Después de aquel encuentro nada productivo con el guardián de cáncer en vez de volver al Inframundo opte por dirigirme a las orillas del pueblo Rodorio , pueblo a unos cuantos kilómetros cercano del santuario y un lugar perfecto para mí para estar al tanto de lo que ocurre con los guardianes de Athena.
Llegue una pequeña posada en donde me hice pasar entre los pobladores por un arqueólogo que viajaba para investigar más sobre “las ruinas arquitectónicas de Grecia” me instale en una habitación apartada eliminando todo rastro de cosmos tanto de mi persona como de mi armadura sapuri para evitar que esos perros guardianes de Athena fueran a molestarme . Por ahora solo necesitaba esperar a que mi dios despertara de su letargo.
De la pandora box de mi armadura saco su gran libro donde llevaba registro de algunos acontecimientos a ocurrir y las personas que iba a morir
-Es una lástima que toda la gente de este pueblo tenga que morir en unos cuantos días—comento en mis adentros mientras me encierro en mi lectura de los hechos a ocurrir en los siguientes días prestando mas énfasis con el molesto guardián de Cáncer