Cuidalo
Shion & Teneo
PG 13
Shion & Teneo
PG 13
Diez años tenía de haber terminado la guerra santa, cuatro años en el Santuario, al lado de Shion, me había ganado su confianza con mi trabajo día a día, y también había ganado seguridad en mí mismo en ese tiempo, cuando llegue no me sentía merecedor de mi armadura, hoy la visto con orgullo y la gente empieza a reconocerme como la estrella gigante más brillante de la constelación que me rige, orgulloso me muevo por el Santuario y los alrededores, aún así, creo que jamás me sentiré lo suficiente para hacerme llamar Aldebarán, como “Él”, aquel que fue como un Padre para mi, aquel maestro al que tanto ame.
Hace dos años que comparto mi vida con el Patriarca más allá de lo que puedo aceptar, poco a poco me enamoré de él y fue muy difícil llegar, lo acepto, la sombra de Libra aún se cierne sobre nosotros, es algo con lo que he aprendido a vivir, me he entregado a Shion sin reservas, mi vida es suya estoy a su voluntad. Por Dohko siento un infinito respeto, fue amigo de mi maestro y él ha seguido el camino que Athena nos marcó. Noble entre los nobles, sobreviviente al igual que el hombre que amo.
He tratado de vivir con los principios que mi maestro me enseñó, pero el corazón es difícil de domar y mi corazón encontró la paz y la belleza en la mirada de Shion.
Pocas veces estoy en la Casa de Tauro, soy más necesario en muchos otros lugares, pero esta tarde simplemente no hay mucho que hacer y observo el atardecer que se ve eclipsado por la desordenada melena del Muviano que se acerca a mi con esa mirada melancólica que acaba por resultarme seductora, con respeto bajo una rodilla al suelo y hago una reverencia buscando besar su mano sin poder evitar sonrojarme, él viste el manto de Patriarca, rara vez usa el yelmo.
- ¡Teneo!, ¡querido Teneo!, sabes que no tienes que hacer eso.
Toma mi rostro con ambas manos y se inclina para besar mis labios, cierro mis ojos y sonrío como única respuesta, no podría hacer más en público, no lo haría, pero sé que cuando hace eso es porque se colara en mi cama esa noche, la sola insinuación me hace estremecer, hacerle el amor en estos últimos meses me ha hecho adicto a él.
- Señor, a sus ordenes.
Shion se sigue de largo, tenemos nuestro código, sé que me visitara y yo lo esperaré ansioso.
Preparó una cena y visto mi mejor túnica, sacó el mejor vino, uno que he conseguido en una misión en Italia, sólo para él compró esas cosas, aunque con todos los regalos que recibe seguro no es gran cosa.
Ya muy noche lo escuchó entrar y enciendo las velas mientras lo observo, elegante se sienta frente a mi. Su sonrisa en estas noches es diferente, tiemblo de sólo imaginar su piel desnuda en mis manos otra vez, me siento dominado por su piel blanca, suave, tan perfecto como los de su raza, así los veo.
Sin embargo esta noche hay algo diferente en sus ojos, un reproche, me toma de la mano y cierra los ojos, veo lo que ve. El recuerdo fluye con mi mente, y me siento avergonzado.
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Mi última misión en Jamir era apoyar el pueblo en la edificación del templo que fue derrumbado por espectros años atrás, sin embargo no he regresado al Santuario al terminar, me voy a China, voy buscando a Dohko, lo confieso, mi corazón no tiene paz sabiendo de su existencia, tenía que confesarle lo que estaba pasando, pues en mi juventud supe cuanto se amaron y sé lo difícil que es terminar con algo así, olvidar a Celintha fue para mi un calvario, pero lo logre, y seis años después, al reencontrarle sólo fue un lindo recuerdo.
Pero lo de ellos, eso fue diferente, fue muy fuerte.
La imponente Cascada de Rozan, el aire fresco de las montañas, un lugar hermoso y perfecto para la contemplación, me hubiera gustado venir en otras circunstancias.
- ¡Teneo! - la voz inconfundible de Dohko me llama.
Subí hasta lo más alto, donde inicia la imponente caída, Dohko está ahí, en flor de loto, meditando, haciéndose ¿viejo?, si, apenas habían pasado poco más de 10 años pero Dohko parece de ¿50?, ¿60?, pero aun se ve fuerte y reconocible.
