Observo con atención las fotografías que me muestra
--si, una de ellas está cerca de aquí, encontrar la otra en España no es díficil, son construcciones antiguas y muy específicas, no será complicado, acompañarte será un placer para mi, claro con el unico inconveniente de hacerlo en la oscuridad--
me llama la atención la reacción que tiene, y voy a su lado y con suavidad seco sus lagrimas con mi mano, lo abrazo como cuando era mortal lo hacían para reconfortarme, protegerle de sea lo que sintieras que puede hacerte daño, un recuerdo de una infancia muy lejana, su duda en cuanto a nuestra naturaleza es comprensible
--Entiendo que estés confuso, todos los vampiros compartimos la misma naturaleza, lo que nos hace distintos es como decidimos llevarla a cuestas... la sangre es la fuerza de vida de los humanos, y obtenerla es un acto muy intimo, tomas algo de tus victimas cada que tomas su vida. Es una sensación muy poderosa, muchos vampiros quedan prisioneros de esas sensación, en especial el placer que produce el miedo, la desesperación, es muchas veces como una droga para los vampiros. El amor y la entrega producen el mismo efecto, pero como puedes suponer no es tan fácil de obtener, pero obtienes algo que con la violencia no consigue, la sensación que podría compararse con una epifanía--
saco un pañuelo de seda para secar lo que queda de sus lagrima
--Conseguir la sangre de manera pacifica te da auto control, pero todos somos crueles, es parte de nuestra naturaleza, lo que nos vuelve criaturas de la noche. Lo que me hace diferente al resto es que esa parte de mi solo se muestra a aquellos humanos que disfrutan con el dolor de los inocentes, y posiblemente soy tan cruel o más de lo que son otros de mis congéneres, la diferencia es solo la elección de ser luz o ser oscuridad, o ser simplemente un ser buscando comida--