Encuentros inesperados

Ikki sonríe ante su comentario y lo atrae por la cintura para profundizar el beso

─Usar la camisa de tu novio no es un cliché?─ 

el mas joven se coloca la camisa, Camus tenía razón, le quedaba un poco grande, pero para las circunstancias sirve para su propósito, Ikki espera paciente a que el otro se vista y piensa un momento que hacer, conoce bien esta parte de la ciudad solo debe recordar algún lugar que les pueda ser de utilidad

─Hay un pequeño hostal cerca de aquí, desde ahí podrás llamar a Hyoga y podremos conseguir ropa  y descansar─

Toma su mano para guiarlo a través de la oscuridad, les toma varios minutos llegar a un pequeño hostal cerca de un antiguo faro, no demasiado lujoso pero bastante confortable, Ikki lo conocía porque a veces ayudaba al dueño con algunas reparaciones aprovechando su habilidad.

Al pasar por la puerta de madera, Ikki soltó a Camus para acercarse a hablar con el dueño, después de algunos momentos regreso con una llave, tomo de nuevo la mano de su novio 

─Tenemos una habitación confortable, y nos conseguirá ropa para mañana temprano─

Apretando suavemente la mano de su amor, lo guía por el pequeño edificio de aspecto rustico pero acogedor, hasta el tercer piso, donde se encuentran tres grandes habitaciones; el joven mete la llave y abre la puerta, la habitación era grande, una gran cama dominaba la vista, el cuarto estaba suficientemente equipado

─Espero que te agrade, es más lujoso de lo que estoy acostumbrado, pero quiero que la primera noche que duerma a tu lado sea especial─

Ver a Ikki vestido con mi camisa y su boxer me recordó la imagen de una película norte americana, que atrajo una sonrisa suave hasta mis labios. Fue algo casual entre nosotros que me hizo ver la magnitud de las cosas.

Ya vestido solamente con el pantalón, expuesto con las marcas de fénix sobre mi piel, él tomó mi mano y anduvimos en silencio intentando buscar un sitio donde pasar la noche.

Suponía que él sabia donde estábamos porque definitivamente estos eran sus terrenos y él, es de esos sujetos que estan en constante movimiento. Es muy conocido que Ikki no se queda demasiado tiempo en un mismo sitio, que es solitario y apasionado, mientras que yo soy huraño, arizco y ermitaño; en siberia aprendí bastante bien a serlo.

Observé el faro a la distancia, y me pregunté si sería ese el sitio que la ave mítica elegiria por nido; sin embargo, cambió un poco el rumbo y llegamos a otro sitio. Apenas entramos y me soltó, extrañé el contacto con su mano, viré hacia el lado contrario y evité mirar directamente al dueño; al paso de un momento él vino y me explicó la situación, sorprendiéndome. Nuevamente me dejé guiar, pero no respondi, no tenia nada qué decirle, no de momento.

Finalmente en la habitación, volví a mostrar mi admiración por lo que Ikki había logrado... Realmente estaba sorprendido.

—¿Esto te parece lujoso?— Pregunté sorprendido.

Supongo que la posición en el Santuario y el tipo de vida marcan una diferencia importante, y aunque no quería adentrarme demasiado en los detalles, sentí una extraña tristeza al notar la clase de vida que había llevado Ikki. Suspiré, cerré la puerta y lo atraje nuevamente hacia a mí para abrazarlo de la misma forma posesiva que lo había hecho en la arena; era mi forma de decirle gracias.

Aspiré el aroma de su cuello, aroma que ya no era solamente su escencia varonil, sino el aroma de nuestra noche juntos sobre la arena.

—Mi camisa te queda bien... Tal vez considere dártela.