- Señor Dohko - lo tengo ya de frente y sus ojos se ven cansados, su mirada triste contrasta con la tranquilidad que emana de su cosmos.
- Luces bien en tu armadura - bajo el rostro y mi corazón late acelerado - Aldebarán estaría orgulloso de tí, he estado al pendiente de tus misiones, no es difícil, sólo quedan dos caballeros dorados moviéndose por aquí y por allá.
Dohko suelta una risa que no sé cómo interpretar.
- Necesito hablar con usted.
- He notado tu falta de tranquilidad, no es propia de tí, ni de tu estrella.
- Es Shion.
- Shion está bien, si no lo fuera lo sabría.
- Estoy con Shion.
La cara de Dohko refleja algo que no había visto antes, ¿celos?, ¿sorpresa?, ¿soledad?, yo mismo me sorprendo, ¿por qué si dice que nos ha seguido con su cosmos no lo sabía?, entendí de inmediato, Shion busco como ocultarlo, Shion logró engañarlo con alguna suerte de Ilusión. La mirada de Dohko sigue fija en un punto, pero ha logrado transmitirme algo que me ha provocado un nudo en la garganta.
- No puedo hacer nada, era lógico que él buscará a alguien más.
- Lo siento.
La concentración del Caballero de Libra se rompe y me mira, una sonrisa triste me deja ver los buenos momentos entre ellos, el amor que se tenían, toda la intensidad de lo que compartieron y me siento él ser más sucio en la faz de la tierra. Se levanta dejando su lugar de reposo, camina hacia la cabaña al fondo dándome la espalda
- Eligió al mejor - no es que hubiera mucho de donde elegir pienso para mi mismo mientras entreabro los labios sorprendido por sus palabras - cuidalo, mientras tu vida dure, debes saber que él va a envejecer más lento que tu, que te llenarás de canas y arrugas, sin embargo él seguirá casi igual.
- Y me cambiara por alguien más joven - digo inseguro en un susurro doloroso.
Dohko se detiene, sigue sin mirarme.
- No lo subestimes, no te subestimes.
Lo sigo un par de pasos, mirando su espalda recta, su porte sigue siendo fuerte y seguro, su cosmos ha cambiado.
- Lo siento - repito con una pena que me agobia.
- No era necesario que vinieras a decirmelo, sabía que pasaría, no esperaba que él me aguardara un regreso que no vendía, la longevidad de su raza hace que eso sea lo más normal en ellos, y también sé que él hubiera buscado ocultarme lo que sucedía, así fuera por una eternidad - hay cierta molestia en su voz, ¿acaso me he equivocado?
- Lo amo, es lo más valioso y preciado para mi.
- Lo sé, lo siento en tu voz, me alegra que estés cerca, me alegra que no este solo
Lo sigo en silencio, con cierta pena y arrepentimiento.
- Me dio gusto verte, noble Teneo de Tauro.
Dohko abre la puerta de la cabaña y la cierra tras de sí. Me doy la vuelta y retomo mi camino, ahora sé que no debí venir.
=================================================================================================
Shion suelta mi mano, no levanta la vista, termina su cena y se sirve más vino, ya no me mira más.
- Fue delicioso Teneo, me encanta tu comida, gracias por la cena y por la compañía - apenas me mira, ya no como antes, se levanta y me da la espalda.
¿Acaso lo he perdido?, mi decisión fue tan mala, lo sigo y le tomo el brazo, sé que soy imprudente, sé que es el Patriarca, pero también es el hombre que amo.
- ¿puede hacer algo para corregir esto?
- Dame tiempo, si hacemos algo esta noche le haré el amor a Dohko, él te dejó impregnado.
No me da la cara, la sorpresa no desaparece. Lo veo dejar la casa de Tauro, mi corazón se comprime, por segundos, sólo segundos pensé decirle, “no me importa, te necesito, quedate conmigo” pero fue entonces que vi lo valioso de lo ocurrido, la inseguridad me había hecho pensar muchas veces en si él solo me usaba para olvidarlo.
Lucho por convencerme de que hay una oportunidad para los dos.
Ahora que Athena esta lejos del Santuario, que la Guerra parece estar lejos, lucharé por hacer que se quede junto a mi, por conquistarlo, por disfrutar de él mientras mi juventud duré, porque después no sé si continuaremos.
No me rendiré, no dejaré que este amor termine, no así, no esta vez.
