Imagen aproximada, no encontraba nada que me convenciese.
La cabaña de Aioros estaba situada a las afueras de un pequeño pueblo, oculta tras una pequeña ladera de la montaña. Si te situabas encima de la pequeña formación de rocas podías ver el pueblo casi al completo y todo aquel que quisiese dirigirse hacia alli.
La casa solo tenía una habitación y no era muy grande, en la parte contraria a la puerta estaba la chimenea con la entrada del fuego sobre el que se cocinaba. Actualmente había una olla con una bandeja de metal sobre ella, del techo colgaba un pequeño gancho con una lampara de aceite portátil que funcionaba a base de una vela o quemar algo, podía descolgarse y que se encendía manualmente. A uno de los lados de la habitación había un baúl enorme junto a unas literas con un par de almohadas cada una y algunas mantas desordenadamente puestas encima. En el otro extremo de la casa había unas mesas, cajones y demás cosas donde se suponía que se cocinaba y se guardaban cosas. En medio de la sala había una mesa pequeña y un par de sillas desperdigadas.
Claramente era una casa para un guerrero o alguien que no pasa demasiado tiempo dentro, y sobretodo sin mucho dinero. la casa en general tenía pinta de ser una edificación bastante vieja, a pesar de ello las cosas que había por ahí transmitían un extraño aire a hogar y a que alguien vivía allí.
Costaba creer que alguien pudiese vivir durante tanto tiempo en un sitio como ese, pero Aioros estaba acostumbrado, cuando vivía en la guerra las cabañas y sitios no eran mas grandes que eso. Ahí por lo menos dormía sobre un buen colchón.
Detrás de la casa había un pequeño rió claro que bajaba hacia el pueblo, no llevaba demasiada velocidad y era tranquilo, varios arbustos y demás plantas crecían a su alrededor. El solía usarlo para bañarse o pescar.