, no te dejaré salir de esta zona. –
En ese momento Shun entendería todo. Y si, ciertamente dejaría las cosas iguales en ambos lados, Sentía que podía darse media vuelta y continuar en busca y ayuda de sus amigos, pero el general no le dejaría.
- ¿Entonces?. ¿Qué vamos a hacer?
- Luchar por supuesto. – Respondió el mas alto de los dos con una sonrisa en el rostro.
Shun apretaba los puños impotente y confuso.
- Kiki... ve por los demás... en algún momento les alcanzaré.
- Pero Shun...
- ¡Vamos!. ¡Athena está en peligro y no hay tiempo que perder!.
Eso bastaría, sería suficiente para que el niño asintiese con seguridad y saliese en dirección contraria hacia algún otro de los pilares.
- ¿Por qué me haces retener aquí? – Preguntó Andrómeda mas frustrado que nunca, sin querer luchar contra una persona de nobles causas pero sin querer tampoco abandonar a sus compañeros.
- Porque me agradas Andrómeda y me has hecho creer que si hay personas que valen la pena en este mundo..
- ¡¿Entonces por qué no...?!
- Porque soy un general marino y es mi deber el no permitir que se destruya ese santuario, y ya he traicionado mi palabra de más... no puedo ir mas allá.
Se mirarían ambos. Shun temblando de frustración pero sintiendo que al igual que Kraken debía darle prioridad a su deber.
- Entonces es lo mismo que no hayas roto ese pilar... – diría Shun al fin decidido haciendo arder su cosmoenergía. – Porque igualmente no me dejas otra opción que combatir contigo.
- De cualquier forma Andrómeda, han venido acá sin esperanza alguna de salir victoriosos y ya tus amigos se encuentran derrotados...
- ¡Te equivocas!. – Negaría Shun. – El Pilar del Atlántico Sur ha caído antes que el pilar Ártico lo he sentido y por tanto solo queda un solo pilar más que destruir...
- ¿Y cuantas cosmoenergías amigas sientes... Andrómeda?

Esa pregunta tendría un énfasis y una consecuencia terrible para un Shun que desesperadamente buscaría un rastro de vida entre sus amigos... pero no lo hallaría...
...Seiya, inconsciente y casi muerto en el anterior pilar de Leunades.
Hyoga... en peor situación que el, derrotado como su enemigo frente al pilar del Atlántico sur. Shiryu, una cosmoenergía que no podía sentir y que no sentía desde que el pilar del Índico había caído. Y su hermano, tampoco estaba allá, habría sido enviado a otra dimensión por el general del Atlántico Norte...
Ni siquiera Shaina parecía estar viva, había corrido hasta el pilar central pero ya no se sentía su cosmoenergía. Saori y su energía cada vez mas débil y probablemente en un momento a otro, Kiki también sería interceptado.
- ¡No!, ¡Debo impedir eso!. – Hablaría Shun para si mismo dando media vuelta pero Isaack se colocaría frente a él y le colocaría una mano en el pecho y un golpe bien acertado en el abdomen.
- Lo lamento Shun, pero al igual que tus amigos, tú también has de aceptar la derrota.

Eso era algo inconcebible entre ellos, los llamados caballeros de la esperanza. Que Isaack pidiese algo así sería una cosa de lo mas triste y bochornosa. Pero Shun se encontraba sin aire y si no cayó hacia atrás fue porque uno de los brazos de Isaack le sostuvo por la cintura para que no lo hiciese y contemplaría su rostro. Su hermoso rostro tapado por algunos cabellos verdosos que se tomaría la molestia de apartar para poder vislumbrar aquellos ojos grandes inocentes, no quería matarlo.
- ¿Qué habrá hecho Hyoga... para merecer amigos como tú?
- Él...haría lo... mismo por mí. – Decía Shun tratando de recuperar el aire, después de todo aquel golpe tan fuerte y cercano había roto el abdomen de su armadura y le había tocado de lleno dejándole sin aire.
- ¿Por qué? ... – Preguntaría Isaack con las mil intrigas en su cabeza. - ¿Por amistad?. ¿Acaso... a tanto llega la amistad?
- A más... –
- ¿Amor?
Aún con dolor y sin aire Andrómeda se atrevería a bajar la cabeza y ocultar la mirada y así mismo permitiría que fuese una vez mas el silencio quien le diese la respuesta a Isaack.
- ¿Es eso...?, ¿Un caballero... tan hermoso... puede amar a otro de sus compañeros de guerra?
- Hasta dar la vida... o un ojo por él. –
Poco a poco Shun recuperaría el aire y apartaría el brazo de Isaack de alrededor de su cintura, sin desprecio, sin ganas de herirle y buscaría caminar hacia los demás pilares, por algunos instantes Isaack no haría ni un movimiento, con demasiados pensamientos en su cabeza, sin evitar que Andrómeda avanzase...
- Te he dicho que no puedo permitir que te vayas.
- Te he dicho que no puedo quedarme aquí. – Dijo Andrómeda deteniéndose de espaldas al general una vez más.
- No tienen oportunidades. – Diría o talvez rogaría Isaack. – No me hagas pelear contra ti.
- Comprendes bien que si luchamos es porque es nuestro deber. Y aunque no quiera, si tengo que hacerlo, me veré obligado a combatir...
- Pero si ya no hay nadie, ¡todos los caballeros han...!
Y sería como si con palabras lo hubiese invocado o conjurado, pues en ese instante el último pilar, el Atlántico Norte caería de su posición vertical, dejando ya al templo marino sin ninguna otra protección que el pilar central. Isaack volvería su mirada hacia Shun quien de espaldas a él contemplaría serio la caída de aquel pilar y susurraría...
- Mi hermano aún está con vida... y mis amigos también.

