Maliciosamente y con una siniestra y lujuriosa sonrisa limpio esas mínimas gotas de sangre que resbalaba en la comisura de mis labios, agarrando su espalda con fuerza y salvajismo y azotarlo boca abajo contra el suelo de mi templo, agrietando aquel precioso mármol, excitándome al ver la sangre que el hermoso pisciano derramaba. Hincándome le volteo boca arriba, observándole con absoluta soberbia y burla , lamiendo la sangre que escurría de su rostro
-Shhh, los niños lindos como tú no deben decir ni hacer sosas imprudentes, no quiero castigarte más amor
Jalo fuertemente las cadenas de los grilletes de sus manos para forzar que su cuerpo se pegara al mío, restregándolo libertinamente, mi pierna logra colarse entre las suyas, permitiendo que mi rodilla comenzara a masajear aquel exquisito y privilegiado tesoro que su cuerpo de divina doncella albergaba
-Athena es envidiosa por no dejar que tu cuerpo sea el curador de los desesperados placeres que nacen en nuestro cuerpo, por lo menos yo no dejare pasar esta oportunidad
Mordiendo ferozmente su labio inferior, empiezo a desprender con una ansiedad controlada la prenda que cubría su torso