Visita al cementerio antes del secuestro.
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El frío de la noche atraviesa la delgada camisa de oscuro color, y se pega a mi piel como agujas que la hacen estremecer con su toque; mis manos intentan brindar un poco de consuelo sobre mis brazos, pero su temperatura y tamaño no es suficiente para opacar la molestia; y quisiera decir que con la emanación de cosmo es suficiente para poder calentarme, pero no quiero que nadie sepa de mi presencia en este sitio, prefiero seguir como amante de las sombras en el más absoluto silencio del cementerio.
No sé por qué estoy aquí en primer lugar; debería haber vuelto a mi templo hace más de una hora, pero creo que decidí olvidar por un momento quien era y refugiarme en el sitio donde debería estar, porque yo me siento más un muerto que un ser viviente.
Pienso que habría sido mejor morir en batalla por la Diosa Athena y por preservar esta tierra, por la gente que habita en ella, y no vivir consumido por este sentimiento... Eso es mucho más deshonroso.
No quisiera decir que me he rendido del todo y planeo reunirme bajo tierra con estos muertos, pero tampoco puedo decir que estoy del todo dispuesto a continuar así. Quisiera decir que puedo tomar mis piernas y manos para avanzar, pero la molestia que siento en esta honda soledad no puedo acabarla con la potencia de un golpe a mil rayos luz luz; no... este sentimiento es más terrible y fuerte que yo mismo y me está consumiendo lentamente; es como un veneno que me corre por la sangre y que debilita los latidos de mi corazón humano, aunque aún continuo siéndolo. Quisiera no pensar y tener la oportunidad de cambiar... solamente una oportunidad para ver y sentir algo más, pero el motivo por el que vine a este mundo ha desaparecido con esta "nueva vida". Y yo ya no me siento más el honroso caballero de Leo, ni siento este Santuario como mi hogar; nunca lo he sentido. Las personas que aquí he conocido me han dado las espalda completamente y todos esos buenos sentimientos con los que vine al mundo han sido manchados y corrompidos por la tenebrosa oscuridad de mi alma, oscuridad que día tras día se alimenta más.
A pesar de eso no puedo rendirme... ¡No puedo! Mis garras y colmillos de león me obligan a mantenerme de pie, y seguir... Seguir aunque realmente no tenga a donde ir...
Creo que ningún sitio en todo el Santuario se siente tan amigable como este cementerio, por lo menos el silencio me permite respirar y sus muertos, sentarme a descansar...