Un murmullo que ascendía y descendía en las paredes exquisitas y embellecidas de la corriente de arte Noveau me anunciaban que todos los lugares de la platea del famoso y lujoso teatro de Paris estaban ocupados, confirmando las expectativas de la gran audiencia a tener según mi manager y mis patrocinadores.
Las cifras en ganancias y audiencia me habían dejado de importar así como las alabanzas y admiraciones que expresaban tanto cercanos como desconocidos. Mi talento nato con el piano era algo que maldecía de pequeño porque me había robado horas de juego y convivencia con los niños; de adolescente mi talento era algo que ocultaba por vergüenza para mantener viva esa imagen dura e indiferente a los compañeros de aquel internado militar, lugar que hasta la fecha me aborrecen por sacar en evidencia a países enemigos su gran farsa de “honor comunista”.
Ese hecho “vandálico” que cometí hizo que abandonara mi natal Rusia y que mi madre me dejara en manos de un hombre que desconocía pero al parecer había sido viejo amigo de mi padre, el profesor y aclamado escritor Camus. Mi vida , a la edad de 17 años dio un cambio radical cambiando de un panorama real y cruel a uno inverosímil y de ensoñación eterna. Cambie a una realidad donde exploraría más las emociones humanas que había encerrado desde la tierna edad de diez años.
Aun lo recuerdo, en ese tiempo mi viejo reloj de bolsillo marcaba las diez de la noche tal cual lo hace en estos instantes. Esa fue la hora cuando mi mirada se encontró por primera vez con su intensa y magnética mirada, en un escenario nocturno de invierno, para ser específicos era un ya 10 de diciembre.
Y asi como recuerdo nuestro primer encuentro , recuerdo los dias últimos en los cuales el y yo vivimos y escribimos en nuestras memorias...
--o----o----o-----o----o---o---
-Hyoga, por favor tienes que acompañarme …
Era la quinta vez que el joven finlandés había mencionado la frase sin soltar de ese aferrado agarre el brazo fuerte del joven ruso que no hacia un esfuerzo mínimo de ocultar la burlona curvatura de sus labios ni de alejar la mirada de sus orbes celestes al contrario. Quince minutos habían pasado y el joven finlandés de complexión delgada y de una singular belleza varonil se había rendido en forcejear, soltando con desgano el brazo ajeno. Una mueca de disgusto se evidencio en el finlandés antes de girarse para caminar hacia la puerta de la pequeña y desordenada habitación que les había asignado su tutor
-No te rogare mas Hyoga, desde un principio pudiste haberme dicho que no deseabas ser mi modelo o que estabas ocupado. Solo me atrasas con mi trabajo, que detestable eres
Las palabras de reclamo no fueron respondidas por Hyoga quien con tranquilidad dejo que sus desnudos pies siguieran el trayecto de su compañero, deteniéndose cuando el espacio se había terminado y sus brazos perfectamente rodearon el cuerpo del malhummorado joven. Su nariz se hunde sobre las sedosas y alborotadas hebras del contrario, dejando que el sentido del olfato se fuera lentamente envolviendo en un embriague absoluto por aquella colonia fresca que mezclaba perfectamente cedrón , estragon y yuzu
-Hyoga...¿Que haces? Sabes que…
-Shhh, déjame disfrutar Isaac
La demanda era firme cariñosa y autoritaria por parte del rubio y no dejo otra alternativa a Isaac más que acceder a sentir esa pausada respiración y ese pasear de las finas y fuertes manos sobre esas holgadas telas de su camiseta azul de pijama , que aun siendo gruesa dejaba sentir un poco los trazos musculares de su abdomen .
-Hyoga, odio que te salgas con la tuya y me vuelvas tan vulnerable. Además…no debemos hacer esto si Camus nos descubre…
La frase de preocupación de Isaac se opacó enseguida con la sonora risotada de Hyoga , quien por automático apretó el agarre de sus brazos en el esbelto abdomen. Ya conocía que Isaac mal interpretaría las cosas y que enseguida pensaría que la sonora expresión figuraba una burla a la advertencia.
