Biblioteca real

-Sin embargo... crecí con demasiadas restricciones... -sus parpados cayeron, y sus ojos rompieron la conexión con la de él. Suspiró con angustia, y acarició suavemente con la yema de sus dedos unas hojas del libro.

-Yo me imagino estando en tu lugar... -susurró con tristeza- conociste a tus padres... tu familia... No estuviste solo...

De pronto en silencio se levantó; y comenzó a caminar al rededor de la mesa lentamente, silencioso y pensativo.

-Apenas sabía quién era Aspros para mí...

Sus palabras me enfurecen y hacen que apriete mis puños con gran fuerza, al mismo tiempo que abundantes lágrimas me salían de mi ojo, ya que cada palabra suya era una herida a mi alma. El haberle visto en su verdadera naturaleza me causo un gran impacto pero si quería lastimarme al fin lo conseguía.

…por eso muere y por eso has perdido mi respeto...
Gracias por salvarme la vida pero me hubieras dejado morir a sabe que solo me tienes lastima..

Aquellas palabras hicieron que me derrumbara internamente sintiéndome desmoronado por dentro haciendo sentir que lo que hice por su persona fue algo inútil. Agacho la cabeza permaneciendo en silencio dejando que mis lágrimas continuaran fluyendo para después respirar profundamente y encararle con un semblante dolido , hablándole en susurro-No pretendía ocultártelo Tong Hu, nunca…-aguardo una pausa- si bien, no te lo había dicho debido a tu estado pero yo estaba dispuesto a decírtelo inmediatamente cuando te recuperaras pero Saga se adelantó, porque al igual que tu tenían el derecho de saber la verdad- me seco un poco aquel hilo de lágrimas desviando un poco mi vista-Sé que, soy alguien con múltiples defectos y que he cometido un sinfín de errores tanto contigo como con mi hermano pero los estoy corrigiendo y haciendo lo mejor posible, aunque parezca inútil en estos momentos-vuelvo mi vista hacia sus ojos sonriéndole dolido y dejando que mis lágrimas volvieran a abundar. Mis pasos se aproximan un poco a él hasta quedar cerca y acariciar su mejilla con suavidad

-Tengo mucho miedo...no quiero morir- hablo tembloroso para después alejarme abruptamente de él – pero si esto es inevitable quiero corregir y dar todo lo mejor de mí a ti, a mi hermano aunque-aguardo una pausa – a ti ya te defraude…- Aspiro aire para volver a guardar calma y controlar un poco aquel llorar sin embrago esta última acción era imposible- tal vez actúe equivocadamente el dejar a Saga toda la responsabilidad del reino pero…se que el será mejor rey que yo. Hay mas fortaleza y sabiduría en el que en mí , a pesar de ser menor – vuelvo a verle sonriéndole dolido y dulce-Te amo Tong Hu nunca pongas en duda eso…por favor – susurro entrecortado estas últimas palabras para después alejarme de él y aproximarme hacia donde están Saga y Kanon, quienes veían el libro. Apoyo débilmente mi mano sobre el hombro de Saga- Tal vez, exista información en el refugio de nuestra madre, ire para alla para ayudar a los refugiados y a buscar más documentos que puedan ayudar a Kanon- les sonrío débilmente alejándome de ambos evitando sus miradas- los veo más tarde.- Me alejo y me doy media vuelta dirigiéndome a la salida y a toparme con Tong Hu diciéndole mis últimas palabras antes de marcharme- perdona por defraudarte. Cuida a mi hermano por favor

Salgo de la biblioteca dirigiéndome de nueva cuenta al refugio. El dolor en mi nuca aparece de nueva cuenta sin embargo el dolor de esas palabras es lo que me carcome

-Saga, ¿Crees que podamos buscar en otra ocasión? digo, si quieres...-de pronto se sintió incómodo con todo, una extraña sensación recorrió todo su cuerpo. Escalofríos. Y entonces lo miró a los ojos.

Recorrió una mano por sus cabellos y apoyó una mano en la mesa.

Entonces le sonríe. Por el momento no quería preocupar a Saga.

-Estoy bien -coloca sus manos en sus hombros y sus labios se curvan suavemente. Luego se separa suavemente de él, sin borrar esa pequeña sonrisita.

-Creo que sería lo mejor... -y al momento de darle la espalda su semblante se coloca serio, como preocupado.

Aún no entiende a qué se debía ese mal presentimiento...

Las puertas de la biblioteca se abrieron despacio dejando mostrar al alto joven que entraba con toda la confianza del mundo. Atendió al llamado que hace momentos atrás recibió del sirviente en nombre de Saga.

-Llegué, -anunció mientras cerraba la puerta despacio y luego pasaba una mano por su nuca acomodando sus cabellos- ¿Dónde estás? -lo buscó con la mirada.

¿Lugares ocultos? ya le parecía extraño que este lugar tan grande no los tuviera, cuando Saga aparece, y se encamina a la mesa donde estuvieron hace horas atrás, Kanon le da alcance.

-Y la otra parte? -pregunta con curiosidad mientras tomaba asiento en una de las sillas, sobre la mesa notó aún el libro. ¿No era peligroso que estuviera ahí ese objeto?

-No suena tan mal -de pronto rie bajito y se endereza un poco.

Al revelarle información de dicho guardián, su mente trata de crear una imagen sobre él.

-Eso suena...algo escalofriante -y por reflejo propio de pronto mira algún rincón de la estancia. Luego vuelve a posar su atención en el chico que se tanto tenía en común, y cruza sus manos sobre la madera. -pues sí, descansé lo suficiente, ¿Qué tal tú?

-Clases de esgrima... pero nunca he luchado contra alguien... -bajó los párpados algo vergonzoso- no te preocupes, de seguro habrá alguna solución para ayudarlo -eleva sus labios y acuna su rostro en esa mano.

Saga era tan noble, preocupado por su reino, y su familia. Ese hombre que lo crió en nombre de Aspros no le dio mucho de ese cariño fraternal, vivir encerrado tampoco era algo que podría llamarle "vida" cuando había tanto por descubrir. Kanon deseaba explorar, y juraría que algún día lo haría desde aquel entonces.

Kanon sonríe, y cierra lentamente sus ojos para así imaginarse vívidamente el entorno.

-Estaba alejado de todo el mundo... era un hogar grande, frío, y cálido en ocasiones... -sus recuerdos repasaron cada detalle- habían praderas, más al fondo un bosque con árboles gigantes y frondosos. No muy lejos estaban las montañas, parecían que querían desgarrar el cielo con sus puntas, y usualmente las nubes las tapaban... Si no mal recuerdo, al interior de ese bosque una cascada regaba a la naturaleza. El hombre que me crió... tenía cierta fijación con las rosas, le pidió a los sirvientes que le crearan un campo de ellas. Pero... el ambiente por más hermoso que fuera... siempre me sentí solo, me escapé muchas veces de casa en la noche, y me pillaban en la madrugada en otros lugares del entorno, mi lugar favorito siempre fue ese campo de rosas, aunque las heridas que me provocaron las espinas...no fueron muy agradables -se rió un poco por los recuerdos.

Esa mañana uno de los sirvientes lo encontró durmiendo herido, pensaron que lo habían atacado o algo así. El hombre, que en esos momentos lo cuidaba, se había desesperado, como nunca lo había invadido de preguntas y gritos firmes que le exigian respuesta. Esa noche no pudo dormir.

Entonces abrió los ojos.