Sonrió dulcemente al escuchar aceptar. Le observo con aquella sonrisa creciente, mientras asiento a lo dicho por el, viéndolo alejarse hacía donde recordaba bien, son los aposentos privados de Camus. Solo tomo asiento nuevamente, me encorve de tal manera, que mis rodillas me servían como apoyador de mi rostro, tenía frío la verdad, así que me mantuve así, pensando nada más, en quién sería el afortunado de tener el amor de Camus, de cierta forma me sentía celoso de aquel que fuera, pero.. Ningún, pero, creo que no lo aceptaría, entonces en verdad siempre estuve enamorado de Camus. Suspiro resignado cerrando levemente mis ojos.
Escucho unos pasos luego de un rato y me volteo a ver visualizando a Camus, por lo cual de inmediato me coloco de pie sorprendiéndome a la vez de la vestimenta de Camus. Se veía bastante hermoso, por no describir con más palabras. Le escucho y asiento inmediatamente desviando un poco la mirada -S-si, vamos..- respondí nuevamente con una sonrisa, mientras me disponía a caminar, esperando a Camus.