Biblioteca real

No se lo puede explicar, Kanon lo necesita, lo añora. Mira a Saga de una forma que no puede decifrar. ¿Será ternura, felicidad, tristeza, odio, o algún otro sentimiento que profetizan sus ojos? Aquí debe estar. Juró que encontraría a su familia, y la halló. Por un momento sintió que caía hacia un abismo, la verdad dolía, pero nunca imaginó que de esta forma...

La familia... quería sentirse amado por una, sus ojos miraron a Saga con cariño. No dejará que le hagan daño a ninguno de esta familia, su familia...

-Saga, ya los siento como tal - lo atrapó entre sus brazos para darle él ahora un abrazo. Lloraba ahora, por la emoción y la conformidad, la disposición y la nobleza de Saga por aceptarlo, por integrarlo, por obsequiarle todo ese amor incondicional. Saga ya era demasiado especial... Ahora lo es mucho más.

Lo admira, simplemente lo admira. Cierra sus ojos y sonríe suavemente cuando él besa su frente. Tanto cariño y amor hace que se sienta un poco extraño, aunque de buena manera. Aspros siempre fue frío, no le hablaba nada más que lo necesario, muy contadas veces recibió abrazos de él, y nada más. En Saga podía hallar todo; esa calidez, esa paz, esa necesidad de querer que siguiera abrazándolo un poco más, ese cariño, ese amor fraternal. Le era un honor, y un orgullo tenerle, se sentía que lo conocía desde toda una vida, lo comprendía. Se sentía como si todo este tiempo nada más estuvo separado, desde que puso un pie en este lugar, actuaba de manera como si los conociera a todos, y con una confianza admirable. Miró a Saga enternecido, y viéndolo bien, Saga parecía sólo un poquitín menor que Kanon. ¿Qué edad tendría...? ¿Un año menor que él? o quizás meses. Parecía que los papeles cambiaban, Kanon se sentía como un niño pequeño ante tanto afecto.

-Me quedaré aquí, -tomó sus manos con dulzura y sus largas pestañas fueron elevadas para que esos orbes se clavaran en él con ternura. - contigo y Camus... -susurró. Siempre estaría, como su hermano dijo, ya estaba en casa.

Sin embargo el por qué lo separaron de ellos quedaba flotando. ¿Cuántos misterios más habrían?

¿Obsesión?... ¿Osea que Aspros nunca pudo olvidar a la madre de Saga..? ¿Acaso por culpa de Aspros no pudo vivir cerca de su familia? Lo amargado lo consumió, el egoísmo, la tristeza. Aspros no quiso reconocer a Kanon como su hijo, aún teniéndolo bajo su mismo techo porque le recordaba a Saga...? a ese hijo que tuvo su propio hermano con la mujer que él también amó. Aunque Kanon viera la carta, escrita por el mismo puño y letra de su madre, sentía que ella era especial. Sentía tristeza por ella, por la suerte le tuvo que tocar. Si su madre estuviera viva, la abrazaría en estos momentos. Ella sólo quiso protegerlo, pero también se dio cuenta de la cruel realidad... ¿Y ahora podría ser tan, o más peligroso que antes que tuviera tanto parentesco con Saga? No desea saberlo. Pero está seguro que si hay problemas, los va a enfrentar. Lo hará por él mismo, por Saga, por su madre...

Sentía impotencia por el hombre que fue su padre, no supo lo que tenía en sus manos. Una hermosa familia, una grandiosa mujer. Pero prefirió arrojar todo al basurero, y la mugre en el. Todo porque no supo olvidar el pasado... y se hundió en su propia depresión interna.

-debimos crecer juntos... desde un principio... -murmuró apenas audible, con el rostro ensombrecido y extremadamente serio. -mi padre se enamoró de tu madre...

De pronto corrió el rostro, sólo para ocultar su rabia. Su mandíbula estaba apretada, Kanon estaba tenso.

-¡Pero cómo diablos se atrevió a hacernos eso! -golpeó la mesa con fuerza de la nada, su mano quedó roja.- Aspros...es un... ¡agh! -se mordió la lengua para no hablar más, no quería decir más. Por muy enojado que estuviera, eso no haría que las cosas cambiaran. No podía regresar al pasado... entonces enterró su rostro entre sus manos. Era hora de aceptar la cruel realidad...

Su mirada se fue tranquilizando, de poco a poco... Debería pensarlo mejor, Saga tenía razón. Su respiración se fue calmando, a ser una casi inaudible y serena... su hermano tampoco tuvo la mejor de las infancias... en la de él también hubo preferencias...

