Los brazos de Kanon rodean con ternura a Afrodita, oír aquellas palabras le tranquilizan un poco con respecto a este hombre, pero aún no puede confiar completamente en él, pero saber que esta dispuesto a proteger a Arles lo hace bajar un poco la guardia con él
--Este cuerpo sanará pronto-- se toca el cuello y observa las muñecas --no se si alguna de estas heridas dejen cicatriz, espero que sanen completamente, el dolor desaparecerá pronto, cuando eso pase, y si estamos a salvo, lo dejare salir... no tengo un nombre, Edmund me bautizo como Kanon cuando nos ayudo--
sabe que si el siente ahora, querrá saber sobre que paso, el dolor en su cuerpo es un mapa de la tortura que recibió y es demasiado inteligente como para no deducirlo por si mismo, se gira a ver los ojos de Afrodita, le respeta, pero se empieza a sentir inquieto por estar tanto tiempo en quietud, la adrenalina aun está en su cuerpo, puede recordar el camino de muerte y destrucción que dejó a su paso, le gusto el sabor de la sangre aunque al parecer a este cuerpo no le agrada haber bebido ese líquido y siente algo de incomodidad, deja escapar un leve suspiro mientras acaricia el rostro del joven a su lado.
--eres lo único que tiene en el mundo, si te pierde se volverá loco, y se convertiría en algo peor que yo-- deposita un beso en su frente cuando recuerda, le toma unos segundos retomar la información
--Edmund dijo que Aspros no es su padre, que su verdadero padre es Defteros, Arles aún no lo sabe -- su mirada se endurece --Defteros no es de fiar, nunca se lo dijo, nunca detuvo a Aspros, no importa que diga que quería ayudarlo, no confió en él, lo dejó solo diciendo que era un niño inútil, debe ser igual que su hermano y solo les gusta torturarlo--
Abraza a Afrodita como una manera de tranquilizar a aquella consciencia que duerme profundo en su interior y que quiere saber que pasa, pero es solo un momento y vuelve a dormir profundamente en su pequeña prisión aislada