Al cabo de un par de horas la puerta de Hypnos resuena, Aioros al otro lado mira la hora distraidamente, quizas ya era un poco tarde para ir a charlar un rato.
Suspira para si, la excursión a la parte femenina no ha ido como el esperaba, llegar llegó sin ningún problema, hasta ahí la parte fácil, lo complicado vino a partir de entonces... Al principio se sentía un poco cohibido después de no hablar durante años con una mujer pero al final sacando encanto de quien sabía donde consiguió encandilar a un par de muchachas que le miraban con los ojitos embelesados... y... ocurrió la catástrofe. Una de las mujeres mayores que se encargaba de vigilar a las mas jóvenes recordó que casualmente ese día se había dejado el mantel super especial que usaba para que la taza del rey no fuese tocada por nadie y por supuesto, debía volver a por el, con tal mala pata, para Aioros, que cuando este se encontraba a punto de besar a la chavala.. apareció.
A partir de ahí todo se convirtió en una especie de circo, los platos, improperios y golpes volaban por todos lados, Aioros no había escuchado tal boragine de sinónimos a promiscuidad en toda su vida, tubo que correr para salvar la vida, hasta que en un pasillo sin salida descubrió que la única forma de salir de eso sin una lesión grabe era...
Aioros puso cara de asco, solo había sido un beso pero pensó que aquello le quitaría el hambre para el resto de su vida, ademas, porque cojones sabía a agua de fregar!? Desmotivado caminó por el área masculina hasta que acabó frente a la habitación de Hypnos, sin ver porque no llamó a la puerta.
Asi que miró el reloj, quizas ya era demasiado tarde, se dio media vuelta para ir a irse y no molestarlo