-No...te preocupes tanto... -porque no estaba acostumbrado. Kanon no quería llegar a hacer una carga, o preocuparlo más de la cuenta... sus ojos se entrecierran, y le buscan aun así.

Saga... le parece adorable, está lleno de vida, siempre comprensivo, y dispuesto a ayudar... Debería aceptarlo, después de todo lo comprendía de igual forma.

Al sentarse en la silla contigua, Kanon trata de esbozar una sonrisa, de esas mismas que no dejó de usar desde que llegó. Pero, a estas alturas, ¿Qué más puede desahogar...? Lloró hasta no poder más al descubrir quién fue su padre, experimentó el odio, la rabia, el enojo hacia Aspros, y tristeza por su madre. Recordó su infancia... de nueva cuenta se había quedado vacío, listo para llenar en él mismo otra clase de sentimientos. Apretó la mano de Saga sin fuerza, y le miró con ternura...

-No creo que haya más... -dijo con suavidad.

-Saga... nunca podría dejar de agradecerte esto -los labios de él habían presionado suavemente cada párpado de sus ojos, comosi de besos curativos se tratasen; Kanon dejó de liberar lágrimas, pero mostró a la vez, a sus ojos algo rosáceos por el líquido que se emanó hace largo rato.

No importa cuan triste esté, Saga era capaz de sacarle una sonrisa en cada momento, en cada situación. Pero esas palabras pronunciadas, las tendría por siempre en la memoria. Del día en que realmente formó parte de la familia... su corazón ya podía descansar en paz, le podría decir a su madre

"Ya estoy en casa..."

-Sólo una cosa me gustaría traer... Que hace muchos años atrás me dio curiosidad. -le habló con suavidad y tranquilidad.- Desde que tengo memoria, a Aspros le gustaba tener cosas de valor, en veces objetos muy antiguos; como libros y esas cosas. Bajo su cama, hay una tabla de madera que se puede quitar. Existe un agujero pequeño ahí, en donde siempre guardaba un cofre con la insignia de un dragón. Tiene bordes de plata, y muy finos detalles.

Nunca vio lo que guardaba ahí, era un secreto, pero sí muchas veces le pilló guardando tal objeto siempre en el mismo lugar. Ahora que Aspros ya no existía, podía profanar alguno de sus tantos secretos.

-Por supuesto -le sonríe mientras se levanta de la silla y se encamina hacia él con algo de rapidez- Por cierto Saga, ¿Qué edad tienes? -le pregunta cuando está a su lado y camina con confianza sin perder pista en qué dirección van.

Caminó durante un buen rato por los pasillos, en el momento en el que mas necesitaba encontrarse con alguien no veía a nadie. Bufó, pasó por las cocinas, el comedor, la sala de estar, se topó con mas puertas cerradas que en toda su vida, para que cojones eran todas esas habitaciones!?. Finalmente acabó subiendo escaleras a otros pisos, sin duda, si no acababa aprendiéndose aquella ala de memoria despues de dar tantas vueltas.. no se la aprendería nunca.

Finalmente abrió otra puerta

- Una biblioteca..... genial... una biblioteca - movió los brazos exasperado - no pueden poner un puto cartel en la puerta!? "HOLA! ENFERMERÏA! 1º planta a la derecha" dkfhf una biblioteca - suspiró echándose el pelo hacia atrás y quitándose la cinta de la frente en un movimiento jugando con ella entre los dedos, relajándose al echarle otro vistazo a su alrededor, le gustaban los libros, y a pesar de que había nacido únicamente como un pueblerino mas, había tenido la suerte de aprender a leer.

Viendo que no iba a conseguir ir a algun sitio con un remedio se puso a pasear entre las estanterias cotilleando algunos libros y perdiendose entre la inmensidad de hojas a su alrededor, quien sabe, igual entre esas páginas encontraba un mapa del palacio!.

No se esperaba la presencia de nadie así que cuando Hypnos habla se sorprende girándose hacia el, lo mira con los ojos abiertos durante un par de segundos y luego sonríe un poco - como lo haces?, siempre apareces de la nada en los sitios que estoy -

lo observa y baja un poco la cabeza mirando a su alrededor por si había alguien mas - mm... si.. hice un mal "movimiento" y ando dolorido... - bajó la voz considerablemente de su tono normal alzando una ceja como diciendo "en serio tienes que preguntar?", lo pasado pasado estaba así que no iba a sonrojarse como un crío cada vez que lo recordara y menos delante de hypnos, que algo intuía que eso le gustaba.

- Que haces aquí? trabajo? -