Ikki sonríe ante ese contacto posesivo, es extraño para él, pero no es algo que le desagrade, abre la camisa para poder abrazarlo y sentir el contacto piel a piel

─Me gusta la idea de quedarme con tu camisa, pero mas me gusta la idea de tener tu piel sobre la mía─

muerde el labio de su amante antes de separarse

─Hay que darnos un baño─ se aleja caminado hacia el baño dejando caer la camisa en el camino, entra al baño y abre las llaves del agua hasta que está templada se desnuda completamente y se mete bajo la regadera, lamentablemente está acostumbrado a bañarse rápido, así que no le toma mucho terminar de quitarse la arena de su cuerpo, en determinado momento sus manos tocan su trasero, se da cuenta del ligero dolor punzante que viene de esa área de su cuerpo, y sus mejillas se encienden al sentir la esencia de Camus salir de su cuerpo, como baja por sus piernas mientras el agua lo lava; aun puede sentir parte de aquel liquido marcando su interior y sonríe. Su corazón se acelera al pensar en que le pertenece a alguien.

Cuando termina se da cuenta que ha bañado demasiado rápido, pero se queda bajo el agua esperando por su pareja, planeando algo especial para cuando aparezca

Sonreí al verle avanzar hacia el baño, recordando el segundo encuentro sexual que tuvimos justamente en su regadera.

Mis dientes se aferraron sobre mis labios, y mi lengua acarició aquél lugar donde los besos del fénix estaban grabados a fuego.

Toqué mi torso desnudo con las yemas de mis dedos, y reviví aquella sensación de la piel de Ikki pegada a la mía: su espalda varonil y su pectoral delineado rozándose al vaiven de mis caderas.

El sonido de la regadera en el otro cuarto me distrajo, y devolvió mis pensamientos a aquél momento, haciéndome liberar mis piernas de la prenda para ir nuevamente en su dirección.

La puerta estaba abierta, y a cada paso que mis plantas me acercaban, el ruido se hacia mucho más fuerte, y se mezclaba con el olor del jabón. Penetré en el pequeño cuarto, donde los sonidos hacian eco contra el mosaico, y le observé desde mi posición.

Mi amor por él no era algo fisico, pero definitivamente me gustaba admirar su cuerpo.

Sonreí suavemente y con pasos felinos me acerqué a él, besando bajo el chorro de agua uno de sus hombros.

Me pregunté si seria buena idea comenzar todo desde el principio, pero me respondí que tal vez deberia esperar un poco, sólo un poco; primero tenía que quitarme la arena y la marca de nuestra pasión sobre mi piel.

Sintió los besos de Camus y una oleada de placer recorre su cuerpo, se gira para abrazarlo y besar sus labios con pasión, podría dejar que la pasión se desbordara, pero ahora compartirá la vida con esté hombre, asi que no hay prisa, quiere disfrutar todo, y este es un buen momento para empezar

─Camus, te amo┴

Besa sus labios con pasión antes de girarlo, lo hace colocar sus manos sobre la pared, se acerca a aquel cuerpo y empieza a dejar suaves besos en sus hombros, sus personalidad dominante sale completamente a flote en el momento que las manos del Fenix empiezan su camino por el cuerpo de su pareja enjabonando todo su cuerpo, besa y enjabona, ese es su sistema; se pega a la espalda del mayor para enjabonar su pecho, su vientre y toma con suavidad aquella virilidad placida para lavarla con delicadeza y durante todo ese proceso, deja infinidad de besos en los hombros anchos y varoniles de Camus. Sus piernas son recorridas en todo su largo hasta que todo el cuerpo del acuariano esta completamente limpio.

Ikki lo hace girar para tomar aquel rostro entre sus manos y dar un largo beso, se separa con lentitud y sonríe ─soy malo lavando el cabello, que tal si terminas y te espero en la cama─

El caballero de bronce sale de la regadera y toma una toalla para secarse camino a la cama, en donde al sentarse vuelve a sentir esa ligera incomodidad, así que se acomoda boca abajo, con sus brazos bajo su rostro, esperando que el otro llegue para poder abrazarlo y sentir por primera vez en su vida lo que es dormir en brazos de la persona que amas.

─Camus, te amo┴

El susurro enamorado se clava en mi corazón, provocando que la sangre baje desde el órgano hasta mis instestinos. Fue una sacudida que me recordó la frase: mariposas en el estómago.

Era una sensación nueva, dolorosa, pero al mismo tiempo agradable; como tirarse de cabeza desde un trampolin.