-Vamos Isaac, Camus no es tonto. ¿Tú crees que no se ha dado cuenta que desde los 19 años somos “amigos con derecho”? Además ya llevamos viviendo con él desde hace 8 años,vaya que eres inocente
El contrario afilo su mirada con una remarcada molestia pero por más que se esforzaba en ocultar ese sutil teñir de sus pómulos esa reacción le traicionaba y afloraba cada vez con más intensidad. Los labios del finlandés estaban ya listos para replicar y expresar como era cotidiano en ellos lo mucho que le molestaba la arrogancia y la burla del ruso pero a diferencia de las otras veces Hyoga de inmediato sujeto suavemente la barbilla del contrario ,girando un poco el rostro de fino trazo dejando que sus labios fueran fundiéndose en la carnosidad ajena, deleitándose con cierta prisa ese delicioso sabor que se impregnaba de las dulces fresas que Isaac acostumbraba a comer cada mañana en el desayuno
Isaac se removía y sus manos empujaban los brazos invasores para desprenderlos de su cuerpo pero a medida que la lengua atrevida se introducía a su boca y hacia presa la suya se fue rindiendo como si se tratase de un pequeño conejo acorralado por su feroz presa, que lo único que le quedaba era resignarse a la muerte, aunque en su caso era resignarse a tan voraces pasiones.
-¿Pretendes desesperarme y pedirte más ?
Las palabras salieron débiles y casi asfixiadas una vez que decidió tomar la iniciativa de alejar sus labios aunque fueran unos cuantos milímetros. La respuesta fue solo un elegante encoger de hombros y un lento liberar de aquella prisión de sus brazos, la cual fue oportuna ante el repentino sonido del timbre en demanda a ser atendida la visita. Con un gesto por parte de Isaac hizo entender a Hyoga que él debía abrir la puerta lo cual obedeció de inmediato, no sin antes salir de la habitación reclamar su recompensa ,que era el hurto del segundo beso
-Hyoga, eres un egoísta. Te vas a ir dentro de una semana a Viena y asi quieres que soporte tu ausencia por seis meses…idiota
Fue el reclamo que en voz fantasmal musito Isaac mientras terminaba de cerrar la puerta y dejaba su espalda apoyarse contra esta, llegando a escuchar un poco la voz firme de Camus reprendiendo al joven ruso por aun no haber ido a recoger su pasaporte.
Las contestaciones de Hyoga provocaron que de los labios del finlandés se escaparan unas tímidas y alegres risas, las cuales se fueron opacando lentamente a la par que su mirada se iba congelando en el caballete que soportaba ese lienzo de pequeñas dimensiones plasmando aun su infinito y profundo color blanco
-¿Cómo pretendes que pinte algo para ti Hyoga? Si ni siquiera tengo cabeza para discernir esta pronta ausencia…
(Continuara)
Las cifras en ganancias y audiencia me habían dejado de importar así como las alabanzas y admiraciones que expresaban tanto cercanos como desconocidos. Mi talento nato con el piano era algo que maldecía de pequeño porque me había robado horas de juego y convivencia con los niños; de adolescente mi talento era algo que ocultaba por vergüenza para mantener viva esa imagen dura e indiferente a los compañeros de aquel internado militar, lugar que hasta la fecha me aborrecen por sacar en evidencia a países enemigos su gran farsa de “honor comunista”.
Ese hecho “vandálico” que cometí hizo que abandonara mi natal Rusia y que mi madre me dejara en manos de un hombre que desconocía pero al parecer había sido viejo amigo de mi padre, el profesor y aclamado escritor Camus. Mi vida , a la edad de 17 años dio un cambio radical cambiando de un panorama real y cruel a uno inverosímil y de ensoñación eterna. Cambie a una realidad donde exploraría más las emociones humanas que había encerrado desde la tierna edad de diez años.
Aun lo recuerdo, en ese tiempo mi viejo reloj de bolsillo marcaba las diez de la noche tal cual lo hace en estos instantes. Esa fue la hora cuando mi mirada se encontró por primera vez con su intensa y magnética mirada, en un escenario nocturno de invierno, para ser específicos era un ya 10 de diciembre.
Y asi como recuerdo nuestro primer encuentro , recuerdo los dias últimos en los cuales el y yo vivimos y escribimos en nuestras memorias...
