En una noche bastante tranquila, se encontraba en sus aposentos, recostado en su cama boca arriba con los brazos cruzados debajo de su cabeza, fumando un cigarro como acostumbraba a hacerlo.
Recién acababa de llegar e instalarse, por lo que decidió descansar un rato. Pensaba acerca su situación, ya que tenía una nueva vida y un pasado, del cual no se sentía arrepentido, ni culpable por sus acciones, ya que consideraba que solo actuó como lo hizo, movido por las circunstancias del momento.
No se consideraba ni bueno ni malo, solo actuaba en función a su conveniencia y lo que consideraba justo, según las circunstancias y en función a sus convicciones. Dando lo que recibía.
Allí, en esa habitación, yacía el Santo de cáncer subsumido en sus cavilaciones, con la incertidumbre de lo que pasaría de hora en mas con su vida.
Última edición por Sexótica Lobizona el Lun Mayo 20, 2013 12:19 am, editado 1 vez