Sala de audiencias

Y entonces en ese justo momento le vio entrar. Ese chico de gran similitud a él, aunque con sus cabellos de un color como la ceniza, y sus ojos rosaceos como si no hubiera dormido por incontables noches. Escuchó pronunciar su nombre, su voz era muy distinta. Iguales pero a la vez con muchas diferencias.

-Y yo Kanon, -le miró con atención y su curiosidad le llevó a acercarce a él. Sin importar nada suavemente lo tomó del menton y ladeo un poco su rostro para apreciar los detalles.

-Esto...es... -Nunca se imaginó que hubiera alguien que se pareciera tanto. -¿Cómo es posible?

-La existencia de gemelos... -soltó sorprendido, y no dejó de mirarlo para ver que esto pasaba en verdad. Pero ¿por qué los habrían separado?

Corrió la vista un poco y se colocó pensativo. No pensó encontrarse con tales sorpresas, un gemelo era... algo que nunca se le cruzó por la mente. Y Camus...siendo su hermano mayor, ¿entonces también él?

Niega con su cabeza lentamente. Y sí los recordara, son imágenes muy vagas que apenas las reconoce...

-No lo creo... -contesta con tranquilidad y mira a Saga una vez más. Desconoce la razón por la cual Camus está herido, pero podría preguntar en otro momento.

-Ten por seguro que no temo, -acepta su mano, y le mira con seguridad- nunca conocí a mi familia, la busqué por años... Ahora es el momento de empezar a conocerla. -le sonríe por naturalidad.

No era mucho de pedir permiso a las cosas, simplemente las hacía. Las reglas nunca fue un afán de seguirlas, pero en ocasiones debía. Le gustaba ser él, con la persona que fuera. Y explotar su rebeldía.

-Me enfrentare al riesgo si he de darle cara. -promete.

-Te lo agradezco, Saga -le sonríe de igual forma, aunque orgulloso. Mira luego al rey con un pequeño asentimiento de cabeza.