Mi primer impulso es el de huir, quiero hacerlo, pero mi cuerpo no me obedece y, además, cosa extraña para mi, un chico me habla de manera dulce. No quiero hablar, solo quiero... solo quiero... me aparto de él un poco, no quiero que me toque. Sigo llorando y observo la habitación. No la veo muy bien pero distingo una cama y, como puedo, me arrastro hasta meterme debajo de ella. No quiero saber nada, solo quiero olvidar pero aún siento su cuerpo sobre mí, sus manos, si al menos supiera quien fue no estaría asustado de todos, pero no lo se, no le vi la cara.
De mi anterior instituto me expulsaron por faltar a clase. Ahora, estoy en este y seguro que harán lo mismo: expulsión. Antes mi importaba, pero ahora no, ya no me importa nada. Solo quiero olvidar.
-¿Me vas a hacer daño? -pregunto a media voz esperando una respuesta, puede que de este chico no tenga que temer, aunque también puede ser que el... no, es mejor no pensar en eso, me volveré loco si lo hago- dime ¿me vas a hacer daño?