Habría esperanza... ¿Esperanza para quien?. ¿Athena, Poseidón?.
Aquel general de quien Isaack guardaría aún tantas sospechas ¿habría sido derrotado?. ¿Kanon?
Era un momento de inmensa duda, para lo cual Shun daría unos cuantos dos minutos debido a toda la consideración que antes habría recibido de parte del general, pero solo unos momentos más. Y posaría su mano en el hombro de Shun haciéndolo voltear.
- Hyoga... tiene suerte de tenerte como amigo... o talvez... como algo más.
No podría evitarlo, pero al ver a aquel niño eternamente sorprendido por sus palabras no podría evitar acariciarle el rostro y en un descuido, en un impulso, no se dio cuenta, pero uniría sus labios con los de él. Dejando a un Shun atónito, quien inseguro en ser correspondido también dudó en segundos de ser fiel a su amor secreto.
- Andando... tú y los demás pueden contar con mi ayuda.

Un pequeño cambio de opinión habría hecho la diferencia entre dos extraños que no se conocerían, hasta el punto que ya les he contado. Y aunque algunas cosas cambien, lamentablemente habrá otras que no...
...Y entre las que no cambiaron, estaba la milagrosa armadura de Sagitario que habría llegado y vestido a Seiya consigo. Y que ahora disparaba sus flechas contra el Dios.
Shaina estaba herida y dispuesta a seguir sirviendo como escudo a Seiya contra esas flechas que se devolvían contra si. Shiryu agonizante en el suelo se levantó para el siguiente tiro y defenderlos a ambos de aquella flecha cuando...

- ¡Isaack!... – Gritó la voz de Shun cuando aquel general atrevido se atravesó incluso delante de Shiryu y aquella flecha dorada no le diese siquiera tiempo de despedirse, entrando justo por donde años atrás un terrible hielo le arrancase un ojo, pero esta vez perdería mas que una parte de si... perdería la vida.
- ¡Isaack!... – También había gritado Hyoga ante la horrorosa escena, de aquel viejo conocido a quien creía muerto, por instantes vivos y ahora una vez más, muerto para siempre.

Fin.

2Sucedería [Isaack & Shun] Empty Re: Sucedería [Isaack & Shun] Sáb Ene 30, 2010 3:17 pm

lily25

lily25

ohhhhhhhhhhhhhhh
que final triste
pero la historia esta narrada hermosamente .
aprovecho para alabar tus demas fic , los leo en my forum , me encantaron sobre todo el de hades x shun
y tu exquisita obsecion de emparejarlo con gente algo grande thol , docrates , y no recuerdo quienes mas .
por favor sube aqui tus otros fic asi los lean los otros
son muy hermosos , besossssssssssssssssssss

3Sucedería [Isaack & Shun] Empty Re: Sucedería [Isaack & Shun] Sáb Ene 30, 2010 5:19 pm

oliver.espectro

oliver.espectro

¡Un millón de gracias Lily!
Si ando tratando de subir algunos pocos por acá y luego irlos subiendo todos de poco en poco

¡Mil gracias por leer este y dejarme tu comentario! Igual en los demás ^^
De verdad gracias!

Salu2

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