Tomé su cuello, me apropié también de sus labios y correspondí aquella pasión que sólo podía desprenderse de ese cuerpo, del cuerpo al que ahora yo era adicto.

Entonces me dejé hacer, y nuevamente reviví en mi cabeza la escena de nuestra pasión en su cuarto, en esa habitación de la mansión Kido a donde yo había ido a buscarlo hacia un par de horas.

Me dejé hacer por sus manos, y por su cuerpo, cerrando mis ojos y disfrutando cada una de sus caricias, cada uno de aquellos roces que nunca antes estuvieron ahí y que me sentía con la importancia de decir que los había aprendido de mí.

Quería decirle que el cabello que no importaba y que continuara, que realmente estaba disfrutando de ese contacto, pero consideré que era mejor dejarlo y esperar a que descansara un poco. Tampoco es como si quisiera parecer insaciable.

Dejé que se marchara mientras yo continuaba bajo la caída del agua, sintiendo mi piel palpitar tras sus besos y caricias suaves. Disfrutaba su pasión, amaba su pasión, pero esas nueva faceta en él me habia sorprendido enormemente y ahora tenía hambre por descubrirla completamente.

A penas terminé el baño, salí cual gato mojado de la regadera, secando mi cabello con mis dedos, antes de tomar otra de las toallas y salir a la habitación; observando a Ikki recostado sobre la cama, esperandome.

Una sonrisa mitad perversa, mitad alegre se formó en mis labios; y caminé cadenciosamente hasta poder acariciar con la yema de mis dedos sus prominencias traseras.

—¿Cómo te sientes?— Pregunté sin rodeos, aunque ya conocía un poco la respuesta: la primera vez es muy dolorosa después del coito, e Ikki, aunque era muy fuerte, debía estar experimentando esa sensación en la espalda que te imposibilitaba sentarte. Me incliné sobre el colchón y besé su trasero con cariño. —¿Necesitas algo?

La voz del fénix suena a un ronroneo al salir de su garganta, primero al sentir las manos cálidas de su amor y después el contacto de sus labios

─Me siento muy feliz─

se mueve para quedar de costado, aunque abre sus piernas para poder girar su torso y dejar su trasero aun hacía arriba, pero ahora tenia la posibilidad de atraerlo y besarle

─solo te necesito a ti, ¿te sientes feliz también?─

sus manos acarician suavemente el rostro del mayor, al igual que su espalda y su pecho, quería memorizar cada pequeña imperfección de su piel, juega por un largo rato en los pectorales bien marcados de Camus, y recorre la curva de sus caderas, son caricias que tiene el propósito de reclamar cada centímetro de piel, de decir este hombre es mio.

─¿por qué robaste mi corazón?─

sus mirada es intensa como el sol, dedicándole una mirada enamorada

Mi cabeza se movió afirmativamente, al mismo tiempo que dejaba ver aquella sonrisa pocas veces compartida, tiñendo mi expresión siempre seria.

La forma suave y circular en que tocó mi torso provocó una sacudida dentro de mi cuerpo. Mis manos tomaron aquella que divagaba sobre mi piel, y la llevaron hasta mis labios para darle pequeños besos ahí donde la huella digital se marcaba en ondas paralelas.

—Porque tú robaste también el mío.— Respondí admirando el intenso brillo en su mirada añil. Sus ojos eran cálidos y transparentes, eso fue lo primero que noté aquella vez en la mansión; tal vez la rázón por la que empujé esto hacia este punto.

Si Ikki hubiese sido diferente, no habría aceptado incitarlo ni sedido a todo lo que pasó tras su primera advertencia.

Coloqué la mano que besaba sobre mi mejilla, y la mía la apoyé sobre su pecho con suavidad, empujando su piel y su cuerpo contra el colchón para voltearle boca abajo, mientras me apropiaba de sus labios y me situaba encima de su cuerpo, acariciándolo.

—Creo que voy a abusar de tu vulnerabilidad, fénix...

