Templo Budista en la India

-Tu... no sabes lo que sientes por mi? eso tratas de decirme?
No te pido que lo sepas, solo te pido que me dejes quererte a mi manera...

Escuchó sus palabras, apenas como un susurro que le entraba lento y claro por sus oidos, abrio los labios pero no produjo sonido alguno, entrecerro los ojos confundido, aquello se acentuó cuando sintio al ariano rodearle en un calido abrazo y sentía sus dedos enrredarse en su largo cabello, lo miro curioso a los ojos sin intentar esconder su sorpresa cuando le acarició la mejilla.

-..Si es lo que intento decirte...-Respondió finalmente, sus pupilas dejaron de dilatarse y su expresión cambió a una más serena, se obligaba constantemente a volver a ese estado de total calma, como si no existiera nada que pudiese alterarlo, y sin embargo se encontraba nervioso y sentia el leve cosquilleo que le recorria todo el cuerpo. -Mu... quizás si me dieras algun tiempo para entenderlo... podría descifrar lo que siento... quizás si me ayudaras a comprenderlo...-Se sintió un tanto egoista al pedirle eso, pero también sabia que el lemuriano sería el único que lo ayudaría.

Ahora el sorprendido era el ariano, pues de entre todas las respuestas que habia repasado mentalmente, aquella fue la única que nunca se le ocurrió.
Shaka no dejaba de verse cada vez mas bello y resplandeciente, pues ahora estaba descubriendo facetas en él que no imaginaba. Observó como todos sus vellos se erizaban por el sutil contacto y esto lo hizo estremecerse, luego con un gesto complacido asintió, tomando sutilmnete el mentón de Shaka.
Por primera vez en la vida sentía que tenia algo por enseñarle.

-Claro, solo dime como te gustaría que lo hicieramos?

Preguntó de un modo interesado que quizas podria sonar sugerente pero en este caso su intención era saber que tenia Shaka en mente, como pensaba aquel santo que se debian experimentar aquellas cosas.

-O bien, que necesitas?
Preguntó para tratar de ser más claro y tambien para dejarle saber que no iba a presionarlo y que como siempre, si asi lo deseaba el virginiano, le daría su espacio para meditar.

Aquello lo tomo por sorpresa una que se ocupo de no expresar, se llevo la mano al mentón pensando que es lo que neceistaba, realmente no lo había pensado... El podría dar una "explicación" de lo que era el amor, de lo que significaba para una persona querer a otra, el cuidar de otros y muchas cosas más, pero cuando se trataba de definir un sentir como aquel, no encontraba la forma exacta ni perfecta de acomodar sus ideas, mucho menos sabia que podia necesitar para comprenderlo.

-Nunca lo había pensado...-Soltó la otra mano del ariano y se enfoco en sus ojos y en su rostro, pasando la yema de sus dedos por su largo cabello. -¿Qué podría necesitar?- Cuestiono observando el mechon lila que se enrredaba ahora en sus dedos. -Es ironico pensar que yo la reencarnación de Buda tenga problemas en entender algo así...-El tono de su voz era algo amargo y serio, casi sonaba más que ironico sarcastico. Cerro sus ojos de nuevo y fue soltando lentamente el largo cabello de su acompañante, suspiro y elevo ligeramente su cosmos esperando encontrar cierto equilibrio en sus emociones, mientras pensaba en que era en lo que el ariano podria ayudarle.

Por un momento una extraña idea le cruzo por la mente y no dejó de darle vueltas a la cabeza, pero por más que tratara de descartarla, era la única cosa que se le ocurría.
Dio un par de pasos que resonaron por la habitacion, caminando al tiempo que pensaba, de un extremo a otro. Finalmente sonrió de medio lado y volvió a su encuentro con el cuerpo de Shaka, interceptandolo desde atras.

-Se me ocurre algo que quizas pueda ayudarte...

Dijo tomando suavemente la cintura del hindú y propinandole una caricia un tanto sensual. Aspiró el aroma de los dorados cabellos y se deleitó con el tan solo para soltarlo con lentitud y suavidad esperando la respuesta del rubio ante su cortejo, si es que se habia percatado de su insinuación.

Bajó su mirada dejando que sus ojos observaran detenidamente la mano que se apoyaba en su cintura, su respiración cerca de su nuca lo puso repentinamente nervioso pero permaneció tranquilo como siempre solia hacerlo, ladeo un poco el rostro mirandolo de reojo tan cerca de su cara.

-Entiendo a donde quieres llegar Mu, pero quizás sea demasiado, no lo crees?...-Tomo la mano que descansaba sobre su cuerpo sin apartarla de su cintura, se movio un poco ladeando su cuerpo, tomo la otra mano del ariano y lo atrajo hacia él lo suficientemente cerca como para soltarlo y apoderarse de su rostro y poder unir sus labios con los del lemuriano.

