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Luz de mis ojos Shaka x Shun NC17

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1Luz de mis ojos Shaka x Shun NC17 Empty Luz de mis ojos Shaka x Shun NC17 Lun Jun 01, 2009 11:27 am

PrincessofDark

PrincessofDark

Esta es una pareja que me encanta, sencillamente los dos me parecen perfectos y más perfectos todavía si están juntos. Cuando lo publique por primera vez fue a pedido de Sakura Hatake, y como entonces le dedico esta historia.


Hoy pasadas las nueve de la mañana llegó a mi vida un segundo ángel para llenarla de luz y felicidad. ¿Por qué un segundo ángel? Porque en mi vida ya existe un hermoso ángel de cabellos verdes como la esperanza que me transmite a diario y de unos bellísimos ojos esmeraldas que tienen mil matices distintos y que únicamente yo logro comprender del primero al último.
Cuando conocí a Shun fue en el combate de las doce casas y él se atrevió a utilizar su cadena de Andrómeda en mi contra y eso me generó un inmenso respeto por él. Respeto que a medida que lo fui conociendo se convirtió en amistad y luego en amor cuando él llegó a mí Templo para convertirse en mi discípulo. Las largas horas juntos en los entrenamientos, las charlas cada vez más íntimas y esa inmensa alegría de vivir despertaron y afirmaron el amor entre nosotros.
Es imposible no adorar a Shun cuando uno lo ve por primera vez y es imposible no amarlo cuando uno lo conoce más… porque su belleza exterior no es nada comparada con su inmensa belleza interior. Es una persona noble, generosa, buena, incapaz de sentir odio o rencor. Es un ángel dispuesto a sacrificarse por todos aquellos que lo rodean y sin esperar ningún tipo de recompensa… quizás sólo una sonrisa como las que él suele regalar a diario.
Es un joven con una inmensa capacidad de perdonar… perdonó a Ikki cuando lo atacó e intentó matarlo, perdonó a Sorrento en la batalla contra Poseidón, perdonó a Hades cuando se apoderó de su cuerpo y me perdonó a mí mismo cuando lo ataqué en la batalla de las doce casas. Por sobre todas las cosas, pienso que él cree que todo el mundo puede arrepentirse y cambiar. Y eso es otra cosa que amo de él.
Todavía recuerdo cuando él y yo decidimos comunicarles a todos que estábamos enamorados y que queríamos pasar el resto de nuestra vida juntos. Saori se asombró mucho pero no dudó en apoyarnos y en darnos sus bendiciones. Shiryu, Hyoga y Seiya nos apoyaron y nos felicitaron… quizás les costó un poco comprendernos pero no nos cuestionaron. Por otra parte, mi cuñado… el poderoso y temperamental Fénix me dio unos cuantos “consejos” que podrían traducirse como advertencias: si haces llorar a Shun te mato, si haces sufrir a Shun te mato, si lo dejas plantado en alguna cita te golpeo, si lo abandonas te mato, etc., aparte de esas advertencias me dejó muy en claro que siempre, siempre estaría presente para ayudar y proteger a su pequeño hermano.
Esas advertencias por supuesto que no eran necesarias, porque desde que Shun me aceptó he dedicado cada uno de mis días a adorarlo y hacerlo feliz y hasta ahora no he tenido problemas con mi cuñado.
Fue en una de las tantas noches que compartí con Shun que sentí como un nuevo cosmos se alojaba en su interior… Saori nos explicó después que era un regalo que los dioses nos querían hacer para que nuestra felicidad fuera completa.
Recuerdo esa noche con mucha claridad, quizás debido a su importancia. Shun estaba hermoso con una túnica blanca asegurada por unos prendedores de plata que yo me encargué de quitar para revelar su hermoso cuerpo. Después me perdí entre los besos y las caricias que mi pequeño me brindaba y que a su vez yo respondía con toda la ternura y el amor contenidos en mi cuerpo.
Era maravilloso poder acariciar esa piel de alabastro con la palidez de la luna, una piel perfecta que pese a las numerosas batallas no tiene una sola marca ni una cicatriz que pueda profanarla. Esa piel que responde con un poco de timidez al principio para después hacerlo más abiertamente… cuando el placer nos envuelve con un toque de locura.
Los besos suaves al principio se volvieron más intensos y posesivos, capaces de hacernos perder hasta el último aliento en el medio de las sábanas, mientras tomábamos unas breves pausas para poder recuperar un poco de aire.
Cuando ese placer nos había llenado por completo fue cuando lo tomé entre mis brazos para comenzar a penetrarte lentamente. Gimió con fuerzas en mis oídos y luego comenzó a jadear a medida que yo ingresaba en su cuerpo llenándonos mutuamente de placer… se estremeció entre mis brazos y luego su pequeño cuerpo cayó sobre mí que lo besé con dulzura y lo hice dormir.
Fue al despertar que sentí un cosmos nuevo moviéndose en su interior y mi asombro no tuvo límites. Cuando despertó se lo expliqué y después de un tiempo lleno de mareos, nauseas y desmayos fue que decidimos consultar a Atena.