Una suave risa sale de sus labios y siente la presión del cuerpo del mayor sobre el suyo, gira su rostro y busca aquellos labios a los que muerde con suavidad

─Así que el poderoso caballero de acuario exige su derecho sobre este vulnerable cuerpo─

Su voz en profunda, con un tono sensual y seductor, Ikki se mueve frotándose contra el otro, se acomoda lentamente su cuerpo se extiende completamente sobre la cama, un largo jadeo escapa al sentir el cuerpo de Camus cálido contra su piel

─Camus, soy feliz, muy feliz─

Toma la mano del mayor para besarla, y entrelazar sus dedos sintiendo que su corazón va estallar de felicidad

Encima de fénix, lo apresé con mis piernas y brazos acomodados a cada lado de su cuerpo. Mi cabello todavía húmedo resbalaba desde mi espalda, y pendía por uno de mis hombros en dirección a la cama.

Estaba desnudo encima suyo. Sus tésticulos y miembro rozaban mis gluteos desde esta posición; el propio se deslizaba sutilmente por su vientre.

Tomé sus labios con un contacto fugaz pero conciso en un mordisco, y deslicé mi lengua por sus labios de modo juguetón.

—También soy feliz.— Respondí al contacto que él había emprendido contra mi mano, acariciando con mi nariz la suya y besando otra vez sus labios.

Tenía ganas de ser suyo nuevamente, de que me dominara de esa forma salvaje y apasionada tan típica en él. Quería sentirlo moverse dentro de mi cuerpo, y terminar abrazados y muertos de cansancio sobre esta cama; como nunca lo habíamos hecho.

Bajé sobre su cuerpo, trazando nuevamente un sendero de besos que recorrió cada palmo desde la barbilla, hasta aquél hueco en el cuello, perdiendo mis labios sobre su torso suave con olor a jabón de hotel, hasta bajar por el vientre y rozar con mi lengua su miembro para que despertara.

El fuego del deseo se transmite por su cuerpo al sentir aquellos labios en la parte más sensible de su cuerpo, suficiente para encender su pasión, atrae a Camus para besarle apasionadamente  y sin separarse de él lo gira para la cama para qudar sobre él y entre sus piernas

─Pensaba que estabas cansado después de cazar un ave mítica y devorarla─

sin ropa de por medio, el fénix puede acariciar todo aquel cuerpo con descaro, sus caderas se mueven en un suave vaivén frotando su miembro entre las piernas del mayor, algo que ha aprendido con la experiencia de esa noche es que debe ser más considerado en ciertas partes del cuerpo de su pareja

─creo que quieres que el fuego te devore─

sus dedos se mueven traviesos hasta la retaguardia del dorado y con suavidad empieza a recorrer esa área, uno de sus dedos empieza a colarse en su interior, entra y sale hasta que puede meter con facilidad un segundo dedo. Sus labios atacan sin piedad el pecho y los pezones de Camus con suaves mordiscos.

—Lo estaba, pero alguien me incitó en la regadera...— Respondí bajo el peso de su cuerpo.

Su respuesta fue inmediata cuando marcó a fuego mi cuerpo con sus besos y mordidas sobre mi piel. Mis piernas se abrieron para darle completo acceso a donde quisiera ir. Moví mi cabeza hacia atrás, y deslicé mis manos por su cabeza, perdiendo mis dedos entre su cabello añil, y bajándolas al ritmo que marcaban sus dedos en mi entrada.

Cuando llegó el primero, aflojé los músculos, dejando que Ikki conociera aquella zona privada con su yema, mientras un jadeo abandonado mi boca.

—Ikki...— Mordí mi labio inferior, deleitándome con su pasión. Mis caderas se levataron un poco de la cama, permitiendo que nuestros cuerpos se rozaran y que mi virilidad que comenzaba a despertar, se friccionara contra su estómago.

Sus dejos se mueven seductores en el cuerpo del mayor, explora el interior de su amante con lentitud, palpando la calidez que pronto lo albergará, explora con más profundidad buscando aquel punto que hará que su cuerpo se estremezca con solo presionarlo un poco.

