Jardin Central

Después de un rato, algunos regresen empezando a revolotear en mi alrededor les sigo, por el Jardín y empiezan a volar por algunos lugares específicos. Les seguí por la afueras y luego los deje, ya que ahora sabia muy bien la ubicaciones del Rey, antes de hacer cualquier cosa, me dispuse a arreglar todas las armas que llevaba, una vez listas, arregle mi capucha y me dispuse, a caminar, si hay algo que aprendí de pequeño es a escapar de personas que no quieres ver o que son molestia.

Me tomo por sorpresa aquella persona, con un poco de nervios suspiro creo que no es momento de hablar este tipo de cosas -Pero quien diablos te ha dicho que eres pequeño??- no parecía ser pequeño, como lo era yo antes, aunque cuando me dice que es el general de este reino, los nervios son algo que no controlo -No estoy seguro de poder revelarte mi identidad... en todos los casos, ya me tengo que ir, así que creo que debo pedirte disculpas por entrar a este castillo sin permiso- hago una ademan con mi mano, y corriendo me alejo, y empiezo a saltar para subir por las murallas y colocarme en lugar mas seguro.

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Perdón , pero ya me estaba por ir jejeje

Me detengo en cero, cuando escucho el puchero del general -Dime por que quieres jugar?- pregunto observándolo desde arriba, ya que me encontraba arriba de una muralla.

Un poco sorprendido retrocedo unos pasos, y me retiro la capucha de la cabeza. -Ehh...ehh...pues... no es que no quiera jugar...mejor dicho no se a que te refieres- aun mas sorprendido observo los actos infantiles de Dohko -Y no he dicho que seas feo... de hecho creo lo contrario- me cruzo de brazos y cierro los ojos -Ademas a este reino vienen espías...por que lo crees...este reino es hermoso...quien no quiere vivir aquí?...en tan lindo paraíso- sonrió un poco, la verdad no mentía al decir que este reino era distinto a otros y era muy lindo en verdad.

Un poco nervioso y sorprendido lo observo y le respondo -mmm...yo no vengo por la muerte del Rey Camus- decía pensativo, con un dedo en la mejilla, mientras miraba a Dohko -No puedo negar que eres lindo...si alguien te ha dicho feo creo que es un gran mentiroso....pero si quieres jugar....muy bien juguemos, pero que no sea pelea o lucha, no es mi estilo ese... así que...que tienes en mente- sonríe un poco y lo observa.

Un tanto sonriente, por la actitud de Dohko, un poco dudoso le observo, no se si deba revelar mi identidad, aunque a veces me daba igual -Pues no deberías hacer maldades en tu reino no crees?...Mi nombre es Milo...soy alguien que no tiene mucho interés por herir a las personas- sonrió y observo el cielo para seguir hablando -Muy bien...pero debes guiarme yo no conozco este lugar...si quieres saber mi edad...tendras que decirme cual es la tuya primero...- sonrió y lo observa curioso.

Sonrió de un forma dulce, que rara vez si mostraba, pero por alguna razón quería demostrar cela a Dohko -Muy bien, creo que te gano por un año , yo tengo 21- sonrió nuevamente y miro al suelo, al parecer estaba un poco alta esta muralla, a diferencia de otras, así que tomo de la cintura a Dohko con una mano y -Sujeta te!!- le digo y luego sin mas salto del muro, cayendo junto con Dohko al suelo de pie. -Vamos... ahora que me lo recuerdas a decir verdad no he comido en unos días, pero no creo que haya que preocuparse por eso..vamos- decía mientras lo observaba sonriente y curioso, esta persona me llamaba mucho la atención.

Iba de nuevo con el puchero porque era hasta mas grande que el, cuando lo tomade la cintura para bajarlo, eso si que le habia dejado fuera de balance.

-jeje gracias, bueno entonces sigueme te llevare a mi cuart para que nadie moleste- decia guiandolo, en el camino unos guardias los detienen pero al ve de quien se trataba Dohko los saluda y los guardias les deja pasar, en el camino se encuentran algunos sirvientes y Dohko les pide que les lleven de comer

-sigueme es por aqui- le sonrie y le guia

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bueno sigue a Dohko

Explaya unas sonrisas y una pequeña carcajada modesta al ver el puchero de Dohko -Muy bien yo te sigo- sin vociferar otra palabra le sigo por los caminos del Jardín y a veces veía a algunos guardias, aunque al estar con Dohko el general no me decían nada.

Después de correr un buen rato por los largos pasillos de este castillo, me escapo hacia el Jardín, donde al fin puedo descansar "Maldición necesito saber sobre el Rey, pero como hago para que los malditos guardias me dejen en paz" suspiro resignado, por lo que se, el Rey se encuentra en el Salón de Audiencias y debo ir allí, pero no creo conveniente "interrumpir" platicas de cosas que no son de mi interés.

"Que hago??" me pregunto mientras me apoyo, de un árbol cercano "Voy a ese salón o no?" recuerdo la razón de mi *estar* aquí..."si no voy a ese maldito salón el Rey Shura querrá asesinarme" suspiro "tendré que ir ahí" me dispongo a caminar por los alrededores buscando la forma mas fácil e in cubierta de entrar sin ser descubierto por los guardias del lugar.

"Maldición" recalco en pensamientos mientras siento ser ahorcado, y me sorprendo al ver que es ese general -QUE TE SUCEDE?!!- digo enojado por la forma en la que me lanzo, odio me traten así -Si no sabes de donde vengo no me molestes!!!!!!!!- digo con enojo colocándome de pie y sacando mi espada apuntándola a su rostro -No tengo tiempo para perder lo contigo...adios. empiezo a correr en dirección opuesta, mientras salto sobre una de las murallas, alejándome del lugar con la espada en la mano, en dirección a ese maldito salón de audiencias.

Me deja inconsciente por unos segundos, este tipo de golpes no son nuevos para mi -Maldito me las vas a pagar!!!!- me coloco de pie dificultosamente y sostengo en mi mano la espada, respiro agitado y luego tomo firmemente mi espada, dándole el mismo juego que me hizo. Lo pateo en el estomago dejándolo en el suelo, camino hasta el y lo observo con la punta de mi espada en su pecho, en lado exacto del corazón -No me molestes oíste!!!, yo no corto cabezas, pero si mato- digo con una sonrisa burlona y siniestra, luego dirijo la punta de mi espada, al cuello y le hago una pequeña cortadura en el -Me voy- vocifero mientras me aseguro de que no se pueda colocar de pie mientras escapo y sigo mi camino, perdiéndome de su punto de vista.

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Ahora si me fui