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-Hyoga, por favor tienes que acompañarme …
Era la quinta vez que el joven finlandés había mencionado la frase sin soltar de ese aferrado agarre el brazo fuerte del joven ruso que no hacia un esfuerzo mínimo de ocultar la burlona curvatura de sus labios ni de alejar la mirada de sus orbes celestes al contrario. Quince minutos habían pasado y el joven finlandés de complexión delgada y de una singular belleza varonil se había rendido en forcejear, soltando con desgano el brazo ajeno. Una mueca de disgusto se evidencio en el finlandés antes de girarse para caminar hacia la puerta de la pequeña y desordenada habitación que les había asignado su tutor
-No te rogare mas Hyoga, desde un principio pudiste haberme dicho que no deseabas ser mi modelo o que estabas ocupado. Solo me atrasas con mi trabajo, que detestable eres
Las palabras de reclamo no fueron respondidas por Hyoga quien con tranquilidad dejo que sus desnudos pies siguieran el trayecto de su compañero, deteniéndose cuando el espacio se había terminado y sus brazos perfectamente rodearon el cuerpo del malhummorado joven. Su nariz se hunde sobre las sedosas y alborotadas hebras del contrario, dejando que el sentido del olfato se fuera lentamente envolviendo en un embriague absoluto por aquella colonia fresca que mezclaba perfectamente cedrón , estragon y yuzu
-Hyoga...¿Que haces? Sabes que…
-Shhh, déjame disfrutar Isaac
La demanda era firme cariñosa y autoritaria por parte del rubio y no dejo otra alternativa a Isaac más que acceder a sentir esa pausada respiración y ese pasear de las finas y fuertes manos sobre esas holgadas telas de su camiseta azul de pijama , que aun siendo gruesa dejaba sentir un poco los trazos musculares de su abdomen .
-Hyoga, odio que te salgas con la tuya y me vuelvas tan vulnerable. Además…no debemos hacer esto si Camus nos descubre…
La frase de preocupación de Isaac se opacó enseguida con la sonora risotada de Hyoga , quien por automático apretó el agarre de sus brazos en el esbelto abdomen. Ya conocía que Isaac mal interpretaría las cosas y que enseguida pensaría que la sonora expresión figuraba una burla a la advertencia.
-Vamos Isaac, Camus no es tonto. ¿Tú crees que no se ha dado cuenta que desde los 19 años somos “amigos con derecho”? Además ya llevamos viviendo con él desde hace 8 años,vaya que eres inocente
El contrario afilo su mirada con una remarcada molestia pero por más que se esforzaba en ocultar ese sutil teñir de sus pómulos esa reacción le traicionaba y afloraba cada vez con más intensidad. Los labios del finlandés estaban ya listos para replicar y expresar como era cotidiano en ellos lo mucho que le molestaba la arrogancia y la burla del ruso pero a diferencia de las otras veces Hyoga de inmediato sujeto suavemente la barbilla del contrario ,girando un poco el rostro de fino trazo dejando que sus labios fueran fundiéndose en la carnosidad ajena, deleitándose con cierta prisa ese delicioso sabor que se impregnaba de las dulces fresas que Isaac acostumbraba a comer cada mañana en el desayuno
Isaac se removía y sus manos empujaban los brazos invasores para desprenderlos de su cuerpo pero a medida que la lengua atrevida se introducía a su boca y hacia presa la suya se fue rindiendo como si se tratase de un pequeño conejo acorralado por su feroz presa, que lo único que le quedaba era resignarse a la muerte, aunque en su caso era resignarse a tan voraces pasiones.
-¿Pretendes desesperarme y pedirte más ?
Las palabras salieron débiles y casi asfixiadas una vez que decidió tomar la iniciativa de alejar sus labios aunque fueran unos cuantos milímetros. La respuesta fue solo un elegante encoger de hombros y un lento liberar de aquella prisión de sus brazos, la cual fue oportuna ante el repentino sonido del timbre en demanda a ser atendida la visita. Con un gesto por parte de Isaac hizo entender a Hyoga que él debía abrir la puerta lo cual obedeció de inmediato, no sin antes salir de la habitación reclamar su recompensa ,que era el hurto del segundo beso
-Hyoga, eres un egoísta. Te vas a ir dentro de una semana a Viena y asi quieres que soporte tu ausencia por seis meses…idiota
Fue el reclamo que en voz fantasmal musito Isaac mientras terminaba de cerrar la puerta y dejaba su espalda apoyarse contra esta, llegando a escuchar un poco la voz firme de Camus reprendiendo al joven ruso por aun no haber ido a recoger su pasaporte.
Las contestaciones de Hyoga provocaron que de los labios del finlandés se escaparan unas tímidas y alegres risas, las cuales se fueron opacando lentamente a la par que su mirada se iba congelando en el caballete que soportaba ese lienzo de pequeñas dimensiones plasmando aun su infinito y profundo color blanco
-¿Cómo pretendes que pinte algo para ti Hyoga? Si ni siquiera tengo cabeza para discernir esta pronta ausencia…
(Continuara)