Oir su nombre de aquella manera solo incita mas su deseo, sus caderas se pegan mas a las otras y se frotan con entusiasmo, no solo estimulando su propia hombría, sino también la de su compañero que esta atrapada entre ambos, haciéndolo con el único propósito de incitar a que ambos despierten.

Ikki dedica mucho tiempo a la intimidad de Camus, la experiencia que acaba de pasar le ha dado una nueva visión del mundo y de las sensaciones que está parte de la anatomía masculina podría ofrecer, un mundo nuevo se a abierto a sus ojos y ahora que tiene entre sus brazos al hombre que ama, dedicara su vida a hacerlo feliz de todas las maneras posibles.

Aquél contacto en esa parte sensible y privada de mi cuerpo me estremece, y provoca que mi silueta se retuerza de placer entre la sabanas; exahalando entrecordatamente y apretando mis labios, mordiéndolos con fuerza y sintiendo como pequeñas corrientes electricas perforan mi cuerpo y revolucionan mis celulas.

Me encanta el placer que Ikki es capaz de proporcioname en cada vez; siempre diferente, siempre único, siempre él.

Un gemido más hondo se deja oir en la habiación cuando sus fricciones logran endurecer mi virilidad y hacer que aquella escencia preseminal abandone la punta, mojando la parte de la piel de Ikki donde se friccionan.

Tomo su cuello con una de mis manos, y atraigo su cabeza hasta mi para que nuestros labios vuelvan a empalmarse. El contacto entre ellos es salvaje y abravisimo; y la posición me permite acariciar su pecho nuevamente y tomar su miembro para masajearlo con mis dedos.


Apresé con fuerza su cintura con mis piernas y volteé la situación poniéndole nuevamente boca arriba, atacando nuevamente sus labios.

Estando boca arriba las manos del fenix pueden explorar con más descaro, sus dedos han preprarado aquel cuerpo para que lo reciban en su interior. 

─Camus─

las manos del menor toman las caderas de su amante, lo hace levantarse un poco para poder alinear su virilidad con aquella entrada que tanto ansia poseer, lo sostiene para que baje lentamente hasta estar completamente dentro

─Eres una deliciosa tentación─

Una vez que todo su miembro ha desaparecido en el interior de su amante, se toma su tiempo para poder acariciar todo su cuerpo, mientras disfruta de la sensación de tenerlo sobre él y de la manera en que lo aprisiona

Lo quería dentro, con fuerza y con esa pasión típica en él.

Abrí más mis piernas y elevé mi cuerpo con las rodillas para que su carne perforara la mía, y cuando la punta rozó la entrada, cerré los ojos, abrí la boca y lentamente me fui venciendo a su miembro erecto, dejando que este tocara el fondo y que un gemido fuerte saliera de mi boca. Apoyé las manos sobre su vientre, y apreté los puños encima de ella mientras agachaba la cabeza y sentía en su máxima pelnitud aquella virilidad.

Sus palabras me hicieron sonreir, pero no podía hablar, el placer era demasiado... Me mordí nuevamente el labio, y encorvándome hacia su cuerpo lamí y mordí su torso.

Acoplado a su longitud, haciendo palanca con mis dedos y mis piernas, mis caderas cobraron un cadencioso movimiento sobre la erección, dejando que tronco rozara mis paderes y el fondo por completo, haciendome gemir y jadear cada vez que la punta tocaba el limite.

—ahh... Ikki...— Mi labio volvíió a ser atacado por mis dientes, mientras los sonidos de mi boca pugnaban por ser liberados.

Ikki jadea cuando se empieza a mover sobre su erección, sus manos acarician el pecho de Camus, baja a su vientre lentamente, su diestra se apodera de la erección de su amante y empieza un masaje sobre toda la extensión, su pulgar se dedica a la punta de aquel miembro, para después bajar y subir por todo lo largo.

Usando toda su habilidad se sienta en la cama para poder abrazar el cuerpo de su amado, vuelve a aprisionar aquel miembro erecto entre ellos, mientras su boca ataca con pasión descordada, sus manos bajan suavemente por su espalda, delineando el camino de su columna.

