Mi cabellera que imita en color el tono del mar no me deja realizar ampliamente mi tarea, por lo que constamente me dedico a retirarla de mi camino colgándola de un lado para otro sobre alguno de mis hombros. Mis labios no son expertos, pero al escuchar las muestras de placer de Ikki emprenden su tarea de formas que los sonidos de aquella cavidad cambian conforme el movimiento que aplica; y sólo cuando encuentra uno que le convence del todo es que continua de la misma forma.
Mis dientes retiran una parte del boxer y se ayudan con los dedos, bajándolos un poco mas, pero sin quitarlos completamente.
Sentir la forma en que Ikki hace esas caricias sobre mis dientes me lleva a mirarle con morbo e interés mezclados; cerrando ocasionalmente mis ojos para disfrutarle, pero sin dejar de tocar y acariciar su cuerpo, sobre todo aquella virilidad impregnada por liquido preseminal.
Es entonces que decido cobrar un poco de venganza y dejando aun mis dedos sobre aquellos sensuales y carnosos labios, decido que mi nariz roce su sexo y que aspire su aroma varonil y excitado mientras rozo el tronco apenas con la punta de mi lengua y decido que mis dedos jueguen con sus testiculos hinchados. Mi boca se dirije hacia aquél punto, pero no me permito tomarla todavia; no si Ikki no me lo pide y para asegurarme que lo haga lo miro con lujuria por encima de su erección; relamiento mis labios y alzando mi lengua hasta casi rozar la nariz; mis dedos libres tocan la punta donde el liquido espeso se asoma y lo llevo a mis labios de forma perversa y juguetona.
Mis dientes retiran una parte del boxer y se ayudan con los dedos, bajándolos un poco mas, pero sin quitarlos completamente.
Sentir la forma en que Ikki hace esas caricias sobre mis dientes me lleva a mirarle con morbo e interés mezclados; cerrando ocasionalmente mis ojos para disfrutarle, pero sin dejar de tocar y acariciar su cuerpo, sobre todo aquella virilidad impregnada por liquido preseminal.
Es entonces que decido cobrar un poco de venganza y dejando aun mis dedos sobre aquellos sensuales y carnosos labios, decido que mi nariz roce su sexo y que aspire su aroma varonil y excitado mientras rozo el tronco apenas con la punta de mi lengua y decido que mis dedos jueguen con sus testiculos hinchados. Mi boca se dirije hacia aquél punto, pero no me permito tomarla todavia; no si Ikki no me lo pide y para asegurarme que lo haga lo miro con lujuria por encima de su erección; relamiento mis labios y alzando mi lengua hasta casi rozar la nariz; mis dedos libres tocan la punta donde el liquido espeso se asoma y lo llevo a mis labios de forma perversa y juguetona.