Tong Hu , mi amado general
No entendía por qué sentí una gran felicidad cuando me diste aquel sencillo presente, esa vez que fue mi cumpleaños número catorce. Todos en el reino habían dado sus más excelsos presentes hacia mi persona pero tú me diste algo tan sencillo que, hiciste de mi día el más maravilloso de todos. Años más tarde entendería que aquella emoción que sentía esa vez era el inicio de un hermoso sentimiento llamado amor.
Este sentimiento me causaba ciertos temores, porque era la primera vez que lo sentía sin embargo me emocionaba tenerlos y que tu fueras el causante de ellos. Después de la muerte de mi padre tuve que estar en el poder y con ello mantener en secreto todo el amor que sentía por ti, el cual, para ese entonces ya desbordaba de los límites de la razón. Fue una labor tan dolorosa y sobre todo desesperante, el tenerte frente a mí, dándote órdenes y no expresarte abiertamente todo lo que yo sentía por ti, que como con tu mirar me hacías trasladar a un edén único, como el tacto reverencial de tus manos fibrosas y callosas me hacían caer en un estremecimiento, la gran angustia que sentía cuando ibas al campo de batalla para cumplir mis órdenes de erradicación al enemigo.
Acepto que, muchas veces soy impulsivo en mis acciones, que hago barbaridades que solo causan problemas y que te ponen en aprietos en muchas ocasiones pero cabe decir que, lo hago no solo por defender mi reino y mi familia sino para proteger el más grande tesoro que tengo en mi vida: tú
Mi amor por ti es único, mi amor por ti es tan infinito como aquel manto estelar que nos cubre en esas noches veraniegas, mi amor por ti es mi vida misma. Si tú estás bien yo lo estaré, tu felicidad es la mía y tu destino es el mío.
Ante todos yo soy el rey, pero ante ti solo soy Camus, el hombre que tanto te ama y se entrega totalmente a ti, y tú para mi eres mi dios, mi todo, mi propósito de vida y elixir de alegría.
Por ti he de cuidarme, por ti he de amarme, porque al final de cuentas tu y yo somos uno solo, nuestro corazón y nuestra alma se entrelazan en un infinito cordón de amor
Siempre tuyo para la eternidad
Camus Wyvern
No entendía por qué sentí una gran felicidad cuando me diste aquel sencillo presente, esa vez que fue mi cumpleaños número catorce. Todos en el reino habían dado sus más excelsos presentes hacia mi persona pero tú me diste algo tan sencillo que, hiciste de mi día el más maravilloso de todos. Años más tarde entendería que aquella emoción que sentía esa vez era el inicio de un hermoso sentimiento llamado amor.
Este sentimiento me causaba ciertos temores, porque era la primera vez que lo sentía sin embargo me emocionaba tenerlos y que tu fueras el causante de ellos. Después de la muerte de mi padre tuve que estar en el poder y con ello mantener en secreto todo el amor que sentía por ti, el cual, para ese entonces ya desbordaba de los límites de la razón. Fue una labor tan dolorosa y sobre todo desesperante, el tenerte frente a mí, dándote órdenes y no expresarte abiertamente todo lo que yo sentía por ti, que como con tu mirar me hacías trasladar a un edén único, como el tacto reverencial de tus manos fibrosas y callosas me hacían caer en un estremecimiento, la gran angustia que sentía cuando ibas al campo de batalla para cumplir mis órdenes de erradicación al enemigo.
Acepto que, muchas veces soy impulsivo en mis acciones, que hago barbaridades que solo causan problemas y que te ponen en aprietos en muchas ocasiones pero cabe decir que, lo hago no solo por defender mi reino y mi familia sino para proteger el más grande tesoro que tengo en mi vida: tú
Mi amor por ti es único, mi amor por ti es tan infinito como aquel manto estelar que nos cubre en esas noches veraniegas, mi amor por ti es mi vida misma. Si tú estás bien yo lo estaré, tu felicidad es la mía y tu destino es el mío.
Ante todos yo soy el rey, pero ante ti solo soy Camus, el hombre que tanto te ama y se entrega totalmente a ti, y tú para mi eres mi dios, mi todo, mi propósito de vida y elixir de alegría.
Por ti he de cuidarme, por ti he de amarme, porque al final de cuentas tu y yo somos uno solo, nuestro corazón y nuestra alma se entrelazan en un infinito cordón de amor
Siempre tuyo para la eternidad
Camus Wyvern