Habia salido del reino hacia poco, vengo montado en mi caballo blanco, el lugar esta practicamente abandonado asi que sin problemas lo dejo aqui, es de mis mejores caballos pura sangre, soy el rey y merezco eso y mas, traigo un regalo a mi pequeño compañero de esta noche es solo informacion la que quiere darme pero me gustaria mas llevarlo conmigo a Kraken..
Me tomo tiempo deshacerme de minisitros y oficiales, no me dejaban en paz por seguirme, los criados movidos por el castillo y todos tratando de saber a donde voy, simplemente me cambie de ropa a una mas obscura, mi capa y capucha cubriendo mi rostro y cabello, tenia que ser muy precavido, a unos 5 kilometros quedaron mis soldados y como fiel a mi palabra vine solo.
Bajo del caballo y comienzo a buscarlo, ni modo de llamarlo ni siquiera se su nombre, entonces camino entre aquellas piedras y ademas de aquel canto de los grillos y el croar de las ranas...eschucho una melodiosa voz, la sigo y lo encuentro, mi sorpresa es mayuscula al ver al mismo joven que vi hace tiempo en este lugar, bueno las mismas ruinas solo que...su cabello esta completamente descubierto y sus labios se mueven al son de esa bella cancion.
Creo que no me ha visto, saco de entre mis ropa mis espadas, ambas con mangos de oro y platino que clavo violentamente en la tierra en forma de X, prometimos venir desarmados y es mi palabra hacerlo, por ello le muestro mi trato.
Hablo fuerte y duro, serio y frio.
-Tienes mucho esperando?
Estaba abosrto por su belleza, su hermosura, él en cambio no me ha visto....no conoce mi rostro.