Con ese firme pensamiento me voy a la cama, soy testarudo, igual que mi maestro lo fue, no dejaré a Shion, he consagrado mi vida a Athena, pero él es lo segundo más importante en mi vida, y aunque esta noche no será mío no cederé en esta lucha, no perderé esta vez, no a él.
Lo siento Dohko, lo siento maestro.
Hace dos años que comparto mi vida con el Patriarca más allá de lo que puedo aceptar, poco a poco me enamoré de él y fue muy difícil llegar, lo acepto, la sombra de Libra aún se cierne sobre nosotros, es algo con lo que he aprendido a vivir, me he entregado a Shion sin reservas, mi vida es suya estoy a su voluntad. Por Dohko siento un infinito respeto, fue amigo de mi maestro y él ha seguido el camino que Athena nos marcó. Noble entre los nobles, sobreviviente al igual que el hombre que amo.
He tratado de vivir con los principios que mi maestro me enseñó, pero el corazón es difícil de domar y mi corazón encontró la paz y la belleza en la mirada de Shion.
Pocas veces estoy en la Casa de Tauro, soy más necesario en muchos otros lugares, pero esta tarde simplemente no hay mucho que hacer y observo el atardecer que se ve eclipsado por la desordenada melena del Muviano que se acerca a mi con esa mirada melancólica que acaba por resultarme seductora, con respeto bajo una rodilla al suelo y hago una reverencia buscando besar su mano sin poder evitar sonrojarme, él viste el manto de Patriarca, rara vez usa el yelmo.
- ¡Teneo!, ¡querido Teneo!, sabes que no tienes que hacer eso.
Toma mi rostro con ambas manos y se inclina para besar mis labios, cierro mis ojos y sonrío como única respuesta, no podría hacer más en público, no lo haría, pero sé que cuando hace eso es porque se colara en mi cama esa noche, la sola insinuación me hace estremecer, hacerle el amor en estos últimos meses me ha hecho adicto a él.
- Señor, a sus ordenes.
Shion se sigue de largo, tenemos nuestro código, sé que me visitara y yo lo esperaré ansioso.
Preparó una cena y visto mi mejor túnica, sacó el mejor vino, uno que he conseguido en una misión en Italia, sólo para él compró esas cosas, aunque con todos los regalos que recibe seguro no es gran cosa.
Ya muy noche lo escuchó entrar y enciendo las velas mientras lo observo, elegante se sienta frente a mi. Su sonrisa en estas noches es diferente, tiemblo de sólo imaginar su piel desnuda en mis manos otra vez, me siento dominado por su piel blanca, suave, tan perfecto como los de su raza, así los veo.
Sin embargo esta noche hay algo diferente en sus ojos, un reproche, me toma de la mano y cierra los ojos, veo lo que ve. El recuerdo fluye con mi mente, y me siento avergonzado.
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Mi última misión en Jamir era apoyar el pueblo en la edificación del templo que fue derrumbado por espectros años atrás, sin embargo no he regresado al Santuario al terminar, me voy a China, voy buscando a Dohko, lo confieso, mi corazón no tiene paz sabiendo de su existencia, tenía que confesarle lo que estaba pasando, pues en mi juventud supe cuanto se amaron y sé lo difícil que es terminar con algo así, olvidar a Celintha fue para mi un calvario, pero lo logre, y seis años después, al reencontrarle sólo fue un lindo recuerdo.
Pero lo de ellos, eso fue diferente, fue muy fuerte.
La imponente Cascada de Rozan, el aire fresco de las montañas, un lugar hermoso y perfecto para la contemplación, me hubiera gustado venir en otras circunstancias.
- ¡Teneo! - la voz inconfundible de Dohko me llama.
Subí hasta lo más alto, donde inicia la imponente caída, Dohko está ahí, en flor de loto, meditando, haciéndose ¿viejo?, si, apenas habían pasado poco más de 10 años pero Dohko parece de ¿50?, ¿60?, pero aun se ve fuerte y reconocible.
- Señor Dohko - lo tengo ya de frente y sus ojos se ven cansados, su mirada triste contrasta con la tranquilidad que emana de su cosmos.
- Luces bien en tu armadura - bajo el rostro y mi corazón late acelerado - Aldebarán estaría orgulloso de tí, he estado al pendiente de tus misiones, no es difícil, sólo quedan dos caballeros dorados moviéndose por aquí y por allá.