Mu se dejó llevar docilmente por las manos del hindú y gustosamente unió sus labios a aquellos que habia ansiado durante tanto tiempo. Al principio fue un beso timido y practicamente casto pero aquella intimidad le pareció demasiado sensual como para dejar pasar la oportunidad.
Ya ni siquiera el hecho de estar en el templo de Buda lo detendría, pues de por sí habia callado durante una eternidad.
Aquel instante le supo como un pedazo de cielo y mientras cerraba los ojos y acariciaba con sutileza la cintura de Shaka, deseaba que pudieran estar así para siempre.
Empujó con suavidad el cuerpo del rubio contra la pared con tal de no darle escapatoria y lo besó con toda la pasión de la que fue capaz. Devorandose los suaves y carnosos labios junto con el resto de su boca.
Su cuerpo le demandaba más y más pero finalmente fue su buen juicio lo que lo hizo tener un poco más de paciencia y esperar a la reaccion de su compañero para saber si detenerse o continuar...

Cientos de millones de kilómetros he tenido que recorrer para llegar a este remoto lugar, el cansancio me mata, y todo porque la conciencia no me deja dormir en paz. Hace unos años que abandone el santuario y me perdí, ahora que regreso me da miedo volver y encontrarme con que todo ha cambiado, con que él ha cambiado… Me ha cambiado.

La tristeza invade mi cuerpo, y se refleja cual espejo en mi rostro, paso por los pasillos del templo sin importarme nada, lentamente, con la mirada perdida, hasta que unos monjes me interceptan y me preguntan quién soy… ¿Quién soy?, ¿Acaso me están tomando el pelo?, ¿Cómo no me reconocen?, ¿Es que acaso Shaka no les habla de mí?... Que mal amigo es.

--Ineptos, apártense de mi camino, vengo a ver a Shaka de Virgo, así que más les vale no demorarme—

Comienzo a gritar de repente, formando un gran escándalo, lo cual altera a los monjes, que muy asustados intentan callarme la boca, pero yo sigo y sigo gritando, rompiendo con el silencio que acá se puede disfrutar o más bien se podía, porque con mis gritos ahora todo es un caos total. He venido a ver a Shaka y no me ire sin verlo, es indispensable para mi estar en un retiro espiritual, y quien mejor que él para ayudarme.

Los condenados monjes intentan de todas las maneras posibles hacerme callar, tanto es su afán por silenciarme que traen cientos de sabanas e intentan cubrirme con ellas, pero antes de que si quiera puedan alzar un brazo, elevo mi cosmos violentamente provocando una ráfaga de aire que los hace estremecer junto con la cual emito un ligero pero firme gruñido, logrando con esto que retrocedan y sientan mucho más temor hacia mí, lo cual me provoca una gran satisfacción.

Tanta es mi complacencia que sostengo una risa malévola por un largo rato hasta que un peculiar aroma activa mi sentido del olfato. Para luego darme vuelta y ver como se asoma por un costado la persona que he venido a buscar, y la forma en que se presenta me hace volver a reír, pero esta vez por diversión más que maldad. Y le respondo casi de inmediato al escuchar mi nombre.

--Shaka…--

Pronuncio con mucha suavidad y sensualidad, tomando entre mis dedos un mechón de cabello de manera juguetona, clavando mi mirada ardiente en su cuerpo, y dejando mis labios entre abiertos para lamerlos insinuantemente, mientras le observo acercarse, con su característica paciencia, para luego escuchar con mucha atención su sermón.

Igual que siempre, ¿Qué tanto daño puede causar un poquito de ruido?, además tampoco he hecho un escándalo, si apenas fueron unos gritos bajitos, no se porque exageran tanto, yo tan inocente y tranquilo. Lo que pasa es que estos monjes no saben lo que es bueno.

Resoplo al mismo tiempo que agito mi larga melena azulina al aire, mostrándome indiferente a sus palabras, y solo me limito a seguirle, en el camino varios monjes le hacen reverencias a Shaka, y cuando dirigen sus miradas hacia mi se las devuelvo cargada de una siniestra maldad, logrando que se estremezcan del miedo.

Al estar en la habitación de Shaka, no puedo evitar emitir una carcajada, como me amo, aunque al verlo sentado en la posición de loto, serio, con sus ojos eternamente cerrados, algo dentro de mí se quiebra, provocando que una dulce sonrisa se dibuje en mi esplendido rostro y como si me tratara de una pluma, caigo lentamente al suelo de rodillas.

--No estoy bien, Shaka, siento mi vida vacía, cada día que pasa me siento más y más solo, llevo el nombre de una Diosa que representa el amor en todos los ámbitos, pero parece que en vez de jugar a mi favor está en contra. Diferentes cosas han provocado que salga del Santuario, y de tanto caminar llegue acá sin saber cómo—


De rodillas le hablo suavemente al de dorados cabellos, pero sin fijar mi mirada en sus parpados cerrados, ya que están fijos en el frio suelo que me tiene sujeto fuertemente mientras por mi rostro lágrimas comienzan a circular, goteando hasta estrellarse con el piso para así desintegrándose en una ligerísima explosión. Y el viento frio que se cuela dentro, no hace más que estremecer y erizar mi piel. Todo este ambiente me provoca aún más soledad, y el silencio de Shaka no me consuela.