Demás está decir que el asombro fue general y que Ikki me miró con ganas de asesinarme durante un par de semanas hasta que se percató de que su hermanito aumentaría su familia y que ahora no sólo tendría un hermano sino también un sobrino o sobrina. Y entonces conocí una faceta de Ikki que no había visto antes y que tampoco los demás habían visto a excepción de Shun… un Ikki cariñoso. Ikki se encargaba de cuidar a su hermano incluso más que yo, todavía me parece oírlo: Shun no hagas fuerzas, Shun no levantes eso, Shun quédate sentado, Shun acuéstate y duerme una siesta, Shun come esta ensalada, Shun toma la sopa, etc.
Ikki también fue el primero en hacerle regalos al bebé… juguetes, ropa, zapatitos de tamaño diminuto, perfumes, talcos, etc., que fueron llenando la habitación que habíamos dispuesto para el niño. Y a todo esto Shun sonreía con una dulzura y un cariño incalculable… besando a su hermano aunque le colmara la paciencia con todos sus cuidados.
Y Shun se volvió más hermoso que antes, una belleza comparable a la de los mismos dioses. Sus rasgos se volvieron aún más dulces a medida que su cuerpo crecía de tamaño.
También se volvió más caprichoso con el correr de las semanas: hacerme levantar a las dos y media de la mañana porque tenía ganas de comer papas fritas, pedir a las cuatro de la mañana una coca cola bien fría o un helado de chocolate, dormirse a las seis de la tarde y despertar a la una de la mañana obligándome a despertar también a mí porque quería conversar, fueron cosas muy habituales… a las que no supe negarme y tampoco quise hacerlo.
Y hoy a las nueve de la mañana las semanas de espera llegaron a su fin cuando nació mi segundo ángel: una preciosa niña a la que llamamos Serena. ¿Por qué ese nombre? Porque queremos que su vida esté signada por la paz y la tranquilidad, que se mantenga ajena a las guerras y a los combates que lo único que hacen es traer destrucción y muerte.
Hace muy poco me la trajeron para conocerla y me dijeron que Shun, mi amado Shun está muy bien, que sólo necesita descansar y reponer fuerzas. Después de escuchar esas noticias me dediqué a ver a mi pequeña.
Es una criatura pequeña, según me dijeron pesó dos kilos y medio pero es muy sana, tiene unos hermosos ojos verdes idénticos a los de Shun y en su cabecita hay unos cabellos rubios… si, ella heredó mi hermoso cabello (verdad que soy humilde y modesto). Su piel es pálida como la de Shun y eso me encanta y su cara es una combinación de los rasgos de los dos. Sin lugar a dudas esa pequeña es y será siempre la luz de mis ojos.
Por la entrada del Templo aparecen nuestros amigos: los caballeros de Bronce y los caballeros de Oro junto con Saori. Todos quieren conocer a mi preciosa hija pero el primero que debe verla es Ikki y es a él a quien me dirijo con la bebé en brazos.
Ikki me ve llegar y por primera vez desde que lo conozco sus ojos se humedecen de lágrimas de felicidad y todos nos llenamos de ternura al ver como ese poderoso caballero con un carácter de los mil diablos toma con delicadeza a Serena entre sus brazos para mirarla y sonreír.
-Es preciosa… por suerte es muy parecida a Shun – comenta con ironía para disimular su momento de debilidad.
-Si, por suerte – le respondo con una sonrisa y todos sonríen ante el comentario.
Ikki la tiene unos cuantos minutos en sus brazos antes de permitir que los demás la conozcan y con un poco de recelo se la entrega a Atena. Saori la besa con cuidado y la bendice utilizando su cosmos para que nada malo pueda sucederle. Luego son los amigos de Shun los que conocen a Serena. Shiryu y Seiya la contemplan absortos y Hyoga pese a la frialdad característica de su signo esboza una sonrisa con ojos brillantes de felicidad.
Y luego son mis amigos los que conocen a mi preciosa hija, todos le han traído un presente que recibo con una sonrisa. Mu le trajo un pequeño carnero hecho en oro, Aldebarán le regaló una manta de color rojo, Saga y Kanon le trajeron una cuna hecha en madera, Máscara Mortal le regaló una máscara pero no de sus muertos sino una preciosa máscara del carnaval de Venecia. Aioria y Aioros le han traído un colgante para la cuna y el maestro Dokho junto a Shura le han regalado una pequeña daga de marfil con incrustaciones de piedras preciosas. Camus y Milo le han traído de regalo un pequeño perrito que considero que Shun va a asfixiar con sus mimos cuando lo encuentre y Afrodita le ha regalado una hermosa rosa roja de cristal.
Les agradezco a todos por los obsequios antes de escuchar la voz del médico diciéndome que puedo pasar a ver a Shun, que por fin ha despertado.
Mis pies no me alcanzan para entrar a la habitación y cuando lo veo comprendo porqué lo amo tanto. Sus brillantes esmeraldas están radiantes de felicidad y nos sonreímos mutuamente al vernos y al saber que ya no somos nosotros solos… sino que ahora somos una familia. Una familia que resistirá mil y una batallas y que sin importar lo que suceda permanecerá unida hasta el final.
Me acerco a ti y con cuidado te entrego a Serena para que la tengas en tus brazos. Acaricio con mis manos tu cabello y luego muy despacio te robo un beso de esos labios que son suaves y dulces, cálidos y frescos.
-Te amo, Shun. Muchas gracias – son las únicas palabras que pronuncio antes de que Serena rompa en llanto clamando atención.

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