Dohko suelta una risa que no sé cómo interpretar.
- Necesito hablar con usted.
- He notado tu falta de tranquilidad, no es propia de tí, ni de tu estrella.
- Es Shion.
- Shion está bien, si no lo fuera lo sabría.
- Estoy con Shion.
La cara de Dohko refleja algo que no había visto antes, ¿celos?, ¿sorpresa?, ¿soledad?, yo mismo me sorprendo, ¿por qué si dice que nos ha seguido con su cosmos no lo sabía?, entendí de inmediato, Shion busco como ocultarlo, Shion logró engañarlo con alguna suerte de Ilusión. La mirada de Dohko sigue fija en un punto, pero ha logrado transmitirme algo que me ha provocado un nudo en la garganta.
- No puedo hacer nada, era lógico que él buscará a alguien más.
- Lo siento.
La concentración del Caballero de Libra se rompe y me mira, una sonrisa triste me deja ver los buenos momentos entre ellos, el amor que se tenían, toda la intensidad de lo que compartieron y me siento él ser más sucio en la faz de la tierra. Se levanta dejando su lugar de reposo, camina hacia la cabaña al fondo dándome la espalda
- Eligió al mejor - no es que hubiera mucho de donde elegir pienso para mi mismo mientras entreabro los labios sorprendido por sus palabras - cuidalo, mientras tu vida dure, debes saber que él va a envejecer más lento que tu, que te llenarás de canas y arrugas, sin embargo él seguirá casi igual.
- Y me cambiara por alguien más joven - digo inseguro en un susurro doloroso.
Dohko se detiene, sigue sin mirarme.
- No lo subestimes, no te subestimes.
Lo sigo un par de pasos, mirando su espalda recta, su porte sigue siendo fuerte y seguro, su cosmos ha cambiado.
- Lo siento - repito con una pena que me agobia.
- No era necesario que vinieras a decirmelo, sabía que pasaría, no esperaba que él me aguardara un regreso que no vendía, la longevidad de su raza hace que eso sea lo más normal en ellos, y también sé que él hubiera buscado ocultarme lo que sucedía, así fuera por una eternidad - hay cierta molestia en su voz, ¿acaso me he equivocado?
- Lo amo, es lo más valioso y preciado para mi.
- Lo sé, lo siento en tu voz, me alegra que estés cerca, me alegra que no este solo
Lo sigo en silencio, con cierta pena y arrepentimiento.
- Me dio gusto verte, noble Teneo de Tauro.
Dohko abre la puerta de la cabaña y la cierra tras de sí. Me doy la vuelta y retomo mi camino, ahora sé que no debí venir.
=================================================================================================
Shion suelta mi mano, no levanta la vista, termina su cena y se sirve más vino, ya no me mira más.
- Fue delicioso Teneo, me encanta tu comida, gracias por la cena y por la compañía - apenas me mira, ya no como antes, se levanta y me da la espalda.
¿Acaso lo he perdido?, mi decisión fue tan mala, lo sigo y le tomo el brazo, sé que soy imprudente, sé que es el Patriarca, pero también es el hombre que amo.
- ¿puede hacer algo para corregir esto?
- Dame tiempo, si hacemos algo esta noche le haré el amor a Dohko, él te dejó impregnado.
No me da la cara, la sorpresa no desaparece. Lo veo dejar la casa de Tauro, mi corazón se comprime, por segundos, sólo segundos pensé decirle, “no me importa, te necesito, quedate conmigo” pero fue entonces que vi lo valioso de lo ocurrido, la inseguridad me había hecho pensar muchas veces en si él solo me usaba para olvidarlo.
Lucho por convencerme de que hay una oportunidad para los dos.
Ahora que Athena esta lejos del Santuario, que la Guerra parece estar lejos, lucharé por hacer que se quede junto a mi, por conquistarlo, por disfrutar de él mientras mi juventud duré, porque después no sé si continuaremos.
No me rendiré, no dejaré que este amor termine, no así, no esta vez.
Con ese firme pensamiento me voy a la cama, soy testarudo, igual que mi maestro lo fue, no dejaré a Shion, he consagrado mi vida a Athena, pero él es lo segundo más importante en mi vida, y aunque esta noche no será mío no cederé en esta lucha, no perderé esta vez, no a él.
Lo siento Dohko, lo siento maestro.
S.T.G. 19/05/2015