La gran antena se yergue imponente hacía el cielo, su función, transmitir señales de radio, pero hoy su objetivo será muy diferente, será un miembro muy importante de nuestra ceremonia.
No tardan en venir los monjes a tomar su lugar sobre el gran circulo dibujado en el suelo, mis pasos me dirigen al centro donde una combinación de símbolos antiguos en sincronismo de varías magias, no cualquiera puede lograrlo sin morir en el intento, pero todo está perfecto, cada pieza está en su lugar, coloco un trozo de madera del árbol, la sangre del vampiro, un suspiro y una sonrisa
Oh Akibel, tan dulce y predecible como siempre
Doy una señal para que todos empiecen los cánticos, es la lanza del destino la que descansa en mi mano, la energía se transmite por cada dibujo, las mas profundas maravillas del lenguaje antiguo se dejan ver en su esplendor, pronto llegan al máximo.
Descargo mi energía golpeando aquellos objetos lanzando uno de los ataques más poderosos hacia aquel árbol y contra el alma de la adorable Aladhiel, ella tendrá que huir, e ira a un lugar donde se sienta segura, su pequeño vástago fue enviado a un lugar sagrado, así que no dudará en ir con él.
Los monjes aumentan sus cantos forzando a la dulce Alahdiel a salir de su pequeño refugio e ir a un lugar seguro que hemos preparado para ella