Las manos del mas joven terminan su recorrido en los redondeados glúteos del mayor, sus dedos se aferran a aquella piel, y toma control , haciendo que suba y baje sobre su cuerpo, puede sentir como la virilidad del otro es masajeada entre sus cuerpos, con un delicioso movimiento que lo excita aun más,

Apoyando todavía mi peso sobre su vientre, mi cadera fue buscando el placer que la carne provocaba dentro de mis paredes, y que al bajar de súbito de vez en cuando, tocaba el fondo de esta y me arrancaba un gemido placentero que resonaba en la silenciosa habitación.

Ser tocado de aquella forma por Ikki, provocó que mi cuerpo serpenteara, y que mis manos, en vez de apretarse sobre su cuerpo, oprimieran la carne; que mis dientes mordieran con fuerza sobre mis propios labios y que mis uñas quisieran restregarse sobre la suave superficie.

Ikki se incorpora y logra dejar su pecho pegado al mío; mis manos suben hasta su cuello y se prenden de él al mismo instante que mis labios y los suyos emprenden una guerra sin cuartel; mi erección queda atrapada y su piel suave la estimula al contacto con la mía, arracándome sonidos de placer mas intensos, fundidos con aquellas caricias a fuego sobre mi piel.

Lo amo demasiado... Podría hacer el amor una y mil veces mas con él de esta forma, de todas las formas que conozco y que aún quiero descubrir.

Mi boca dejó la suya, y mientras mis manos acariciaban su espalda y profundizaba el contacto entre nuestros cuerpos restregándome contra él piel contra piel, mis labios dejaban besos y mis dientes marcas de pasión sobre sus hombros, mejillas y torso.

EL nivel de intimidad que siente el caballero de bronce es más profunda de lo que jamás a sentido con nadie, una sensación que llena su corazón y su alma, la felicidad que invade su pecho es tan profunda que solo desea fundirse en el cuerpo de el hombre que ama y ser uno para la eternidad.

Sus embestidas suben en torno a su ansiedad, su piel se calienta a causa de su cosmos y su deseo aumenta con cada roce y cada caricia

─Te amo Camus─

le dice al oído, muerde suavemente el lóbulo de la oreja del mayor para incitarlo a responder a sus atenciones, quiere que sienta el mismo nivel de unión y entrega que el de bronce esta sintiendo, quiere que esta unión sea más profunda y que no solo sus cuerpos se fundan, sino también sus almas.

Aquél te amo hirvió mi sangre, y me hizo gemir fuerte contra su cuerpo. La mordida sobre mi oído me obligó a pegar el hombro contra su boca, con la esperanza de apaciguar un poco la oleada de placer que sentía a punto de explotar entre nuestras fricciones; aunque no queria que terminara todavía.

Busqué su boca y metí mi lengua contra la cavidad mientras exahalaba, tomaba aire y volvía a jadear de forma entrecortada. Mi piel estaba fría, pero se sentía mucho mas tibia debido a la pasión en fénix; y los vellos sobre ella estaban completamente erizados con esas caricias fervorosas

El calor me absorbe y mis manos se tensan sobre su piel; mis musculos le aprietan y el calor líquido incontenible entre nuestros cuerpos, al mismo tiempo que un aullido de placer se mezcla con el sonido de mi propia risa.

El menor le entrega su boca cuando Camus exige tomar posesión de ella, las manos calidad del ave mítica apresan el cuerpo de su amado, acariciando cada centímetro de su espalda, calienta la piel cada que pasan sus dedos sobre ellas, creando una dulce tibieza en el ambiente a causa del choque de ambos cosmos.

Ikki siente la calidez del semen de acuario entre ellos y hace que un cosquilleo se esparce por su vientre al recordar que hace poco ese semen marcaba su interior como prueba de que había hecho una comunión con el hombre que tenía en sus brazos. Sus caderas se apresuran en un vaivén sensual hasta que no puede más que dejar que su semilla se vierta en el interior de Camus, su cosmos lo arropa, lo envuelve en una oleada de placer y amor.

