Bar las delicisas de Dionisio (Juego de la verdad)

-Eso es muy normal, saga- se reía a carcajadas- Sinceramente, a mí me preocupa más, mucho más, lo del pijama de tigrecitos, aún estoy recuperándome del golpe. Creo que si yo viese a mi seme con un pijama de esos el trauma me mataría.

Jajaja, a mí me da, que con el trabajo que tengo, tanto no voy a vivir... y aunque lo hiciera, el pijama de dibujitos me seguiría matando- hizo una muea de risa, sacando la lengua.
¿Mi día? Pues un rollaco, nada en la tele, nada que leer... lavadoras y fregona... aiss, quizá debería buscarme un seme, para estar distraído, como tú 

La respuesta de Saga le hizo troncharse. Ay que ratos tan divertidos había pasado con éstos dos.
-A ver Dohkito- dijo tomando un trocito de pulpo y llevándoselo a la boca- aquí el único al que oigo quejarse es a tí, yo estoy encantado de haberme conocido.- Se dió un besito en la mano y lo posó en su mejilla.
-Ya me imagino a este espiándoos por la venta con la cámara y todo. Saga, Saga... que tienes más peligro que un mono con una caja de bombas.

Miraba a uno y a otro divertido por las cosas que decían.
-Diez, tiene a los otros diez- puntualizó entre risas.
-Pues... la última vez que fuí me dió la paliza con que no mimara tanto a Kiki, que no le diera tanto de comer, los videojuegos, las chuches... es un poco plasta a veces.
Dejó de hablar un momento para rascarse el mentón- aunque de eso sabes tú más, eh- le daba codazos de complicidad, como si lo que había dicho necesitara explicación.
-Es un "abuelazo"- se tronchaba.
El alcohol ya hacía efecto, bastante, porque Mu no bebía muy a menudo.
-Y... qué cosas te obliga a hacer el abuelito que tanto te cansan? Jijiji.

-Ay* Dhoko, qué rarito eres...- se tronchaba- Además, que tengamos 220 años menos que tú- señalaba a Saga y a sí mismo- no significa que debas tratarnos como a críos . Ahora, lo de que nos perturbaría de por vida, me lo creo, me lo creo...- levantó las manos en señal de rendición.
-Camarero, por favor, un sandwich con patatas. ¿queréis algo?

-Eso! Eso! Por los tres "machomenes"! -chocó su copa para también terminársela de un trago, como manda la tradición.
Venga chicos- los agarró del brazo y los zarandeócon cariño  para animarles- ¡Karaoke!
Se levantó para pedir la canción de su brindis. Uno de sus grandes defectos- o vitrudes, según se mire- es la nula vergüenza del peli morado; le importaba tres pitos desafinar a voz en grito y torturar los oídos de todos los presentes. ¡Qué no vayan a un Karaoke si no lo quieren!
Pidió otra ronda para calentar los animos de sus hermanos, mientras esperaban a que la chica les trajera los micrófonos.

Por fin trajeron los microfonos, y la musica empezó. Mu corrió hasta el escenario para darlo todo, bailó, cantó ( más bien berreó) y animó al resto del bar a cantar también desde sus mesas.
Ahí estaba el buen hombre, gozándolo, sin darse cuenta de esos dos móviles que le grababan; mañana estaría en el youtube, y en todos los zapines (zapineses...zapingueses... como sea) del país.
Y también sus hermanos, claro.