Sus manos eran expertas, aún más que los roces y los movimientos torpes y ansiosos que yo realizaba sobre su cuerpo entre la pasión, la ansiedad y el nerviosismo. Yo estaba cegado por mis deseos y el enorme placer que sentía en la boca del estómago cosquillearme y despertar mi hombría...
Sus mordias y sus besos me hicieron apretar los labios para no gemir... No queria hacerlo para no pderme completamente porque mi cabeza era una revoltura de pensamientos y emociones que esos besos y caricias nublaban y apartaban salvajemente; me aferré a su cuerpo y finalmente no logré resistir un grito de excitación que algo parecido a un susurro.
— ¡Shura— Su nombre se escapó de mis labios mientras yo lamia las partes más proximas a su piel y perdía finalmente la conciencia de mi misma y de los motivos que me llevarianaa determe.
Quería que él me tomara completamente... Quería sentirlo dentro de mí y continuar gritando su nombre entre jadeos; pero el sonido de la puerta me distrajo, y aunque no deseaba mirar a la figura entre mis deseo y yo, la risa boba y familiar que llegó a mis tímpanos detuvo mis movimientos: Era Mu.
Senti la cara arder en vergüenza, y las piernas temblar bajo el peso de mi nerviosismo... Estaba sin querer comprometiendo a una Shura a una posición incómoda, a una donde si Afrodita se netaraba llegaria a sentir herido y decepcionado y eso lastimaria mucho a Shura... Yo no quiero que el sufra...
Le miré a los ojos un segundo y no puedo decir exactamente que dijeron los mios o qué expresaron los suyos; simplemente bajé la pierna y busqué la forma de hacerme a un lado entre aquella carcel de brazos, piernas y la persona amada... Quise besarlo por ultima vez porque sabia que esa oportunidad no podia ser mía de nuevo; pero Mu me necesitaba, Mu era mi amigo de la infancia y Shura no me pertenecia de ninguna forma.
Me aparté finalmente de aquél...
— Perdoname... Perdoname, shura.— No tenia cara para decir nada más; esperaba Mu no le contara a nadie o él tendria problemas. Me acerqué al ariano, aunque mi respiración todavia es entrecortada y todo mi cuerpo sigue temblando al recordar el placer que experimentaba perdido en aquella pared.
Me puse a un lado del lemuriano y coloqué la mano en su hombro para lllamar su atención.
— Mu, ¿Qué has estado haciendo? Mira el estado en el que estás...— Tomé su brazo y me lo pasé detrás del cuello. — No puedo dejarte así... Vamos...
No tengo cara para mirar a Shura, ni para despedirme, explicarme o decirle por qué comencé esto en primer lugar..
Sus mordias y sus besos me hicieron apretar los labios para no gemir... No queria hacerlo para no pderme completamente porque mi cabeza era una revoltura de pensamientos y emociones que esos besos y caricias nublaban y apartaban salvajemente; me aferré a su cuerpo y finalmente no logré resistir un grito de excitación que algo parecido a un susurro.
— ¡Shura— Su nombre se escapó de mis labios mientras yo lamia las partes más proximas a su piel y perdía finalmente la conciencia de mi misma y de los motivos que me llevarianaa determe.
Quería que él me tomara completamente... Quería sentirlo dentro de mí y continuar gritando su nombre entre jadeos; pero el sonido de la puerta me distrajo, y aunque no deseaba mirar a la figura entre mis deseo y yo, la risa boba y familiar que llegó a mis tímpanos detuvo mis movimientos: Era Mu.
Senti la cara arder en vergüenza, y las piernas temblar bajo el peso de mi nerviosismo... Estaba sin querer comprometiendo a una Shura a una posición incómoda, a una donde si Afrodita se netaraba llegaria a sentir herido y decepcionado y eso lastimaria mucho a Shura... Yo no quiero que el sufra...
Le miré a los ojos un segundo y no puedo decir exactamente que dijeron los mios o qué expresaron los suyos; simplemente bajé la pierna y busqué la forma de hacerme a un lado entre aquella carcel de brazos, piernas y la persona amada... Quise besarlo por ultima vez porque sabia que esa oportunidad no podia ser mía de nuevo; pero Mu me necesitaba, Mu era mi amigo de la infancia y Shura no me pertenecia de ninguna forma.
Me aparté finalmente de aquél...
— Perdoname... Perdoname, shura.— No tenia cara para decir nada más; esperaba Mu no le contara a nadie o él tendria problemas. Me acerqué al ariano, aunque mi respiración todavia es entrecortada y todo mi cuerpo sigue temblando al recordar el placer que experimentaba perdido en aquella pared.
Me puse a un lado del lemuriano y coloqué la mano en su hombro para lllamar su atención.
— Mu, ¿Qué has estado haciendo? Mira el estado en el que estás...— Tomé su brazo y me lo pasé detrás del cuello. — No puedo dejarte así... Vamos...
No tengo cara para mirar a Shura, ni para despedirme, explicarme o decirle por qué comencé esto en primer lugar..