El fenix deja que su boca sea conquistada por su pareja, mientras es su miembro el que reclama al otro, el mas joven siente unirse como nunca lo ha hecho, y no puede soltar el cuerpo de Camus, tratando de alargar este momento.

Mis dientes toman por prisioneros sus labios con un poco de fuerza, y un suspiro ahogado procede de mis labios al sentir la escencia pegajosa y caliente que se vierte de nuestro encuentro.

Mis labios se abren y acarician los suyos con devoción, con ansias, mientras intento recuperar un poco de oxígeno y el ritmo normal de mis pulsaciones.

—Te amo...— Susurro en su boca, recordando su promesa de aquél mismo amor momentos antes.

Mi agarre lentamente se va suavizando, y mis dedos encontrando un nuevo espacio entre sus hombros.

Me siento nuevamente somnoliento, y relajado... Ikki ha drenado completamente las fuerza de mi cuerpo, y el cosquilleo que sentia recorrerme completamente el cuerpo.

—Amo ser tuyo... Como hoy, como antes... Como hace seis meses... ¿ya no te duele?— Le sonrio suavemente, mirándolo a los ojos debido a esta completa cercania.

No quisiera apartarme de él ahora, aunque sé que su erección, después de la explosión de placer retornará a su tamaño natural.

Ikki besa el hombro de Camus de manera más tranquila, lo acaricia pausadamente y quiere quedarse asi por largo rato aunque comprende que pronto tendrá que dejarlo para que ambos estén más cómodo.

sonríe ante aquella pregunta ─no, ya no me duele, solo una leve sensación de extrañar a alguien─ una expresión picara aparece en sus labios, 

Lo toma en brazos para girarlo y quedar recostados juntos y abrazados, al dejarlo ir da un pequeño gruñido al extrañar aquel cuerpo que ha sido suyo

─Yo puedo decir que ame hacer el amor contigo, y... que... ─ besa el cuello de Camus para ocultar su sonrojo ─Que me hayas hecho el amor como lo hiciste─

Sus piernas se entrelazan en un abrazo completo, Ikki no lo quiere soltar aunque esta algo inquieto pensando en como hacer esto, no sabe si el otro estará cómodo de esta manera.

Entiendo perfectamente a qué se refiere... Esa sensación de extrañar a alguien era muy nítida para mí mientras él no estaba a mi lado.

Habría sido sencillo simplemente continuar, pero después de probar sus besos y las caricias sobre mi cuerpo no pude aceptar los de nadie mas.

Sonrio con sus palabras y aprieto el abrazo que él ha ocasionado, aunque mis ojos estan cerrados y mis sentidos adormecidos... Demasiado adormecidos, sólo huelo su salvaje aroma mezclado con el mio, el jabon del hotel y el olor a sexo en el ambiente. Me siento humedo debido a mi cosmo derretido y al sudor, pero su cercania me puede demasiado.

—La próxima vez será mejor...— Murmuro con la voz apagada, pegándome un poco mas a aquél abrazo y moviendo distraidamente mis dedos por su piel. —No suelo dormir a la primera...— No despues de leer algun libro y relajarme lo suficiente para ello, pero Ikki es la mejor medicina contra el insomnio y ahora solo siento ganas de perderme entre sus brazos.

Ikki lo acoge en sus brazos mientras ve como cae en el sueño profundo, está tan cansado como él, pero no cae en el sueño tan fácilmente, aunque quiere hacerlo no puede. Parte del problema es su entrenamiento, en constante guardia, siempre atento, porque si se descuidaba podría ser asesinado.

Así que la primera hora se la paso observando a Camus dormir, por momentos acariciaba sus labios con suavidad para no despertarlo, o acariciaba sus mechones de cabello. Otro rato se paso analizando su cuerpo, y como el haber sido tomado había dejado pequeñas molestias en la parte baja de su cuerpo, lo cual le parecía algo bochornoso en cierta medida.

Después de un rato, abrazo a su amante y empezó a dormitar, aunque todos sus sentidos estaban alerta, haciendo que pudiera oír el sonido acompasado del corazón de Camus, mientras duerme.