En las heladas tierras de Asgard no se distinguían por tener muchas casas pero una si era imponente se diría la más importante de todas esa era la mansión de los Mizar gente respetada por todo aquel pueblo la familia era respetada por todos familia de alta alcurnia descendientes de nobles y de príncipes se podía notar una edificación grande y señorial como estancada en el tiempo que pareciera no haber sufrido los embates del clima una gran reja cierra la casa de posibles ladrones se podía ver árboles en una especie de bosque secreto.
Syd estaba sentado en un coche para dirigirse a su hogar sumido en sus pensamientos en las batallas le tocó vivir al igual que sus compañeros da un suave suspiro viendo a traves de la ventana los finos copos de nieve que caen en el camino al fín el cochero le dice que ya llegarón a su casa. El hombre abre la puerta para que el joven descienda le paga al cochero y camina hacia aquella mansión con pasos lentos y elegantes muy propios en él se podía verle ataviado con un pantalon negro y una camisa del mismo color que sus pantalones llevando una capa blanca cubriendo su cuerpo. Un hombre mayor vestido con traje de mayordomo le abre la puerta haciendo una respetuosa reverencia a lo que el chico responde levemente avanzando hacia la sala de su hogar para recorrer con su mirada el elegante interior.
-Al fín llegué a casa...-
Musita para sentarse en un sillón y cerrar sus ojos.
Syd estaba sentado en un coche para dirigirse a su hogar sumido en sus pensamientos en las batallas le tocó vivir al igual que sus compañeros da un suave suspiro viendo a traves de la ventana los finos copos de nieve que caen en el camino al fín el cochero le dice que ya llegarón a su casa. El hombre abre la puerta para que el joven descienda le paga al cochero y camina hacia aquella mansión con pasos lentos y elegantes muy propios en él se podía verle ataviado con un pantalon negro y una camisa del mismo color que sus pantalones llevando una capa blanca cubriendo su cuerpo. Un hombre mayor vestido con traje de mayordomo le abre la puerta haciendo una respetuosa reverencia a lo que el chico responde levemente avanzando hacia la sala de su hogar para recorrer con su mirada el elegante interior.
-Al fín llegué a casa...-
Musita para sentarse en un sillón y cerrar sus ojos.