La voz de Mu sonaba ya algo ronca mientras canturreaba, al día siguiente estaría completamente afónico y tendría que hacerse entender mediante señas, o escribiéndo lo que quisiera; pero no tenía la cabeza como para caer en la cuenta de tales nimiedades.
Uno escababa en la arena, el otro traía palitos... no había oído a su hermano hablar de hacer una fogata... así que no entendía a qué jugaban. Se quitó la ropa y la dejó con cuidado dentro del coche para ir a darse un chapuzón mientras los otros terminaban lo que fuera que hacían.
-¡¡Está estupenda!!- les gritó con voz de cazallero desde el agua. Nadó un poquito , siempre cerca de la orilla, pues aunque no lo admitiera, le daba miedo perder pie.