mis orbes permanecen cerrados dejando que los aromas provenientes de la flora nativa de esta región, puedo detectar entre ellas el dulce aroma de mis pequeñas amapolas. Tanto Athena como sus caballeros han renacido en este mundo con una visión muy limitada, dejaron que mis pequeñas fueran libres en este amplio espacio, cada rincón, cada edificio, han sido invadidos. Debieron quemarlas y erradicar mi presencia en sus terrenos, pero lo olvidaron, y es por eso que ahora puedo estar aquí.
Mis pies se posan firmes en el techo de tan gran y espaciosa estructura, varios metros abajo de mi, puedo sentir la presencia de aquellos caballeros y de su amada Diosa. suaves movimientos se dibujan con mis manos, transmitir mi cosmos al salón bajo mis pies consume mi concentración. Con la llegada de Athena, las restricciones a los poderes de los seres del inframundo ahora son más palpables; sin la precaución necesaria, con sus poderes al máximo, esta incursión a territorio enemigo es casi una carta de suicidio. A menos que se tenga un as bajo la manga.
Cada pétalo intruso en el salón me permite ver la ubicación de cada uno de los enemigos, y la ilusión proyectada tiene materia gracias a que en su conjunto imitan mi efigie. Cada una de las respuestas de los caballeros a mi llegada me hace dibujar una sonrisa en mis labios. La forma de reaccionar del caballero guardián de la cuarta casa admito ha perturbado mi concentración, la danza de las flamas de mascara de muerte me distraen por un momento, algunos de mis pétalos son consumidos por ellas. Una carcajada sale de mis labios, misma que es transmitida a la ilusión que refleja mi presencia un piso abajo. La actitud del caballero es más que encantadora por su desdén
─Agradezco la bienvenida señor de la cuarta casa, pero en verdad creer que vine para un acto tan prosaico como "manosear" al santo de piscis, los hace ver o como inocentes o ignorantes. En cuanto Ares no diría liberar─
Mi atención se distrae ante las palabras del santo considerado más cercano a Dios, aun cuando trate de ocultar sus sentimientos, es patente que la ira se esconde bajo su piel
─Joven virgo, tus palabras no suenan tan corteses como deberían ser para alguien de tu envergadura, aunque es a uno que deseas con más fervor que los otros, en tu sueños más profundos el está presente, cariño, lealtad es lo que hay para los otros dos, pero no se compara con los deseos profundos de tu carne y tu corazón, como un regalo para ti, puedo decir que ese ser está recibiendo mucho amor en este momento, de los otros dos lamentablemente no puedo asegurarte su bienestar físico o mental.─
mis dedos sucedáneos han seguido en contacto con el santo de Piscis, como lo he previsto están demasiado ocupados para notar la realidad de mis acciones. No me sorprende en absoluto la actitud de la diosa, nos dicen arrogantes y ella es tan arrogante como el resto de los dioses, la diferencia radica en que ella se esconde bajo ese manto de inocencia y abnegación. Mi mano fantasma se guía a la suya, y deposito un beso en su torso, sin duda cuando lo haga podrá notar que mi materia no es la verdadera, pero para este punto ya no importa, mi misión está por terminar.
─Mi estimada Diosa, lamentablemente no puedo cumplir sus deseos, tengo un objetivo muy preciso que cumplir, pero me comprometo a comunicar su solicitud al señor del inframundo─
El mantener la ilusión con el poder de Athena empieza a debilitar mi cosmos, es hora de partir y llevar conmigo un pequeño regalo. Las amapolas empiezan a desmoronarse en el suelo, de la habitación metros abajo de mi, la ilusión empieza a verse simplemente como un retrato bizarro siendo barrido por el viento
─Es hora de partir, disfruten su velada caballeros, y me retiro dulce señora─
Mis parpados se abren lentamente, la inmensidad de la noche se abre a mi desde las alturas de esta edificación, la esencia de mis flores fue transferida en el cuerpo de Afrodita, lo que me permite saber su ubicación exacta. Desaparezco de ese lugar en un solo movimiento haciendo explotar mi cosmos completo, los pétalos de las amapolas caen quemadas y oscuras, un portal aparece bajo los pies del santo de la doceava casa dispuesto a devorarlo y cerrarse una vez que caiga a través de él.