Su agarre me sorprende porque no era algo que esperaba, no al menos el cambio de la atmósfera y de actitud que logré sentir en ese contacto; y fue como haber despertado de un profundo letargo, porque hasta ese instante no había notado lo poco privado que era aquél lugar, y las miradas que se sernían sobre nosotros, algunas confundidas, otras curiosas, pero las peores eran aquellas que juzgaban a un hombre de mi edad y complexión, besando a uno mas joven.
Ikki había crecido en aquellos seis meses. Tal vez no rebasaba la estatura con la que yo lo conocí, pero pude notar que tras el tiempo de paz, sus huesos habían decidido retomar la labor de estirarse con normalidad; aunque los japoneses sé no son demasiado altos, no me molesta que tan largo o corto sea su cuerpo, sino lo joven que es.
Quizá me estoy traumatizando demasiado con algo tan insignificante; eso o deberia esperar cuatro años y medio a que él termine de crecer.
A pesar de haber podido evitar que me soltara y que no controlara los movimientos de mi cuerpo, lo dejé hacer, lo dejé guiarme lejos de todo a un lugar más tranquilo y apartado sobre la arena; quedándome parado, observando como tomaba asiento sobre ella, de cara hacia el ocaso.
Yo ni siquiera había notado como Apolo era tragado y extinto por el propio Poseidón, dejando aquél atardecer frente a nosotros.
Aguardé un poco, de pie junto a Ikki, sintiendo aquél cosquilleo en la palma de mi mano.
—Camus... ¿Por qué me buscabas?—
No tenía una respuesta clara a esa pregunta, y tal vez ella tardaria mucho en llegar aunque tuviera una en la punta de la lengua. Para mi suerte, Ikki no se quedó en silencio, y prosiguió, permitiéndome tomar asiento a un lado suyo sin importar llenar mi pantalón de arena.
Mi cuello se volteó en su dirección y les permitió a mis ojos observarle mientras pronunciaba los pensamientos que también forma parte de un cómulo de sentimientos atorados en su corazón. La distancia definitivamente había hecho un cambio en él y eso me hacia feliz. A diferencia del Ikki brusco, salvaje y "torpe" de nuestra primera vez, aquél era un hombre muy diferente, mucho mas interesante todavía.
Comprendí sus palabras y lamenté gravemente que él pensara eso de sí mismo y de mis intensiones; ya que ese era el resultado de mi cobardia y propia torpeza.
Cuando él terminó de hablar, supe que era mi turno. Viré hacia el mar y cerré los ojos mientras la canción de fondo intentaba relajarme. Sabia que mi corazón latia diferente y que eso sólo había podido provocarlo Ikki de un tiempo para acá. Me sentía angustiado antes de encontrarlo, y ahora repetía el proceso de suspirar y sonreir delicada y distraídamente.
Tomé un poco de aire.
—No es una vasija lo que me interesa.— Respondo de forma seria, mirando la infinidad del óceano frente a ambos mientras una de mis piernas se coloca encima de la otra. —Yo no soy el tipo de persona que repita una acción dos veces, y eso se aplica en mis relaciones sexuales.— Hice una pausa, tomando un poco de arena con mis dedos. —Antes de ti, si bien mis encuentros sexuales no eran frecuentes, no los volvía a repetir con la misma persona dos veces. Yo siempre jugaba las cartas sobre la mesa y declaraba que más de aquellas horas en la cama no podía ofrecer otra cosa, porque al igual que tú, también amé a alguien y no podía entregar algo que ni siquiera tenía... Mi corazón estaba preso y tú lo liberaste, pero no fue sólo eso... Lo tomaste...— Es dificil hablar de algo que nunca he pronunciado en voz alta, y eso me lleva a sentirme incómodo e inseguro; tanto, que no tardo demasiado en buscar la mano de Ikki para no acobardarme. —Lo que trato de decir es que te extrañaba... Pero no el hecho de necesitar quien me penetrara, sino el hecho de que ansiaba tu compañía más que cualquier otra cosa... ¿Sabes lo dificil que es para otros interrumpir mi hora de lectura? Y cuando menos me daba cuenta no podia avanzar de la pagina perdido en mil pensamientos estupidos sobre ti con alguien mas, o preocupaciones sin sentido creyendo que no estarias bien... No he logrado terminar un libro en seis meses... ¡¡Seis meses!!... — Me di cuenta que habia elevado el tono de mi voz, asi que tomé aire para relajarme. —El punto es que no quiero una vasija, sino una copa donde vertirme y que ella me llene a su vez... Necesito amor, quiero dar amor, pero necesito de ti para eso... Eso es lo que quiero.