Era en momentos como esos que volvía a sentirse como el antiguo caballero de Aries, como el joven que había sido alguna vez: ansioso por inmiscuirse en la pelea, por participar, por correr a impartir justicia. Su tarea, claro, no era muy distinta de esta, pero sí poseía un peso más pesado: velar por la seguridad del Santuario, organizar el mismo, entre otras cosas.
Los cosmos de los caballeros de oro llegaban a él, trayendo mensajes e información de lo que sucedía. Sus sentidos, fuertemente desarrollados, estaban expectantes a cada mínimo acontecimiento que se daba en los templos "bajo ataque". No le sorprendió, sin embargo, sentir la presencia del caballero de Acuario ingresar en el lugar. Aplacó su ansioso cosmos y contempló con curiosidad al francés.
Así que Hyoga, el caballero de bronce de Cisne, se había quedado en Acuario para protegerlo. ¿Sería suficiente?
-La presencia de Hypnos ha desaparecido del Santuario, pero aún hay un espectro presente en el templo del caballero de Cáncer -guardó silencio. Sabía que entre algunos caballeros aún pesaba cierta desconfianza, y la opinión de una persona lógica y objetiva como Camus resultaba ser, se le hacía atractiva. -¿Qué piensas, caballero de Acuario?